―Tu abuela, como ya te había dicho antes, fue muy admirada y respetada por el Clan de los Lobos. En su época era muy numerosa nuestra especie, al menos al principio... Estaban divididos en pequeños manadas y estas a su vez se encontraban dispersas al rededor del mundo. Convivían entre los humanos como uno más de ellos, al menos en apariencia, pero solo por un período de tiempo determinado en una mima región y cada cierto tiempo se rotaban, y digo que se rotaban porque al pasar más de dos generaciones de humanos, podían volver a un mismo lugar en el que ya habían vivido, pero con la ventaja de que ya no existía nadie de los que los conocieron. Es decir, si una familia vivía en España y otra en Africa se intercambiaban, así nos resultaba más fácil a la hora de establecernos y no levantar sospechas por no envejecer como normalmente lo hacían todos a su alrededor, de hecho como es el ciclo natural de la vida de los humanos >nacen, crecen, se desarrollan, se reproducen y mueren<
—le escribió a la niña con la hierba como lo hizo antes y en muchas otras ocasiones, desde que comenzó a enseñar a Mariluna a leer y a escribir―además de esta forma siempre tenían vivienda a donde llegar y vienes materiales en cualquier parte del mundo a la que emigraran.
Tu abuela era la Líder, a nivel mundial, de nuestra raza. Coordinaba y mantenía su buen funcionamiento. El objetivo de estar dispersos por todos los continentes habitados del Planeta Tierra era precisamente para cuidar y proteger a los humanos de la epidemia mortal que constituían para ellos los vampiros. Cuando en alguna región del mundo se sospechaba de la presencia de estos seres malignos, tu abuela iba a ese lugar a eliminarlo junto a su equipo de lobos bien entrenados y más que calificados para cumplir con esa tarea.
Ella junto a tu abuelo y esos pocos lobos elegidos por sus habilidades y poderes especiales, formaban el equipo infalible de ″Cazadores de Vampiros‶; claro que todos los lobos que vivían en la región donde se diera el caso también los acompañaban, entre más mejor. Pero sin importar todo los esfuerzos que hacía mi madre para que pasaran inadvertidos para los humanos, estos se daban cuenta en muchas ocasiones de que eran diferentes, ya que no podemos mantener oculta por mucho tiempo nuestra verdadera naturaleza vivir solo en la forma humana no se nos da bien, también necesitamos estar en nuestra forma de lobos y correr libremente por un bosque, la pradera o cualquier otro lugar adecuado para nuestra especie, que nos permita estar en contacto directo con la naturaleza, sentir el viento alborotando nuestra pelambre y cazar...
Los hombres, no se como ni cuando, pero descubrieron como eliminarnos y así como tu abuela tenía un equipo de Cazadores de Vampiros ellos tenían sus Cazadores de Lobos me imagino, porque sin importar en el lugar del mundo en el que estuvieran los emboscaban y los cazaban. Así, de esta forma, entre los humanos causando bajas por un lado y por el otro estaban los que perecían en los combate con vampiros, que sí podían matarlos por medio de sus poderes, que al parecer no todos poseían y no todos sus poderes surtían efecto en nuestra raza, y también utilizaban las mismas armas que los humanos; nuestra especie se redujo a tal grado que en la;actualidad sólo queda nuestro clan.
—Que triste mamá, mi abuela y su clan perdiendo su vida por proteger a los humanos y estos a su vez pagándole su sacrificio con más muerte para nuestra especie—expresó su hija con tristeza y dolor en lo más profundo de su ser por tanta ingratitud.
—Bueno hija... quizás no sabían lo que hacíamos por ellos, tampoco es que nos parábamos en público y gritábamos a los 4 viento nuestras hazañas.
La niña se quedó pensativa por un tiempo, Mar de Luna se limitó a esperar que ella analizara y procesara mejor toda la información.
—¿Qué nueva historia me contarás mamá?—no dejaba de sorprénderse con la curiosidad innata de su hija.
—Uno, de entre tantos casos que resolvieron los Cazadores de Vampiros, es el de Gilles de Rais, un aristócrata francés del siglo XV, que luchó en los años finales de la guerra de los 100 años, junto a Juana de Arco. Este malévolo hombre torturó y dio muerte a unos 300 niños durante 8 años. Cuando mi madre supo del caso se personó, lo investigó y al ver que era solo un mortal no podía matarlo, ni ella ni ninguno de nuestra especie puede hacerlo a menos que sea en un enfrentamiento personal y no nos deje más opción, ese es nuestro código Lunita, ¡no lo olvides!, por más daño que nos hayan causado o nos causen no debemos matar a ninguno, siempre que lo podamos evitar-le enfatizó la madre a su hija, porque a pesar de que ella quería apartar de la mente de Mariluna la idea de conocer y relacionarse con los humanos; por ningún motivo quería que su hija fuese capaz de llegar a hacerles daño. Tenía que dejarle bien claro la importancia de mantenerse bien lejos, pero al mismo tiempo que si se diera un caso de que esa especie se encontrara en peligro algún día y los necesitara, era su deber ayudarlos y protegerlos.
—Así que organizó todo para que lo atraparan, con evidencias tangibles, ¡claro que no permitió otra muerte después de su llegada!, hasta que en 1440 por fortuna fue capturado, procesado y ejecutado. Aunque no era realmente un vampiro sí era un asesino en serie, muy despiadado he inhumano, que ni con su muerte, tu abuela consideró y así lo expresó, pagaba por sus crímenes imperdonable, ante los ojos del hombre ni del creador, por matar a tantas criaturas inocentes.
Cuentan los que estuvieron con ella presentes en esa ocasión, que su rostro se cubrió de lágrimas y pesar aunque ni así perdió su postura de altivez innata, e incluso lo llamó una bestia peor que los vampiros— luego de terminar su historia reparó en el rostro consternado de la niña, esta levantó su mirada de asombro y le dijo:
—No puedo creer que alguien sea capas de hacerle algo semejante a su propia raza, ¿cómo es posible mamá?
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Editado: 18.05.2022