Capítulo#41 La mujer lobo más feliz de la manada.

―¿Me acabas de contar tú el resto de la historia?

―¿Eso era todo?―la niña asintió con la cabeza tímidamente, Estrella sonrió y comenzó a relatarle desde su punto de vista:

Desde el mismo momento en el que nos presentó Mar de Luna, no pude evitar sentirme atraída por Marcus, su personalidad fuerte, su postura firmé, su mirada gris insondable, de tez trigueña de tipo griego, su melena oscura, casi negra, me quedé embobada y eso jamás me había sucedido, me dije que era producto del largo y extenuante viaje de meses para llegar allí, me obligué a creérmelo cuándo un escalofrío recorrió todo mi cuerpo en el momento en que sus manos tocaron las mías, en un cordial e inocente saludo; luego que me presentaron a su bella y encantadora esposa me sentí muy culpable y pecaminosa, fue allí cuando decidí que esos sentimientos no podían ser correspondidos, por lo tanto tenía que matarlos pero no pude, al contrario, cada vez que conocía más de él, que lo veía dirigir, cuando obsevaba el respeto y el cariño que le profesaba su gente... lo admiraba cada vez más, se me metía más profundo, pero también era cuando más me empeñaba en esconder toda esa gama de emociones nuevas, era un amor prohibido y no correspondido, sabía que estaba amando sola, había llegado muy tarde a su vida.

Comenzamos el viaje para Europa occidental, investigábamos por los alrededores de Medveja, podíamos rastrear su olor y seguir la pista de los vampiros, yo sólo tenía ojos para él, como hombre y como lobo era hermoso, atractivo, fascinante, pero cuando miraba a su esposa a su lado, siempre atenta, amorosa... me sentía profundamente mal por sentir amor por su pareja, por desearlo, pero no era a propósito, era algo que no estaba en mí, sinceramente por más que trataba no lo podía evitar.

Durante el duro combate vi que la enorme, alada, armada y horripilante criatura iba a cortar en dos el cráneo la Marcus, yo estaba herida en una pata y había sido alzada en vuelo y lanzada por el vampiro a una gran distancia opuesta a la dirección en la que se encontraba él, por más que traté no logré llegar pero su esposa sí, al atravesarse en forma lateral como iba su cabeza rodó, siendo cortada de tajo por la filosa espada, vi todo el inmerso e indescriptible dolor y el horror reflejado en sus ojos grises, que luego se tornaron velados por una nube de furia, el rostro se le contrajo de tal manera que sus labios solo eran  una línea recta, lo vi sacar fuerzas renovadas por su perdida y salvó a Luxor en varias ocasiones, aunque tengo que admitir que tu padre lo salvó en muchas más, formaron un equipo infalible, ambos dolidos por las perdidas, tu padre quería mucho a Jazmín aunque amaba a tu madre y se que la ama con un amor como pocos, un amor demasiado especial, como el de tus abuelos, los padres de tu madre.

Yo me propuse ayudar a sanar las heridas de ese grandioso y especial hombre lobo que tengo a mi lado, no solamente las físicas como secuela tras el combate, sino las del corazón, que estaba demasiado lastimado, mucho más que su cuerpo. En esa ocasión sufrimos mucho con la perdida de los compañeros, pero sentía que Marcus sufría mucho más que todos, no sólo por la muerte de su querida esposa, también por la muerte de los otros miembros de su clan, a mi me afectó mucho la muerte de Jazmín eramos amigas, como hermanas, y cuando un clan se une se convierten en todos los integrantes en familiares, nos volvemos uno y una perdida se siente como perder un pedazo del alma.

Les dimos la despedida honrosa que se merecían, las mujeres lloramos desconsoladas, los hombres siempre serio, queriendo demostrar una entereza que no entiendo para qué, cuando es evidente saber lo que sienten, >cuando una emoción es intensa, ya sea buena y mala, les puedes leer el rostro como si fueran un libro abierto, eso se logra principalmente cuando alguien te importa<; luego enterremos sus cuerpos en el corazón de aquel bosque.

Nos quedamos un tiempo por aquellos parajes, recuperándonos de nuestras lesiones, Marcus me cuidó y yo lo cuidé a él, siempre miraba a la perfecta y armoniosa pareja que formaban tus padres, eran tan amorosos... tengo que admitir que sentía un poco de envidia, pero sana, sin maldad, pensaba que nunca iba a vivir una historia de amor tan linda, sabía que cuando un lobo ama lo hace para siempre, así que Marcus nunca más volvería a amar, de eso estaba segura, y así lo creí firmemente por mucho tiempo... Vi todo el amor inmenso que sentía por su esposa, y todo el dolor que le causó su pérdida.  

Marcus, desde que emprendimos el viaje de regreso a la Amazona, comenzó a desahogarse conmigo, me fue contando, poco a poco, toda su vida desde que tenía uso de razón. Un día en que íbamos paseando por la selva de la Amazonía, por primera vez vi una luz distinta en su mirada, en un principio creí que lo había imaginado, pero con el paso del tiempo se tornaba más evidente, me di cuenta que su actitud conmigo había cambiado, se había vuelto más atento, afectuoso, cariñoso; hasta sentía su nerviosismo, dejé que pasara un tiempo para ver si se animaba a acercarse a mí, a robarme un beso, quería que él tomara le iniciativa, dejó de hablarme de su esposa y cuando yo tocaba el tema, él se portaba esquivo. Continuó pasando el tiempo y él no se acercaba a mí como yo deseaba.

Un día le dije a Marcus que tenía calor y que quería bañarme en el manantial de la cueva, le pedí que me acompañara para no estar sola, él me miró sorprendido, pero sus ojos brillaron de emoción contenida, descendimos hasta el ese mágico lugar. «¡llevamos tanto tiempo acá y siempre que voy me cautiva ese sitio!» pensó Estrella con emoción:

Me lancé al agua y le dije que me siguiera, me sumergí y pasé por debajo de la gran pared de fondo que solo llega medio metro más o menos, por debajo del nivel del agua y me detuve del otro lado, Marcos me siguió, me senté en la roca fuera del agua, contemplé el amplio lugar nerviosa, es tan discreto y solitario, estar rodeado nada más que por paredes, cómo si estuvieras encerado pero paradójicamente sintiéndote libre, con agua limpia y fresca bajo nuestros pies.