Han pasado varios días más, podría decir que me niego a creer en el tiempo que he permanecido. Me siento bastante mejor y ya tengo más control de algunas partes, además la comida aburrida y repetitiva.
Durante este tiempo estuve evitando aquellas personas, aún no me acostumbro, quisiera poder explicarles que es impersonal, solos ir no los conozco pero debo tratar de aceptar a mi nueva familia, sé que pasaré demasiado tiempo con ellos, no me queda otra opción.
Por otra parte, me han retirado muchas cosas de las que no tengo idea qué sean, pero sí que dolían.
En la mañana llegó una enfermera, así he escuchado que la llaman. Me dió un par de pastillas y un vaso de agua, tomarlas no fue difícil, pero tenían un sabor sintético, estuve a nada de morderlas.
Después me comentó que en la tarde me darían de alta, supongo que eso significa irme de aquí. Eso fue todo lo que dijo y volví a quedar solo, ya me estaba preparando.
La verdad no me emociona salir, porque no iré con mi amiga, lo peor será quedarme en otra casa, pero tampoco me quejaré porque es peor no tener dónde estar.
Llegó el momento antes de lo que esperaba, tuve que cambiarme, me puse unos jeans ajustados negros, espero poder caminar bien, una playera gris y un par de zapatos blancos, la sensación era bastante diferente pero me gusta, son cómodos.
Probé caminar un par de pasos en el cuarto me dolió la parte inferior.
En la sala de espera estaban aquella pareja esperándome, traté de sonreírles, para que no me odien.
Ella se veía feliz con una amplia sonrisa, con un tono rojizo en los labios. Tenía un vestido azul marino y zapatos con tacón negro.
Él por otra parte estaba inexpresivo, pero parecía ocultar su emoción por verme, o bueno la imagen de su hijo, puedo sentir su cariño.
Me llevaron con mucho cuidado por el pasillo sosteniendo mi cuerpo, que bueno porque yo no puedo del todo, lentamente avanzaba y me sentía como la primera vez hace un par de días.
Lo más difícil fue bajar las escaleras, casi caigo por confundir los escalones.
Nos dirigimos a un coche familiar negro que estaba justo enfrente, él se apresuro a abrir la portezuela y entré.
Luego ellos dos subieron y de nuevo giraron a verme como si fuera a escaparme, claro que quería, pero no podía.
Con un botón logré bajar la ventanilla, si sacaba la cabeza lo verían raro, así que solo me recliné lo suficiente para estuviera en un punto medio.
Veía las calles y no reconocía ninguna, todo era diferente a dónde solía transitar, era mucho menos tranquilo.
He escuchado que mascotas cambian de hogar por diversas razones, es difícil adaptarse a una nueva vivienda, nuevas normas y cosas que parecen simple se vuelven costumbre. En mi caso debo hacerlo porque debo vivir la vida de este chico, espero no se enoje cuando vuelva, si es que eso llega a pasar.
Llegamos a una casa grande, sería casi el doble de lo que fue mi anterior, se estacionó y esperé hasta que fueran por mi.
Tenía un par de mini ventanas dispersas, la fachada está de un color rosa tenue y hay dos columnas grandes con un estilo en líneas que dan a la entrada, una puerta de madera. Las casas contiguas era algo similar pero con rasgos particulares, estoy en contradicción, es muy bonito pero me siento como intruso.
Al bajar lo primero que hago es girar para identificar algunas cosas, hay un árbol a dos metros y al otro costado una fila de autos estacionados, debería haber más árboles.
Ellos abren, me postro bajo el marco de la puerta. Pensar que nada des esto está relacionado conmigo.
Tu vida no es tan diferente a la mía.
Sin embargo aquí estoy y tú no sé dónde te encuentras.
No te conozco, pero incluso me gustaría que tuviéramos el mismo nombre.
Al ver todo lo único que puedo pensar es en lo mucho que extraño mi vida anterior, ya conocía cómo debía comportarme, que podía y no usar, detesto esto, es absurdo tener que adaptarme a ellos, cuando ni siquiera me importan.
Ellos no dejan de verme, están tan alegres, si supieran que soy un intruso y que su hijo dudo mucho que vuelva. Me pregunto qué pasó con él, ¿Dónde estará en este momento?. Ni siquiera intentaré explicarles.
Me llevan a una habitación, reviso con la vista rápidamente lo que hay. Cada cosa es un posible juguete y también un problema, habrá que averiguar cómo funciona, así no parecer anormal o al menos no tan raro. Es demasiado espacio para mí, por lo menos me dieron una cama, antes no dejaban subirme, se ve cómoda.
– Si necesitas algo llámanos –es lo último que dicen y cierran la puerta dejándome totalmente solo.
– Está bien –respondo a nadie.
Si continúo quejándome podrían escucharme.
La verdad lo único que quiero es que estén lejos, me dan ganas de morderle los pies, pero no dejaré que mis instintos me delaten.
Vaya complicación que tengo, cambiar mi forma de vida de un perro a un humano por algún raro hecho que desconozco.
No me desagrada aunque tampoco termino de entender cómo llegué hasta este punto, por ahora no importa.
Ya que puedo he de disfrutar lo nuevo, es mi primer pensamiento al ver de nuevo aquella cama a la que no podía resistirme y tampoco era necesario hacerlo.
Subo la vista y me fijo en el techo, está perspectiva es muy diferente, los colores y algunas otras peculiaridades.
Poco a poco la nostalgia me invade, estuve a nada de gritar pero me contuve, no quería tenerlos de vuelta molestando.
Sé que estarán pendiente de cualquier ruido que hiciera todo para mantener a su supuesto hijo bien.
Primero voy a practicar otras cosas. Tengo mucho por aprender, y no sé dónde ni cómo empezar.
Camino por el cuarto, me acerco a las persianas y las deslizo, abro por completo la ventana de cristal.
Nada conozco, pero todo está muy bonito, lo que me desagrada es que no hay muchos árboles, parece de una misma tonalidad clara y semi oscura en un mezcla rara.