Ya estoy casi lista, solo me falta el perfume. Según mis cálculos, Samuel vendrá en cinco o diez minutos a verme. Escucho el timbre y no creo que sea él ya que no le di el número del departamento. Me levanto y me miro al espejo para dar un último vistazo a mi atuendo.
—¡Qué guapa mujer! ¿Dónde vas tan despampanante? ―pregunta sorpresivamente Mabel.
Me fijo en ella y veo que entra con Teresa, al escuchar su comentario me miro de arriba abajo otra vez y no noto nada diferente o despampanante como afirma.
―No le hagas caso, estás guapa como siempre —opina Teresa de seguro al notar mi incomodidad.
—Hola chicas —saludo con un beso—. ¡Qué gusto verlas! No avisaron que vendrían.
Me siento junto a ellas en la cama.
—Por supuesto que no nos esperabas, parece que tienes planes sin nosotras. Bueno, lo que pasa es que Tere sacó hoy su auto y pensamos invitarte para tener una tarde de chicas, ya te imaginas: pasear por allí o hacer cualquier cosa, ¿qué dices? Ya estás incluso arreglada.
―Me encantaría, pero ya tengo planes para hoy.
―¿Acaso es con Alex? ―pregunta una sonriente Teresa.
―No, es con un amigo que hace años no veo. ―Me esfuerzo por parecer normal, no quiero que noten que estoy nerviosa y al final no sé por qué lo estoy.
―Ese amigo tiene que ser especial para que te arregles tanto ―acusa Mabel mirándome nuevamente.
―Pues no sé dónde ves ropa especial, solo es una blusa, jean y zapatillas altas, estoy normal como siempre.
Espero estar normal porque me da miedo imaginar que estoy demasiado arreglada para Samuel, no quiero que empiece a pensar cosas que no son o que revivan sentimientos donde no los hay.
Me llega un mensaje de él diciendo que ya está abajo, justo en el peor momento.
―Chicas mi amigo ya está abajo —comunico mientras me levanto—, ¿se quedan hablando con Ruth o bajan conmigo?
―Contigo nos vamos ―confirma Mabel. No esperaba escuchar esa respuesta.
Al llegar a la planta baja, percibo que Mabel y Teresa miran por todos lados buscando mi cita y mis ojos se enfocan en Samuel recostado sobre el auto. Las chicas me miran acusatoriamente.
―Les presento a Samuel, un viejo amigo ―digo cuando llegamos a su lado―. Samuel te presento a Mabel y Teresa, mis amigas. ―Ambos se acercan a darse un beso.
―Mucho gusto ―les sonríe él—. ¿Vienen con nosotros?
―No, gracias ―dice Tere―. Solo andábamos de visita, pero ya nos vamos.
―Ha sido un gusto Samuel ―se despide Mabel.
―El gusto es mío, espero volver a verlas pronto.
―No vemos chicas. ―Me despido.
En el auto, busco una canción agradable para el trayecto.
―¿Adónde vamos? ―pregunto.
Llevábamos saliendo algunos días a diferentes lugares. La compañía de Samuel me ayuda a no pensar tanto en Alex.
―Pensaba que tal vez podríamos ir un ratito a la playa, está cerca.
―Está bien.
Sentados en la arena, sobre una toalla y con los pies descalzos, disfruto de un refresco y unos bocadillos. Es deleitable escuchar el sonido de las olas; a mi lado, Samuel me abraza y da un beso en mi hombro derecho.
―¿Lo has pensado? ―pregunta buscando mi mirada.
Sé a lo que se refiere, hace unas salidas atrás me propuso empezar una relación, en ese momento le dije que no sabía qué responderle y le prometí que lo pensaría.
―Sí, creo sinceramente que por ahora no es lo correcto. Ha pasado poco tiempo del rompimiento con mi expareja.
―Pero podemos intentarlo.
Se acerca y me besa como es costumbre en nuestras salidas, reconozco que disfruto de sus besos, me hacen sentir amada. Por un momento más, me plazco de sus besos, envolviéndonos en un momento agradable hasta mirar el atardecer.
Reconozco que Samuel hace agradable mi vida justo cuando más lo necesito. Aunque intente engañarme, no dejo de pensar en Alex, su decisión de irse a trabajar al extranjero me tiene el alma en un hilo.
Es inevitable pensar que el fin de nuestra relación ha incentivado en la decisión de irse, comprendo que es una oportunidad de crecer y obtener experiencia, pero me arriesgo a pensar que si estuviéramos juntos ni siquiera lo habría pensado.
Papá dice que saldré adelante, que todo este sentimiento revuelto es porque recién termina nuestra relación, pero no sé si esa sea la verdadera razón de sentirme así, creo que entre los dos se formó algo muy fuerte.
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Editado: 27.02.2019