19. El chico intimidante

—Meghan, venga arriba. —Escucho que dice mi madre. 

Me quejo y me tapo más con la sabana. —Meghan Alexandra si no te levantas te levantara con agua fría, muévete. —Me exige mi madre. —¡MEGHAN ARRIBA YA!

—Yaaa, voy. —Le digo, sin mover ni un músculo de mi cuerpo.

“Modo tieso: activado. Si no te mueves no nos ve.”
Buenos días, conciencia. Eres muy tonta.
“Oh, hola. Y cállate, ya te dije no te muevas.”
¿Enserio?
“¿Que? Te piensas levantar o no.”
Va, va.
“Que empiece un nuevo año escolar.”
Que alegre estás.

—Meghan, ¿ya te levantaste? —Escucho que pregunta mi madre pasando delante de mi cuarto. 

—Aja. —Le respondo.

—Bueno, en una hora tienes que estar lista. 

—Aja.

¿Me baño o no?
“Cochina, levántate a bañarte. Por dios, Meghan. Me avergüenza ser tu conciencia.”
Sabes que en el fondo también te lo preguntaste.
“Ya, levántate a bañar.”
Ya.

Levanto hoy lunes mis… ¿206? Si, creo que 206 huesos. Y joder sí que pesan. Agarro inconscientemente la toalla y me dirijo al baño. Me quito la ropa y me meto a la regadera. —Joder. —Digo.

“¿El agua no podría estar más fría?” Por eso me quedo como diez minutos en una de las esquinas de la regadera a que se caliente un poco. —Meghan, llevas media hora ahí. Mueve. —Me exige mi madre exagerando el tiempo, no respondo. Solo me baño rápidamente, lo peor el agua seguía fría. 

Salgo del baño, me coloco la toalla y salgo caminando a mi cuarto. Ahí llego y cierro la puerta me coloco ropa interior y me siento “responsable” de haber dejado mi uniforme preparado de ayer. Que constaba de un suéter azul y una falda tres dedos arriba de la rodilla de color gris, medias hasta media pierna y zapatos escolares negros.

Me pongo un top y el pantalón debajo de la falda y las medias. Bajo así a la cocina. —Tanto demoras para simplemente ponerte eso. —Me dice mi madre. —Desayuna, luego te peinas y te colocas el uniforme completo. Y te sacare unas fotos y nos vamos. —Me dice mi madre y ella parece más emocionada que yo en este año. La veo irse a terminarse de arreglar ya que primero me llevara a mí al colegio y luego se ira directo a su trabajo. Termino de desayunar, lavo los platos, me encamino a salir al patio, pero antes me pongo unas chanclas de Cesar, saludo a los perritos y les digo que se tendrán que quedar solo, los saco a hacer sus necesidades y les pongo suficiente comida y agua para el día. Los dejo ahí y subo a mi habitación a terminar, me agradezco mentalmente por ayer lavarme el cabello y luego haber dormido con una torta, así los rizos no se dañaron. Y si me suelto el cabello y bueno está bien. Me lo peino suavemente con las manos y lo agarro en un muño alto. Me coloco el uniforme y agarro mi mochila. Y salgo de mi cuarto no sin antes coger mi celular. Pasando por la habitación de mi hermano veo que esta despierto y se voltea a sonreírme y se la devuelvo. En la sala me encuentro con mi madre esperándome. 

—¿Ya? —Le pregunto.

—No, faltan las fotos. 

—Enserio, ma

—Pues sí. —La miro con mala cara.

La veo abrir la puerta principal para que de la luz de la mañana. —Ok, ahora posa. Pon tu mano en la cintura y ponte de lado. —Me dice mientras tiene su celular en la mano. 

—¿Enserio, ma? 

—Venga, Meg. —Me dice acercándose arreglándome el cabello y el suéter, me quita la mochila y la tira al sofá. La veo echarse para atrás y tomar fotos. —A ver, sonríe. —Y hago lo que me dice.

Escucho una risita y volteo a la cocina y veo a Cesar mirándonos graciosamente, yo lo miro mal. —Meghan voltea a la cámara. —Y dejo de mirar a Cesar. —Ok ya. 

—No, no. Falta una conmigo. Venga ma, toma. —Dice Cesar acercándose a mí en pijama y lo miro ceñuda. Y voltea mi cara a la cámara y me dice. —Sonríe. —Y lo hago y el también lo hace. Y mama toma la foto. —Yo quiero ver las fotos. —Dice mi hermano infantilmente. 

Me siento en el sillón y veo que Estaban y Abdiel nos habían deseado en el grupo buena suerte a nosotros. Aunque también Esteban me había mandado una nota de voz. “Buenos días princesa, bueno hoy empiezas una nueva etapa de tu vida. Ah que me parezco a Mónica. Hablando enserio te deseo suerte y si alguna vez necesitas ayuda en algo sabes que aquí me tienes a tu merced con un simple mensaje. Bye preciosa, y disfruta tu último año. Te quierooooo.” Dice Estaban alargando la última palabra y mandando un beso. Ja, mongolo le respondo y me dirijo a dejar mi teléfono en la mesa del comedor; ya que no puedo llevarlo a la escuela. 

Me acerco a dónde está mi madre y Cesar y veo las fotos. —No quedaron tan mal. —Digo.

—Pues nuestra madre era la fotógrafa. Que más esperabas. —Dice Cesar con burla mi madre lo fulmina con la mirada y nosotros nos reímos por la que la estábamos molestando. 

Escuchamos el pitido del auto de mi padre y mi madre se despide de Cesar y va saliendo. —Disfruta, ya te dije. —Me dice Cesar. 

—Aja, antes de irte a la universidad. Trata de sacar a los perritos. valeeeee. —Le pido con un puchero. 

—Si, sí. Está bien. 

—Meg. —Escucho que me dice mi padre detrás mío. 

—Oh, hola pa. ¿Qué pasa? —Le pregunto.

—Hola cariño, hola Cesar. —Nos dice y Cesar lo saluda. —¿Dónde está Max? —Pregunta y quedo un poco desconcertada. 

—¿Ah? —Le pregunto.

—Pues va a ser mi compañero. Ya me decidí. —Dice en una media sonrisa.

—¿Enserio? —Le digo.

—Pues si venga. 

Salgo corriendo a buscar a Max, le pongo su correa y pechera y lo llevo conmigo. Saluda a papa, me despido de Cesar y de Axel. Y salgo a la camioneta de mi padre en el camino veo a donde vive Nicko. Y lo veo saliendo con su madre y padre, voltea a mirarme e iba a caminar hacia acá y su padre lo llama y lo veo refunfuñar, pero le sonrió. Subo a la camioneta a la parte delantera y Max va encima mío.