Tú y Yo, amor eterno

Capítulo 8

Despierto con un dolor en mi cuello horrible , intento estirarme pero dos brazos me sostienen fuertemente. Es hay que me doy cuenta que, me quede dormida en casa de Gustavo, ¿que hora es?

-Gustavo, Gustavo.- digo para despertarlo.

-mmmm ¿que paso?.

-Nos quedamos dormidos ¿que hora es?, mi padre debe estar preocupado.

Me suelta y comienza a buscar su teléfono, me estiro y me quejo del dolor.

-Son las 2 de la madrugada.

-¿Que?, mi padre me matará.

- no lo creo, sabía que estarías aquí. Y conmigo no te pasará nada malo.

*Si supieras lo que quiero hacerte no dirías lo mismo.

Shhhh silencio, eso es un secreto.

-Creo que es hora de irme.- digo mientras pongo mi cara de gatito de sherk

- si quieres puedes quedarte, tu padre debe estar durmiendo.

*ahora es cuando, aprovecha y viólalo.

-¿No seria muy precipitado.¿

-No haremos nada, que no quieras.- y me sonríe.

-¿y donde dormiré?.

-conmigo en mi cama.

Es posible estar tan ruborizada, dios debo parecer un tomate.
Apagamos la televisión y subimos a su habitación, ya la conocía muy bien y aún seguía igual todo muy ordenado.

-toma ponte una camiseta mía para dormir.

-Gracias, puedes darte la vuelta para cambiarme, por favor.

-¿enserio? No es como si no te hubiese visto antes y lo sabes.- tiene razón, no hemos llegado hasta ahí no se han mal pensados, aún soy virgen.

-Esta bien, pero luego no comiences con tus chistes.

Mientras me quito la ropa puedo sentir su mirada sobre mi. 

- eres aún mas perfecta que antes, como puede ser eso.

Se acerca por detrás y me abraza, estoy solo con ropa interior. Acuna mis senos entre sus manos y los apretada suavemente.

-Gustavo por favor.

-¿Si nena?.

*por supuesto que lo quieres, si sigues así realmente se buscara otra.

No puedo creer que acabas de decir eso.

Estúpida, entrégale tu virginidad, idiota.

-tengo miedo.- se pone frente a mi y levanta mi mentón.

-¿De que tienes miedo amor?.

-De no ser lo suficiente buena para ti, de estropear todo y que salgas corriendo.

- ya eres lo suficiente buena para mi, soy yo el que no te merece.

Coloco mis manos en sus hombros y me pero de puntillas para besarlo.

-Te amo tanto, por favor hazme el amor.

-también te amo, pero no forzaré nada. ¿estas segura?

- completamente.- nos besamos hasta que comienzo a tirar de su camisa para quitarla, una vez fuera lo que sigue son sus pantalones.

-Quítate los pantalones.-Digo sin aliento.

Se levanta y lentamente desabrocha su pantalón. O me torturaba o 
me daba tiempo para cambiar de parecer. Una vez que los desabrochó, su mirada se encontró con la mía y sonreí.

Desabroche mi sostén y moví las manos hasta mis bragas y comencé a bajarlas. 
Gustavo gruñó ruidosamente, me removí hasta que estuvieron en mis tobillos y pude patearlas lejos. Ahora sólo teníamos su bóxer entre nosotros.

-Bésame.- dije, levantando mi rostro hasta sus labios. 

El hambre en su beso era excitante, y pequeños gruñidos se le escapaban mientras exploraba mi boca como un hombre hambriento.

-Amor, si quieres que me detenga, entonces necesito que me digas ahora.

-No te detengas .- roge 

Me toma en sus brazos y me depósito con cuidado sobre la cama, sus manos recorrieron mis senos y comenzó a darles pequeños besos. Jadeo en respuesta y comienzo tirarle el pelo para tenerlo más cerca.

- Necesito estar dentro de ti. Tengo que enterrarme en tu interior. No puedo esperar, amor.

Con un movimiento rápido Dejo caer su bóxer, luego Se movió y colocó las manos sobre la cama al lado de mis hombros mientras me miraba. Me besaba apasionadamente,
mientras se agachaba y se hundía más en mí quemaba, pero en lugar de ser incómodo, solo existía placer.

Su entrada lenta se detuvo cuando se inclinó para besarme de nuevo. Esta 
vez con un golpe suave de su lengua. Me abrí para él, pero a la vez que su lengua se deslizó en mi boca, un dolor agudo se deslizó a través de mí y gemí, agarrando sus brazos.

El placer se construía lentamente mientras sus caderas comenzaron a un ritmo constante. Levanté las piernas y las envolví alrededor de su espalda, con ganas de aferrarme a él en caso de que terminara esto antes de sentirme lista. 
Sus ojos se dilataron, y movió una mano para agarrar uno de mis muslos y exprimirlo.

La fricción sacudió el punto sensible justo encima de donde se hallaba 
conectado a mí, y mi cuerpo comenzó a vibrar.
Golpeó un punto que envió una pequeña descarga a través de mi sistema, haciéndome llegar al clímax justo cuando el gritaba mi nombre y colapsaba sobre mi.

-Te amo Ana, no sabes cuanto.

- También te amo.- relajándome por completo me recuesto a su lado y el comienza acariciar mi cabeza hasta que me quedo completamente dormida.

Esta fue son duda la mejor noche de mi vida.

 

 

 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.