Tú y yo, (no)s(otros)

Capitulo 4

Alexandro 

Me bajo de mi BMW y guardó las llaves.

¿Por qué acepté hacer esto?

Porque eres un buen hermanito. 

Decido que es buena idea ignorar mi conciencia.

La verdad es que en ese momento no veía la hora de irme y eso que acababa de llegar.

Podría estar haciendo cualquier otra cosa pero no, tengo que buscar a una amiga de Bianca y ser su taxi. 

¿Es que acaso no puede hacerlo sola?

No seas amargado. Además, ¿Qué tal si es guapa?

Eso no me interesa, por más guapa que esté sigue siendo un problema. 

Estoy aquí solo porque le debo favores a Bianca, porque eso de hacer de guía turístico no me gusta para nada. Y mucho menos si ni siquiera sé con qué clase de persona voy a toparme.

Estoy cruzando la calle cuando siento que alguien me observa.

Miro al frente y veo a una chica pelirroja. Es ella, o eso creí ya que era la descripción que me había dado mi hermana.

Viéndola desde aquí puede que tenga unos veintitantos.

-¿Eres Emma? -me acercó mirándola con el ceño fruncido- soy el..

Mis palabras se cortan cuando ella levanta la mirada. Nunca me pasa eso, siempre voy seguro a la hora de hablar. Pero a ver siendo sincero, la chica es preciosa.

¿No que no íbamos a ver eso?

Tú cállate.

Tenía una mirada y rostro delicado, y eso me desconcierta. Yo no miro a las mujeres que aparentan ser delicadas o bueno nada delicado en general, es más ni siquiera gasto mi tiempo admirando vistas pero ella es algo muy bueno de admirar.

Demasiado, ¿cierto?

Y joder que lo era.

Digo, es difícil no fijarse en las pecas sutilmente repartidas en su nariz y que bajan a su cuello, casi parecían salpicadas. Y eso por no hablar de las que se veían en el camino hacia sus tetas, que estaban cubiertas con una remera negra que se ceñía a su cuerpo. Traté de centrarme y no bajar la mirada de más. Mierda. Es que cómo no iba a mirarlas, si las pecas y el escote dejaban mucho a la imaginación. Y por su tamaño creo que cabrían perfectamente en mis manos. 

Estaba siendo un pervertido pero es que de verdad, fue difícil no escrutarla con la mirada. Ya hasta me sentía culpable de seguir bajando la mirada. Y su forma de mirarme no ayudaba nada. 

Concéntrate Alexito.

Carraspeó con fuerza cuando me percato, de todo el tiempo que me pase apreciándose.

- Emma, cierto?- retomo lo anterior. Ella solo se queda mirando un rato más antes de asentir.

- Y tu eres...

-Alexandro- contesté. No sabe mi nombre. Interesante. El ambiente se volvió incómodo debido a la falta de palabras.

Okey, esto iba a ser más incómodo de lo que pensé.

Le hice un gesto para que caminara hacia el auto, cosa que hizo hasta que pareció percatarse de algo que hizo que detuviera su andar.

-¿Está todo bien?- la respuesta era clara, le pasaba algo pero no entiendo que.

- Mmh. Es que... yo no... Vamos a ir en un auto?- logró articular.

Mi única respuesta a su estúpida pregunta fue enarcar las cejas. Digo, no era obvio? Si vine en auto, es porque vamos a usarlo como transporte. Al ver que no decía nada más tuve que hablar.

- Claramente, para eso son los autos. Para usarlos como lo que son, medios de transporte.- Solté un poco exasperado.

- ¿No podemos ir caminando?

Esto tenía que ser una broma, verdad? Una mala, pero al final una broma.

- Estás de coña, cierto?- Su ceño se frunció solo un poco al escuchar el tono que había utilizado- Claro que no vamos a caminar, solo sube al auto y déjate de caprichos- rodé los ojos por instinto y me encamine al auto, pero vi que no me seguía.

- No voy a subir a tu auto, ni a ningún otro- es lo único que dijo para luego sentarse en la banca que se encontraba cerca de donde estábamos.

- ¿Se puede saber por qué estás siendo un dolor de culo?- no tenía mucha paciencia y claramente la estaba acabando.

La descarada solo me miró casi ofendida por mi forma de dirigirme a ella, pero era la verdad. Solo tenía que subir al vehículo y ya está, no entiendo porque lo complicaba tanto. 

Mujeres, no las entenderías.

Tampoco es que tenga intenciones de hacerlo.

-No puedo- ante su respuesta solo le puse mala cara.- No puedo viajar en eso.- explicó apenas audible.

Decidí acercarme para poder entender antes de que continuará hablando.

-No vas a morir por subir a un auto, lo sabes no?- eso pareció empeorar el problema porque su cara solo expresaba dolor.

- T-tengo... no...yo- soltó el aire que parecía retener. - Hay algo que me lo impide, no es capricho.¿ Vale?- Explicó finalmente sin poder mirarme, en un tono casi inaudible.




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