Tu, Yo, Nosotros.

Capítulo 3 (La vuelta al mundo en 80 días)

— Ed, ¿sabes qué es el amor?

— Nunca me he enamorado, así que no. — Contesto de forma rápida a mi padre.

— El amor es aquello que duele, que te lastima, es el único dolor que le gusta a los humanos, el único dolor por el que vas a pasar en tu vida y no te hará daño físico si es que no se lo permites. — Aclara parándose del sillón individual en el que estaba sentado.

Mi padre es la única persona en la casa que lee o más bien devora los libros de la misma manera que yo, aunque él se va más a los clásicos y todo lo que tenga que ver con los derechos.

Nos encontramos en la oficina de la casa. Sentados en la mini sala que acompaña el lugar.

El en el sillón individual y yo en el más grande de estos; todos de piel color negro para resaltar la elegancia y el carácter fuerte de la persona que trabaja aquí. Mi padre.

— Cuando te enamoras corres el riesgo de salir lastimado, y no sé qué duele más, si estar enamorado o con el corazón roto, a lo mejor ambas duelen de la misma forma. O duele más darse cuenta que en realidad no estas enamorado si no que tienes una dependencia emocional.

Camina por la estancia y yo sigo sus pasos con la mirada.

— Y, ¿Qué pasa cuando quieres escribir un libro sobre amor? — Pregunto esperanzada con que tenga la respuesta.

— No entiendo que tiene que ver el escribir un libro con enamorarse, pero Charles Bukowski dice "para escribir de amor, tienes que estar enamorado o con el corazón roto y no sé cuál de las dos es peor".

— ¿Me estás diciendo que no me enamore?

— Te estoy diciendo que si lo haces vas a sufrir cada segundo. — Se acerca a mí y me da un beso en la frente. — ¿Qué piensas del amor a primera vista?

— No existe, no creo en él. Con una mirada no te puedes enamorar, no puedes conocer defectos o virtudes, verdades o mentiras, solo ves un cuerpo, algo físico y no es amor es solo atracción.

— Puede que exista, pero yo al igual que tu no me fío de él.

— Hey, ¿Qué tanto hablan sin mí? — Pregunta mi madre entrando al estudio.

— Nada realmente. — Contesta mi padre.

— Bueno yo me paso a retirar pues se están empezando a besar y aún soy menor de edad para esas cosas.

— Claro, por nosotros un poco mejor la privacidad. — Dice mi padre poniendo roja a mi madre en un segundo.

— ¡Jesús! — Dice ella al final casi interrumpiendo el comentario de mi padre.

Se encuentran abrazados delante del escritorio. Me pongo de pie.

— No menciones a Jesús en tus cochinadas mujer. — Mi padre de nuevo tratando de hacernos reír.

— Genial, realmente se ha vuelto incómodo mejor me voy. — Empiezo a caminar a la salida cuando lo recuerdo.

— Iré con Ri, y las chicas a la cafetería por favor no me vayan a extrañar. — Les digo.

— ¿Con Ri? ¿Apoco ha regresado? — Pregunta mi madre mirando directo a los ojos.

— Si, ayer pase bastante tiempo con él, pero creo que solo regreso por la época en la que estamos.

— Que bien que haya regresado, pero más le vale venir a saludar, eh. — Me señala con su dedo de forma amenazante mi madre.

— Si, no te preocupes le diré que pase después del café ¿te parece?

— Pues no mucho, pero me conformaré.

Y eso es lo último que escucho pues salgo de ahí para dirigirme a mi habitación.

No me gusta platicar del amor, me da miedo enamorarme y tener que sufrir las consecuencias después de eso.

Entro a mi habitación y me pongo unos tenis blancos, pues es lo que combina con el pantalón y el abrigo que llevo puesto.

— Martha, ¿le puedes decir a Michael que prepare el auto por favor?

— Claro que sí.

Salgo después de unos minutos y una vez en la cochera me encuentro con Michael para después emprender el viaje a la cafetería.

La cafetería tiene un pequeño espacio en el cual hay demasiados libros. Es un espacio para que puedas leer y tomar café al mismo tiempo.

Yo no logro pues o, agarro el libro o tomo café, lo que si hago es leer es un buen lugar y callado, silencioso y escondido.

— Edlynne por fin llegas. Vamos a dentro. — Dice Nancy, se encuentra en la entrada de la cafetería.

No hay mucha gente pues es muy temprano. Todo lo que se escucha son las respiraciones fuertes de las personas presentes en el lugar. Y algunas conversaciones externas a nosotras.

Entramos, y lo primero que hacemos es sentarnos en una mesa de cuatro asientos, sabemos que después un mesero se acercará a atendernos.

— ¿Sabías que ha llegado Richard por un tiempo?

— No lo sabía. ¿Va a venir? — Pregunta Nancy.

— Si, le dije que se pasará por aquí el día de hoy, Por cierto, ¿Dónde está Dani?

— No lo sé. Últimamente ha estado muy distante, no sé si contigo también, pero conmigo sí y lo odio, se supone que esto no pasaría.



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En el texto hay: amor, dinero y poder, dinero y lujos

Editado: 23.11.2021

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