Todo el año esperando por una fecha importante, 24 de diciembre.
Por toda la casa se escucha “All I want for Christmas is you”, el canto de mi madre empieza a resonar en mis oídos.
Me cubro la cabeza con la almohada que tengo a un lado, mi madre entra a mi habitación cantando.
—All I want for Christmas is you —baila de forma “navideña” a los pies de mi cama—. Vamos levántate y baila conmigo.
—All I want for Christmas is you —canto aún acostada. Me quito la almohada de la cabeza y con cuidado me levanto de la cama para bailar con mi madre por todo el cuarto.
Ambos nos movemos como pirinolas cantando y bailando. Me siento en un musical.
—All I want for Christmas is youuuuuuuuuuuu.
Cantamos.
—¿Acabaste? —le pregunto una vez acaba la canción.
—Lo hice, tus abuelos van a venir en una hora para salir hacia la cabaña así que apúrate —sale de mi habitación y yo me meto al baño para darme mi limpieza diaria.
El hecho de poner canciones navideñas durante el 24 de diciembre se ha vuelto una tradición en la casa, mi madre cada año desde que tengo memoria me levanta con una canción ya sonando. Cada año mis abuelos paternos vienen para las fiestas decembrinas y toda la familia se va para la cabaña. Mi madre no tiene una familia como tal así que todas las navidades las pasamos con la familia de mi papá, este año no será la excepción; solo que mi padre es hijo único, por lo tanto, mis navidades se basan en mis abuelos paternos, mis padres y yo, cenando, abriendo regalos y riendo en la cabaña familiar.
Mi teléfono empieza a sonar mientras me estoy en cremando, dejo un poco de lado lo que estoy haciendo y tomo la llamada.
Ri: Feliz navidad, mejor amiga.
Ed: Feliz navidad, mejor amigo.
¿Qué estás haciendo?
Ri: Me estoy arreglando para la cena
navideña y esas cosas.
Ed: Estoy tan feliz, posiblemente hoy
tenga un poco levantado el castigo.
Ri: Disfruta tu navidad.
Ed: Igualmente, te quiero. Hablamos luego.
Con eso cuelgo la llamada y me termino de vestir, solo me pongo unos jeans cómodos, una playera que en el centro dice feliz navidad y unos tenis blancos.
Lo que me voy a poner para la cena se lo llevaron los empleados ayer para la cabaña.
Termino de arreglarme y bajo a desayunar con mis padres.
—Edlynne, querida. Te tenemos una sorpresa en unos minutos —dice mi padre inmediatamente me siento a desayunar.
—¿Puedo saber de qué se trata?
—No, cariño, es una sorpresa, y desayuna rápido que ya nos vamos.
Los tres terminamos de desayunar bastante rápido, otra vez vuelvo a repetir que odio las sorpresas de mis padres. Nos dirigimos a la entrada de la casa, para empezar nuestro viaje hacia la cabaña.
Una vez todos afuera noté que un auto se acercaba a la casa, cosa extraña pues mis abuelos ya estaban aquí, y el auto sale por la parte trasera de la casa.
—¿Quién es el qué viene ahí? —le cuestione a mi abuelo, se toma las solapas de su saco y se inclina hacia mí.
—Es un amigo de tu padre, por lo que sé su familia es pequeña y tu padre quiso hacer algo diferente este año, así que los invitó para pasar estas fechas.
Entre más se acercaba el carro, la mala vibra se sentía.
El auto era negro, empezó a bajar la velocidad, note las placas y el modelo. Entonces maldecí.
—¿Los Brown? ¿Si recuerdan que la cena de navidad es algo familiar? —me sobresalto un poco y señalo solamente a mi madre, mi padre y mis abuelos.
—Si lo recordamos Edlynne, pero Nil se disculpó, y yo me llevo bastante bien con Nicolás Brown, así que te pido discreción y que los trates como familia.
Me cruce de brazos mientras la familia Brown bajaba del auto, todos con una maleta en mano. Nil con unos lentes me veía de manera arrogante y con superioridad.
Yo no paraba de soltar pequeños gruñidos de lo molesta que era la situación para mí.
—Papá, no los conocem…
—Buenas tardes Brown, que bueno que aceptaron la invitación —mi padre me ignora olímpicamente y se pone a recibir a los “invitados”.
—Buenas tardes señorita mimada —Nil se acerca a saludarme y yo ruedo los ojos de manera exagerada—. Tengo que agregar que aparte de mimada eres gruñona.
—Buenas tardes y apreciaría que dejarás de burl…
El sonido de llamada de su celular me interrumpe. Al parecer hoy será el día de las interrupciones hacia Edlynne. Él se aleja para poder contestar y su hermano ahora, se acerca a mí.
—¿Te molesta qué estemos aquí?
—Sí, lo hace, pero que podemos hacer.
Mi padre grita un corto: vámonos. Y todos nos subimos al auto en el lugar que agarramos. Nos vamos a ir en tres carros, la familia Brown en uno, mis abuelos en otro y por último mi familia y yo en otro.