📌Antes de que comiences a leer este episodio #8 te informo que es largo, al parecer los capítulos finales se me hicieron extensos. Aun así, espero que te gusten.📌
— Mis padres le dieron refugio a escondidas, lo llevaron para la casa de mis abuelos paternos y ahí ha estado viviendo hasta hoy. Después que mis abuelos murieron mis padres decidieron dejarle la casa, mis tíos se enteraron y bueno, la familia se distanció. Mi primo para poder pagar la Universidad se iba por ahí a tocar el piano en bares, hoteles, antros de perdición o en donde fuese si se lo permitían, así ganaba dinero, y también se dedicaba a cantar y vender sus canciones. Le gustaba mucho ambas cosas; pero esas se volvieron un medio para poder subsistir, se volvieron algo mecánico, y Yoongi dejó de sonreír. Se volvió frío, despreocupado, el chico que no le importa si de repente se acaba el mundo, el chico que ya viene a las clases por inercia; olvidando el duro trabajo que hizo y las necesidades que pasó para pagar la Universidad y poder ser alguien en esta vida —pausó—. Volverte a encontrar, le recordó todo ese triste pasado. Nunca pensó que te vería denuevo y nunca imaginé que fueras tú “su Chim Chim”.
Ahora Jimin comprendía todo: aquellas cartas de amor que recibía en secreto, lo extraño que se sentía siempre como si alguien lo observara pero nunca pudo conocer a su acosador, los regalos de la persona misteriosa que recibía cada año en sus cumpleaños y eran los que más le gustaban; jamás imaginó que todas esas cosas eran obras del chico que a los diez años le robó no uno, sino dos besos.
Tal vez si se hubiese quitado la venda antes de salir corriendo, las cosas hubiesen sido diferentes.
Tal vez si hubiera escuchado lo que su hyungie, su mejor amigo: intentaba explicarle, nada de eso hubiese sucedido.
Tal vez si no se hubiera ido para la casa de sus abuelos al día siguiente sin querer saber de nada ni nadie, hubiese visto el video que se filtró y sabría que quién lo besó en los labios fue el que se convirtió en su primer amor de la noche a la mañana.
«Sí, claramente se sentía culpable.»
— Duele Hana. Lo que siento en estos momentos, es un, dolor infinito.
— Bueno, no es que tampoco tengas en verdad la culpa como te dije y piensa Yoongi; pero las cosas sucedieron de esa manera. Así que seca esas lágrimas, tengo una idea para que se arreglen.
Jimin enjugó las saladas gotas que brotaban sin parar de sus ojos y ahora sólo hipaba.
«Hana tiene una mente ingeniosa, aunque su idea es un poco descabellada, aun así, lo intentará.»
Sábado, 8:00 am.
Unos fuertes golpes sacudían la puerta de la casa de Yoongi.
— ¿Por qué la puerta principal de la casa tiene rejas, él se las mandó a poner? —preguntó Jimin curioso.
— No, era por la seguridad de mis abuelos, vivían solos y su única compañía después de un tiempo fue Yoongi.
— ¡¿Quién rayos me molesta?! —gritó molesto el inquilino acercándose a la puerta.
— Escóndete, corre —susurró Hana y lo empujó hacia un lado.
— ¡Soy yo, Hana! —la puerta fue abierta para ella, la reja también.
— ¿Qué haces aquí tan temprano fastidiosa? —preguntó un completo desastre humano de pies a cabeza.
— Si esto fuera una película la vería comiendo palomitas de maíz; pero... —se echó para atrás, agarró a Jimin por un brazo y con una fuerza que sacó de lo más profundo de sus entrañas lo lanzó hacia su primo.
Ambos chocaron y se desplomaron en el suelo. Hana cerró la puerta en un flash y a la reja le puso un candado y hasta con cadenas que había traído.
— ¡Mierda, quítate! —escuchó gruñir a su primo para luego la puerta abrirse de golpe—. ¿Qué crees que estás haciendo Hana? —preguntó forcejeando las cadenas.
— El lunes a las 6:00 am los vendré a buscar y espero que estén listos para ir a la Universidad cuando yo llegue. Si les da hambre pidan pizza o spaghetti, Jiminie trajo dinero y yo también le di del mío. Tienen dos días para arreglarse. Chao —se iba cuando recordó algo importante y se giró sobre sus pies—. ¡Ah!, olvidaba algo. Suga, si lo matas irás preso. Besitos chicos, cuídense.
«Hana les dijo adiós sacudiendo ambas manos.»
— ¡Hana, vuelve aquí! —gritó Suga sacudiendo la reja— ¡Cuando salga te juro que te mato! ¡Hana!
«¿Hana? Hana se fue.»
Suga se dirigió a Jimin envuelto en un mar de furia; pero este último estaba sentado tranquilamente colocando unas viejas cartas en el piso.
— Jimin te voy a matar en este preciso instante.
— Estas son algunas de las cartas que me escribías y me mandabas como mi admirador secreto —comentó Jimin sin prestarle importancia a lo que Suga había acabado de decirle—. Escogí las que son mis favoritas y te las traje, aunque todas me gustaron, gracias —agradeció secando una lágrima que se escapó de repente, no quería llorar pero al parecer le fue imposible.
— Antes de matarla le cortaré la lengua, la tiene demasiado larga —advirtió Suga refiriéndose a Hana.
— Yoongi, lo siento mucho —su llanto se intensificó—. Perdóname.
— No me pidas perdón —dijo Suga sentándose frente a él—. Aunque yo viva culpándote por lo que me pasó sé que en el fondo no tuviste la culpa, las cosas sucedieron así y listo, ya nada va a cambiar y a lo mejor tenía que ser de esa manera. Las cosas pasan por alguna razón.
— Yoongi —alzó la mirada hacia él — De verdad perdóname.
— Ya te dije que...
— No —interrumpió Jimin—. Ahora te pido perdón por otra cosa.
— ¿Por qué?
— Por esto —dijo y se abalanzó sobre Yoongi, besándolo con desesperación, esperanzado, con fuerza.
Era un beso necesitado y hasta casi lastimaba; pero no hubo objeción por parte del receptor, él también necesitaba de la furia de ese beso, lo había anhelado siempre.
«Every day. Every night.»
Se separaron para tomar aire y Suga aprovechó para hacer una pregunta que se guardó hasta ese momento.