Hasta el final; me he pasado tres pueblos... ¡Pero no me juzguen! Me puse demasiado nerviosa. La última vez fui yo la que no salió muy bien parada así que tuve que esforzarme para demostrarle que no me importaba en lo absoluto tenerlo cerca...
Observo como se aleja.
Rayos, todo esto fue mi culpa; salí de esa tienda demasiado a prisa y sin fijarme primero en si alguien pasaba...
¡¡Yo él claro que estaría molesta!!
Okey, ¿qué hacer? ¿Le sigo o le dejo?
¡¡Que lata!! A veces quisiera ser en serio la Reina del Hielo.
Lo alcanzo cuando va a pagarle al repostero.
— Déjame pagarlo... —le hablo tomándolo del brazo pero me ignora —verás, el regalo que le he pedido a Santa este año es bastante grande...
Miro los precios y casi me arrepiento. Jo, ¿qué tiene esa tarta? ¿El elixir de la eterna juventud? ¿Cómo vale tanto?
Se zafa de mi agarre, termina de pagar la tarta, la coge y habla mientras se marcha
— Si lo que quieres es un novio, pagar una tarta no va a ser suficiente...
Pedazo de...
No me va a dejar escapar por la vía fácil, tendré que rebajarme.
—Espera... —corro hasta alcanzarlo— emm, verás, no estuvo muy bien...
Vamos, Azul, solo di lo siento... —me animo; pero parece que mis labios se resisten a decirlo... así que pruebo otro modo
— Lo de antes... lo de la tarta y lo de luego —agacho la cabeza— me he pasado tres pueblos...
Se detiene y se queda viéndome; cierro los ojos y espero...
Uff, que alivio, no ha dicho nada, sólo asiente antes de continuar su camino. Vaya, sin dudas él es mejor que yo...
Le sigo. Aquí voy, mudando rostro hacia mi infalible carita "gato de Shrek"
— Al menos déjame ayudarte con tu trabajo.
¡¡Sí, sonrió!!
Me hace una seña y camino a su lado.
Espero que al final del día no sea yo quien termine agotada y malhumorada llorando en una esquina.
Por cierto, ¿cuál será su trabajo?