“No alcanzo a ver nada y por un momento que sea así es un engañoso consuelo; porque mientras esté en silencio puedo creer que ya ha acabado…
—¡¡Eres un maldito desconsiderado!! —grita con decepción y desprecio.
Me encorvo en un acto reflejo, apretándome un poco más contra el suelo como si de ese modo pudiera alejarme
—Todo esto es por tu culpa así que deja de llorar, ¡¡carajo!! —me amenaza y muerdo mi lengua aún después de que el sabor metálico amarga mi boca.
Sin embargo, mis intentos por parecer fuerte son un auténtico fracaso cuando tiemblo visiblemente.
El sudor frío se mezcla con mi sangre descendiendo en una tortura insoportable
Intento llevar aire a mis pulmones con cortas inspiraciones, la necesidad de respirar entra en contradicción con el dolor que me produce hacerlo.
Me encojo un poco más como un no-nacido intentando estirar la piel al máximo para que duela menos pero no funciona.
Todo me da vueltas y mi cuerpo ruega a gritos la inconsciencia aunque sé que no puedo caer en ella…
—Esto es por tu bien…—solo puedo captar retazos de lo que me dice, sin embargo lo he oído tantas veces que me sé de memoria sus palabras —¡¡¡o aprendes de una vez cómo sobrevivir y qué es lo que verdaderamente importa o te irá muchísimo peor allá afuera!!! ¿Sabes lo que significa a 3 metros bajo tierra? —niego con la cabeza —¡¡¡pues es lo mejor que te puede pasar si no aprendes a ser un hombre de una maldita vez, pedazo de mierda!!!
«Que se vaya, que se vaya, que se vaya…» —pido en silencio una y otra vez mientras lucho contra las lágrimas; pero no se va, no me deja, sigue hablando y golpeando aunque irónicamente parece tan triste y afectado como yo…
— Haz todo lo que te digo y recuerda todo lo que te dije… si yo no estoy debes estar para ellos… la familia es lo único que importa, lo único que tienes… no eres ni serás nada para nadie más allá fuera; te debes a ella y ella es lo que eres…Ya lo sabes, de ti depende… ésta puede ser la última vez o no; ¡¡pero te prometo que te haré un hombre a las malas o a las buenas!!
Me quedo en silencio, mis ojos fuertemente cerrados, mis manos y pies engarrotados, soportando las arcadas a duras penas, contando los segundos hasta que escucho el rechinar de la puerta.
Aún sólo no me atrevo a moverme por si vuelve. Espero en silencio el momento perfecto para intentar acabar con todo esto...
«Tiene que haber otro modo, no puede ser cierto…»
Me arrastro hasta las tablas removiendo las que sé que están sueltas porque yo mismo las he aflojado con el tiempo.
Me tomo las pastillas que me robé, las que me he tomado tantas veces para hacer menos real este infierno.
Me levanto pero rápidamente caigo de rodillas vomitando…
«Vamos, tienes que hacerlo…»
Observo el hueco, es bastante pequeño, pero creo poder caber por él.
Me deslizo con movimientos torpes, lastimando las heridas de mi espalda en el proceso, aguanto la respiración y muerdo el interior de mi boca, sé que no puedo gritar, ningún ruido puede delatarme…
Corro en cualquier dirección al como puedo; primero con cautela, luego con desesperación, a trompicones, resbalando, cayendo, cortándome… pero cada vez un poco más lejos…
La esperanza y la determinación son lo único que me empujan a levantarme
Sé que no todo es malo, he visto otro mundo, otros que no viven del modo en el que yo vivo
Está oscuro y calculo que es lo suficientemente tarde como para que no haya nadie por los caminos, aun así los evito al máximo…
Llego al río y reconozco la pequeña balsa que hicimos hace unos días para jugar a los piratas. Miro el camino que lleva a la casa detrás del cementerio, «un poco más» No puedo, hasta aquí llego.
Desamarro la balsa y me acuesto en ella; me duermo, dejando mi vida a merced de la benevolencia del río…
«En el parque el hombre calvo dice que los niños van al cielo, y que es hermoso; quizá todo se vuelva hermoso si me muero»
***
Gris, sin color, austero, pánico… frente a mí, a unos metros, las olas arremeten con fuerza contra las rocas como impecables verdugos de almas en eterna pena.
He llegado al final, no hay más caminos, y los dientes de perro (1) acompañados de la escasa maleza me hacen ver que en vez de al cielo he llegado a las puertas del infierno…
Entonces lo veo, solitario, roto, triste abandonado… (Como yo) pero diferente al mismo tiempo: alto, imponente, fuerte, entero, inalcanzable… y lo envidio…
No lo pienso dos veces y una vaga esperanza me impulsa a recorrerlo por dentro; saltando de dos en dos los escalones, ignorando el dolor, buscando como si así pudiera descubrir su secreto
Nada... Eso es lo que encuentro
Ahora sobre la baranda, embelesado con las oscuras aguas…
Entonces lo escucho sin hacerlo: “vacío, apartado... mira, ¿lo ves? es el único modo”
¡¡NO!! No es lo que quiero….
Me fijo al frente, —Volar, ¿podré hacerlo? — y me arriesgo y me extiendo hacia el Azul del cielo…
Y de repente estoy luchando hasta que me rindo sin remedio… agua por donde quiera que me atrapa y aplasta arrastrándome hasta el fondo; oscuridad demasiado espesa como para atravesarla…”
Y ME DESPIERTO, EN MI CUARTO, EN EL SUELO, CON LAS SÁBANAS SUDADAS AMARRANDO MI CUERPO.
No siento alivio por estar despierto; porque lamentable, sé que todo es mucho más que un sueño...
Referencias:
(1) Lapiés (diente de perro) formas típicas del relieve de la regiones cársicas. Se componen de crestas y acanaladuras pequeñas, pero de variado tamaño, largo, ancho y dirección. El litoral Consisten en surcos corrosionales y crestas agudas, y además cuencas someras originadas básicamente mediante la acción disolutiva y mecánica del agua del mar y parcialmente del agua de lluvia.