Observo a Azul dormir sobre mi hombro mientras volvemos, su rostro se nota tan apagado...
Llevo mi mano hacia mi corazón para masajear la zona donde el pinchazo de la angustia me ha mordido con fuerza.
Trago grueso intentando bajar el nudo que aprieta mi garganta pero nada...
Acerco mi rostro a ella permitiéndome rozar con mis labios los suyos sin hacer nada más que eso.
Me quedo allí unos segundos aún a riesgo de parecer un pervertido
¿Alguien más te alejará de mí? ¿Tomarán lo único que tengo de ti si no apuesto, si no me arriesgo?
¿Pero podré vivir yo si te ato a mis tormentos? ¿Si justo por eso te pierdo?
Recuerdo su historia, esa que no me ha contado pero que igual he averiguado: Una Azul adolescente, rebelde, amargada e impulsiva, un “ángel” perfecto; un novio enfermo y egoísta que por su “condición" la chantajeaba y creía que se lo merecía todo; el deseo de Azul de sentirse la super poderosa, la capaz, la más fuerte, cediendo a todos los caprichos de su pareja solo por sentirse aceptada e importante.
Las fotos, el disgusto con sus abuelos, la discusión con su abuelo quien ya llevaba años con problemas cardiacos y la huida de casa...
Luego el infarto de su abuelo, la decadencia poco a poco, al final su muerte…
El dolor y la culpa por haberle hecho daño, una Azul quebrada que intenta no ser “la misma de antes” con todas sus fuerzas…
Por otro lado está la mía propia: lo que soy y el hecho de que quien se acerca a mí sufre por descontado; la sombra constante del Purgatorio, acechando, amenazando.
Mis manos manchadas de las ilusiones rotas de otros tantos ángeles, las pesadillas demasiado reales que me gritan que no me la merezco y que si está conmigo estará en constante peligro.
El egoísmo tan parecido al de Arón, su ex novio, que se aferraba a tenerla cerca aun cuando sabe que le hace daño; y por último, la certeza de que soy un cobarde.
Suspiro profundo y vuelvo a mirarla.
Muero cada día un poco por no tenerte completamente dentro, pero moriría de una vez y sin retorno si no tengo al menos un pedazo de ti, si te pierdo por retenerte con demasiado fuerza entre mis dedos; me asusta no saber querer lindo, tal y como te lo mereces; así que prefiero no hacerlo...
Una pequeña lágrima se burla de mí deslizándose desde mi ojo hasta caer en su escote, fundiéndose bien cerca de sus pechos.
Me aparto...
Sueño... Me permití soñar, solo esta noche, y guardaré el recuerdo como eso, como un lindo sueño.
Perdóname, mi luzazul, perdóname por obligarte a quererme; por no poder decirte lo mucho que te quiero... Sólo trato de no hacerte daño sin apartarte, porque vivir sin ti no puedo.
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N/A: Les confieso un secreto. algo muy feo, no es que sea, pero una vez sin querer hice algo de forma inconsciente que preocupó a una señora, o al menos eso me parece, el punto es que cuando al fin llegué a su casa, a pesar de que hablaba, estaba infartada, murió esa madrugada.
No me lo digo ni a mi misma y de verdad creo que no haya sido por mi culpa, ella ya tenia problema en el corazón, pero a veces si creo... En fin, esta es mi forma de decirle lo siento, al igual que la frase de la deuda