Azul
Otra vez estoy viendo como duerme y ni siquiera me atrevo a intentar suavizar su ceño; solo miro sus rasgos como quien intenta grabarlos en su corazón a fuego...
El recuerdo de los últimos minutos se suma a las pesadas piedras que se atan a mi cuello condenándome eternamente al fondo de la laguna de mis secretos; donde la esperanza se contamina con las veces que pensé sería diferente para al final entender que tenía techo mi cielo,
Y el tuyo, Mateo, yo soy tu techo...
Entender esa verdad duele muchísimo más de lo que pueden doler mis sueños dispersados por el suelo...
Le miro y me invaden todos mis fantasmas.
Esta vez creí que podría merecerlo; que sería mi vez, mi vez de tenerlo.
Creí tener el mundo a mis pies y sólo tenía un lugar privilegiado donde observar sin tocar lo que soñé aun cuando cruelmente descubrí que tiene otro dueño...
Me he vuelto tu torre mi querido Rapunzelo, has sustituido tu mundo por mí, encerrándote en un sutil cabestro, condenándote a la ignorancia del mundo que se sirve a tus pasos
Quisiera pensar que te hago bien pero no es cierto.
Soy los muros que te impiden vivir un mundo entero, real, extraordinario, complejo; uno donde podrás correr sin muletas, volar sin mis vendas y ser feliz...
No soy tu puerta abierta, soy tu Carcelero.
Una de dos: o te abro, o me desborono de dentro hacia fuera; pero sin dudas tienes que salir...
Has estado quebrado demasiado tiempo, necesitas arreglarte donde yo no alcanzo, dónde solo pueden sanar tus propias manos.
Y debes empezar por donde todo se rompió...