La señal

-¡No te escucho Jane!- Le gritaba a mi mejor amiga desde la otra esquina de la cancha.

Un gran impacto me hizo dar un paso atrás, sentí unas manos frías rodeando mis caderas, unas gotas de sudor mojaron mi blusa, alguien de cabello oscuro chocó contra mi abdomen, después de unos instantes, levantó su rostro y vi algo especial en sus ojos, algo que solo podía describir en los libros de fantasía que he leído, no sé cómo pero fue una señal, una de cómo empezaría todo.

-L… Lo siento- Es todo lo que pude decir- Yo…- Dije con voz trémula.

-Esta chica siempre es así ¡Despistada!- Dijo uno de los chicos abriendo de más tamaño sus ojos -¡Torpe!- Decía otro soltando una gran burla y mis ojos tornaron a un verde esmeralda –Es rara- Balbuceo uno y solo sentí arder mis mejillas.

-Te acepto las disculpas “Niña torpe”- Decía aquel chico y sus ojos tornaban a un marrón natural y en una voz muy serena.

Él era un chico alto para alguien tan bajita como yo, un rostro pálido, unos ojos expresivos de marrón oscuro, una nariz respingada, no sé cómo un chico model, labios gruesos y mojados, al pensar esto mis labios dieron paso a un pequeño respiro, su rostro y cabello estaban mojados en sudor, me gustaba el look de su cabello; liso con aspecto despeinado. Su vestir; camisilla negra su pantaloneta del mismo color y unos tennis grises, su tez era pálida, un cuerpo grueso, mediano… Solté un poco el labio inferior, observaba muy detenida como su cuerpo brillaba, mientras analizaba todo lo que me gustaba quise subir un poco la mirada y me estrellé con una gran sonrisa y ¡Boom! ¡Bienvenida a la realidad Lucy! Mi cara de pendeja no me había avisado que media escuela me miraba y sentían pena ajena por mí ¿Cómo podía escapar del show que acababa de protagonizar?

-¡Hola Seb!- Esa voz era la que me iba a salvar, Jane me dedico una sonrisa ladeada y se acercó a Seb; su novio, mientras los chicos la miraban y olvidaban muy de repente mi escena, pues ella robaba miradas; una mujer alta, morena, delgada, de cabello corto y rosa, que vestía muy a los ojos de todos.

-Hola, amor- Seb dejó de reír y se concentró en  Jane, unos ojos que brotaba la miel, la mermelada y el amor que los protagonizaba a ellos.

-¡Vamos!- Jane tomó de mis hombros y me sacaba de ese lugar espantoso a toda prisa, mientras ella le dedicaba sonrisas a todos los chicos, yo salía cabizbaja y solo me dejaba llevar.

-¡Gracias… Jane!- Le dije casi susurrando, tenía el rostro entumecido y caliente.

-No es nada, linda, me gusta salvarte porque siempre está Seb de por medio- Decía ella mientras miraba a lo lejos la cancha.

-¡¿Solo por eso!? ¡Qué cruel eh! Y yo pensando que eras mi mejor amiga- Le arqueé una ceja.

-Tómala suave nenita, sabes bien que yo bromeó todo cuando  se trata de Seb- Miro a Jane no muy  convencida- Bueno, no me mires así, hablaré con él, le diré que no se ría más de ti, siempre lo hago y es que…- Jane termina burlándose de mí.

-¿Cuál es la risa? ¡Para ya! También te reíste de mí allá, lo sé- Ladeo la cabeza en señal de negación y fijo la mirada en ella.

-Pues sí, me reí y un montón, te estaba gritando desde el otro lado que estabas casi adentro de la cancha, casi te botan un helado encima, cae un chico sobre ti, te dejó mojada, hiciste el ridículo mirándolo, fuiste una tonta, el hambre no se muestra así, está bien que ya va varios meses que nadie visita la cueva pero te pasaste amiga- Jane se ríe a grandes carcajadas.

-¡Ya tonta, para! Fui el hazme reír sí, ya lo entendí, quiero ir a casa ya, necesito cambiarme y mirar hacia el techo de mi habitación esperando que este día horrible se acabe.

-Está bien- Se limita a responder Jane -¿Sabes? Te quiero tonta- Jane suelta una risa y la calla al mirarme seria- Ya, te acompaño.