-De nuevo aquí y eso que dije que no volveré - dice arrastrando la maleta por la ciudad.
Sintiendo la curiosidad de ver cuanto cambio la ciudad desde la última vez que vino, se decidió de ir hacia su casa recorriendo toda la ciudad.
Las calles siguen igual, las tiendas y las casas siguen con sus propios colores de los muros. El mar azul vivo como siempre y en compañía de la arena dorada. ¡El viejo cine sigue abierto! En su estilo de América antigua, se ve en muy buen estado, es obvio que lo cuidan.
Su atención se lleva la chica que maneja atv/quad. Lo dejo deslumbrado, es una de las pocas que ve que puede ir sin gafas. Su figura perfecta con abdomen descubierto, lleva un top y shorts, de sus largas piernas se percata cuando se bajó de la moto llevando las sandalias con plataforma. El pelo tiene largo y liso de esta distancia castaño, no la deja de mirar en todo el tiempo que se pasó hablando con un hombre y hasta que no la vio cerrarse en la caja de ventas.
Continuando su camino hacia su casa de la que sabe era la primera víctima de su madre y sufrió varios cambios en la decoración. Quedo gratamente sorprendido al ver que desde afuera no la toco la puerta y el exterior son blancos.
Al entrar no se detuvo mucho rato a observar los cambios, sino que se fue a su habitación donde exigió que nada se tocara y donde se volvió nostálgico. La cama con el respaldo de madera, los muebles negros, los muros están en un azul oscuro con los pósteres de baloncesto y fútbol. La puerta del baño se encuentra abierta y al entrar lo encuentra modernizado.
Cuando satisfacío su nostalgia decidió hacer el recorrido por la casa y ver que todo cambio su madre. Al bajar en la sala encuentra una gran sofá blanco, mesa de madera con superficie de vidrio, las paredes blancas con el único toque de una planta de árbol de la vida. El pasillo está unido al comedor que se encuentra abierto a la sala y tiene una larga mesa de madera con las sillas del mismo. De la puerta de la cocina que está enfrente oye las voces de las empleadas, por lo que se decida en ir a la derecha al jardín y no ser visto.
En el jardín se encuentra con que los muebles también eran cambiados, ahora son plástico blanco y en su última visita eran de madera como las tumbonas de esa manera y el de área de sentarse, lo único que no pudo obviamente cambiar es la piscina. Su mirada se dirige al árbol donde su padre colocó el columpio para su hermana que ya no está lo que lo extraña recordando que ella no permitía que se quita.
Volviendo a la casa, Óscar comenzó subir las escaleras cuando escucho la puerta principal abrirse, por lo que se dio la vuelta.
Desde la entrada, Klarrisa comienza a gritar al verlo, tanto que al correr en sus brazos gritando se le colgó por el cuello y lo rodó con los pies por la cintura.
-Viniste, viniste - emocionada y feliz le grita.
-Oye, no vine para quedarme sordo - con humor se queja.
-No puedo creer que estás aquí.
-¿Tanto me extrañaste?
-¿Y como no?, Contigo aquí todo es más fácil.
-Y cuando te llame que me visitaras te negabas.
-¿Saben mamá y papá que viniste?
-Por supuesto que no piensas que si lo sabían en esta casa se respiraría esta paz. Tendrías aquí media ciudad para celebrar 'el regreso de hijo pródigo' - dando más drama a la situación por pasar con la mano por su regreso como por el título.
-¿Qué hijo pródigo? Te fuiste a estudiar fuera y eso los da más cosas con quienes hacerse importantes. A veces opino que y yo debería haberlo hecho.
-Todavía puedes.
-Cuando no pudo sin esta nuestra ciudad - no muy feliz lo dice.
-¿Y qué novedades hay?
-Lo de hotel sabes.
-¿Como no? Si no deja de halagar cada lugar.
-¡Aaaaa! - grita alegre. - Todavía no puedo creer que estás aquí.
-Ya calma - sonriendo. - Vamos a tu cuarto para qué me cuentas todos los chismes.
-¿No estaría mejor en la tuya, así desempacas?
Soplando le contesta:
-Veo que no cambiaste.
-No y no lo voy a hacer.
-Mejor, tanto tiempo sola, aquí consideré que te han contagiado - dice serio y en voz baja haciendo que ella ríe.
Contempla la decoración al entrar en el cuarto de Klarrisa que en su última visita no sufrió tantos cambios que ve ahora. Paredes son blancas y los muebles como la cama de madera rústica clara, más que alguna foto familiar Klarrisa sobre las paredes tiene colocada una estrella y trapa sueños, todo en unas suaves colores.
-¿Qué hace Remington aquí? - pregunta percatándose del osito sobre el mueble.
-¿Te recuerdas de Remington? - pregunta sorprendida Klarrisa.
-Si, ¿como no? No te separabas de él, pero no lo vi en últimos años, ¿qué hiciste, esculcaste entre tus cosas viejas?
-Estaba con Ingrid.
-Ingrid - sorprendido. - ¿Cómo entonces está aquí?
-Sí, es una de las novedades. Nada más que tienes que prometerme que callaras.
-Soy una tumba y lo sabes - le promete.
-He renovado la amistad con ella.
-¿En serio? - sumamente sorprendido con la noticia.
-Sí. Claro que mamá y papá no saben nada y después de ver cómo reaccionaste tú ni se enteraran.
-No, no es que me desagrada, solamente que no lo espere, me sorprendí, sin embargo, me da gusto, no sabes cuánto y se te ve, lo sabes, ha vuelto ese brillo que llevabas cuando estaban juntas. ¿Y bueno, como fue, cómo sucedió eso?
-Esa es la otra novedad de la que mamá y papá no saben nada, tengo novio y trabaja en el hotel.
-Klarrisa - reprendiéndola, exhala.
-Por fa, no te pongas en la parte de ellos - lo pide con las palmas unidas.
-No estoy en contra ni conozco al güey, es el problema que te cargaste. Mama y papá nunca aceptarán un pobre menos si lo reconocen como su empleado.
-Lo sé, por eso busqué a Ingrid.
-No entiendo.
-Bueno, pensé que no hay mejor persona que ella para ayudarme a encontrar una solución y me hizo falta. No pudo con tanta hipocresía que me rodea en este mundo.