-Escuche que no dormiste en casa - le dijo Klarrisa, alcanzándolo en el pasillo.
Se rio antes de hablar:
-Las noticias vuelan.
-Parece que fui la única que recibió el regaño.
-Por eso y no volví.
-¿Y dónde dormiste? Porque no creo que mamá Eva te dejaría dormir en su casa.
-Ingrid trabajaba, así que me quedé con Flavio. Nos vemos después - se despidió al llegar a su oficina.
-Óscar - lo llamo mamá, deteniéndole el paso.
-¿Sí?, madre - dijo, dándose la vuelta.
-¿Por qué no invitas a Hérnica salir?
-Porque no me interesa.
-Pero te puede interesar, es una muchacha muy buena, educada, de buena familia y del mundo.
-Sigue no interesarme - dijo, dándose la vuelta. - ¡A! Y si piensas que esas son las cualidades, te equivocas - agrego, volviendo a mirarla. - Además, yo ya tengo novia.
-¿Tienes novia? ¿Por qué no me dijiste? - pregunto, entusiasmada.
-Para que me hagas lo mismo que estás haciendo a Klarrisa, no gracias - le contesto antes de abandonar la casa.
Le ayudo a subirse en el yate y la condujo al frente, de donde se veían las luces de la ciudad.
-¿Para qué es todo esto? - pregunto Ingrid viendo todo lo que preparo.
-Para nosotros - contesto, abrazándola mientras miraban lo que preparo.
Las rosas junto a las velas y lámparas con las pequeñas luces que recuerdan a luciérnagas adornan el lugar con el colchón en el centro, lleno de pétalos.
-Tu acomodarte, yo voy por la comida y vuelvo.
Palpó su bolsillo para asegurarse que la caja sigue ahí antes de que agarro dos platos cubiertos de la mesa en la cocina.
Volvió, quedando unos pasos de ella a contemplarla antes de que dio los pasos que faltan, diciendo:
-Aquí estoy.
-Espera, te doy la mano - dijo, levantándose para liberarlo de un plato.
Bajaron los platos, sentándose.
-Es hermoso esto - dijo, mirando al horizonte.
-Sí.
-Y las estrellas nunca vi tan brillantes.
-Mira que esta brilla más - dijo, poniendo la caja abierta frente de ella.
La caja negra se fundió con el cielo, dejando a la vista solo las estrellas y el brillante anillo que tiene dentro.
Mientras ella mira el anillo de oro con aro entrelazado, clásico, solitario, redondo, diamante de 5 mm, él le susurra al oído:
-¿Te casas conmigo?
Después de mirar el anillo, un buen rato lo voltea a ver a él, con la boca abierta y la sorpresa. El silencio lo rompe lo que a él le pareció una eternidad después con la respuesta:
-¡Sí!
La sonrisa de contento que tuvo cambio por una de felicidad al oírla.
Sonriendo uno al otro, se fundieron en un beso profundo.
Abrazados y acostados miraron las estrellas, cuando se percató de que ella tiene y la mano con el anillo puesto subida al cielo, se explicó:
-Sé que parece pronto, pero no veo la razón por la que no hacerlo, además no necesitamos hacerlo ya, hay tiempo.
-¡Ah! - suelta un pequeño grito al percatarse de su torso, por lo que pregunto. - ¿Qué me pondré mañana? No puedo salir así.
Apoyándose en los codos, Óscar levanta la cabeza de la cama y enfoca la mirada en la misma dirección donde la tiene ella, su torso lleno de moretones debido a las mordidas.
-Bien sabes que no tengo la ropa que puede cubrir eso menos que me vaya en pijama - dice con el tono acusador.
-Has esto - dijo, tomando su mano izquierda y la movió delante del torso. -, y ya nadie se fijará en tu cuerpo. Estarán demasiado cegados - agrego con una sonrisa de orgullo y felicidad, guiñándole un ojo.
-Tonto - dijo con enojo, abandonado el cuarto.
-¡Oye! ¿Dónde vas? Es temprano a un - grita desde la cama, perdiéndola de la vista en el pasillo, por lo que vuelve a hundir la cabeza en la almohada.