Una pequeña mariposa emergió del último vagón del tren de Ponyville a Canterlot. Había estado ocultándose hasta ahora, pero después de presenciar una ardiente tormenta de arena, una espantosa helada de invierno y finalmente sentir el auténtico brillo de la primavera, pensó que era el momento perfecto para salir de su escondite.
Era como estar en un sueño. La pequeña mariposa esperanzada salió al exterior, estiró sus cuatro delicadas patas, agitó su esponjosa melena y desenrolló con cuidado sus frágiles antenas. Una dulce brisa y un aroma vivido le dieron la bienvenida.
Cualquiera que se acercara lo suficiente a la pequeña mariposa entendería que esta no era una mariposa. Era Fluttershy convertida en Breeze.
"¡Qué aire tan puro! ¡Qué bosque más bello! ¡Por fin ha terminado esta horrible pesadilla!" exclamó Fluttershy pensando en voz alta con la inocencia de cien niños. Frente a ella, la belleza del radiante bosque parecía invitarla a recorrer sus senderos. Casi parecía escuchar el murmullo de las criaturas bondadosas que esperaban conocerla.
Entonces, recordó a sus amigas.
"¡Oh, cielos! ¿Qué estoy pensando? Twilight y las chicas de seguro deben haber derrotado a esos terribles villanos y deben estar buscándome. ¡Debo darme prisa y encontrarlas!" exclamó la Breeze Fluttershy convencida de lo que estaba sucediendo y rápidamente revisó su melena.
Oculta bajo una de sus trenzas, había un bello broche con forma de alas de mariposa con una perla en el centro. Este era un regalo que había recibido de la mismisima Reina Novo después de salvar a los delfines bebé del Monte Aris.
La Breeze Fluttershy tomó el broche y lo agitó. La magia de la perla la envolvió, y en un delicado estallido, volvió a ser una pegaso.
Ante sus verdaderos ojos, el mágico mundo que la rodeaba era incluso más hermoso. Maravillada, Fluttershy agitó sus alas, se elevó dando un giro en el aire y dio un gran saludo con los cascos abiertos al idílico bosque celeste que la rodeaba.
El bosque sintió su cálido gesto y de inmediato le respondió... con rabia e ira.
Fluttershy, en su pasado, había sufrido el acoso de sus compañeros en la escuela inicial de vuelo, una experiencia que ya consideraba horrible en ese entonces. Sin embargo, ahora en el presente, lo que sintió en ese momento no tenía puntos de comparación. Una opresión tan intensa, tan aplastante, que simplemente era demasiado para su delicada y sensible alma.
Bajo la mirada rabiosa de los cientos de árboles celestes, Fluttershy perdió la conciencia en el aire y cayó fulminada al suelo.
***
"¿Tanto cuidado solo por un libro? ¡Quédate con tu tonto libro!" exclamó Magi después de rebuscar en la alforja de Fluttershy. Lo había hecho esperando encontrar algo de valor, pero una vez más, solo había hallado decepción. Molesta, metió el libro nuevamente en la alforja y lo tiró junto a la amarrada Fluttershy, quien forcejeaba por escapar del armario de limpieza.
Tras un click, Magi cambió su apariencia a la de Fluttershy.
"No es personal, querida, pero esto es cuestión de vida o muerte. Espero que lo entiendas... ¡Nos vemos!" Se despidió una sonriente y usurpadora Magi antes de cerrar la puerta del armario. Adentro, la verdadera Fluttershy intentó pegar un grito, pero la mordaza no le permitió decir una sola palabra. Desesperada, continuó forcejeando, teniendo cuidado de no activar alguna de las varias cajas de explosivos que la acompañaban.
"¡Auxilio! ¡Ayúdenme, por favor! ¡Amigas! ¡¿Qué hago?!" suplicaba impotente la pegaso, con lágrimas que ya se derramaban de sus ojos. Ninguno de sus esfuerzos por liberarse daba resultados.
Sus fuerzas comenzaron a abandonarle, aplastadas por la inmensa angustia que sentía dentro de ella.
"¡Twilight, por favor, regresa! ¡Te necesitamos!" oró Fluttershy, dándose por vencida. Si tan solo Twilight estuviera ahí, si tan solo ella les hubiera dicho qué hacer...
En ese momento lo recordó.
Twilight sí le había dicho qué hacer. Antes, cuando fue atendida por ella en la enfermería. Twilight le había pedido que tuviera a su alcance el broche mágico que había recibido de la Reina Novo. Con él, si era capturada, tendría la posibilidad de burlar a Vainilla convirtiéndose en un Breeze.
Con aquella pequeña esperanza ardiendo en su interior, Fluttershy pegó su cabeza a la pared del armario y comenzó a acomodarse para poder sentir el broche que colgaba oculto en una de sus trenzas. Tras varios intentos fallidos, por fin lo alcanzó.
Una magia envolvió el cuerpo de Fluttershy y mágicamente, ¡era un Breeze!
"¡Debo avisar a mis amigas rápido!" exclamó Fluttershy, libre como un Breeze, comenzó a buscar una salida en el armario. En su búsqueda, encontró su alforja. Sin pensarlo mucho, envolvió la alforja con la magia del broche que hizo más pequeño y la acomodó en su diminuta espalda.
Una explosión estalló en la habitación, empujándola hacia atrás. Fluttershy se acercó a una abertura que había surgido en la puerta.
Vainilla estaba allí mismo.
El corazón de Fluttershy estaba a punto de salirsele por la boca. ¿Habrían escapado sus amigas a tiempo? ¿Las habrían atrapado? ¿Qué debía hacer ahora?
Los instintos primarios de Fluttershy se activaron. Ahora solo había un pensamiento en su cabeza: huir.
Con el vuelo más ágil que un Breeze podía hacer en un espacio cerrado, Fluttershy, con los ojos cerrados, salió afuera del armario disparada y voló entre las patas de Vainilla. Siguiendo los instintos de un Breeze, fue guiada por las corrientes de aire hasta, milagrosamente, llegar al exterior.
Una nueva explosión, muchas veces más grande que la anterior, estalló detrás suyo. La onda de choque la impactó por detrás, empujándola con el mismo viento. Fluttershy se perdió a la deriva en el horizonte, dando un alarido que nadie escuchó.