Después de haber terminado de hablar y tratar de ponerle un nombre, ya les había dado las tres de la tarde. Todos, al ver que ya era tarde, se fueron a sus casas teniendo en cuenta el poder conseguir un nombre para ella.
Sara, al despedir a todos, acompaño a Uich mientras llevaban a la señorita con él. Aunque a todos le había parecido un poco mal el que ella se quedara en la casa de un hombre, todos accedieron al ver que Sara confiaba en que Uich no haría nada malo y estaría a salvo con él. Roberto, quien no quedó satisfecho a pesar de todo lo que le decían, se dispuso a vigilar a Uich en busca de cualquier error que pudiera cometer. Pero, aunque Uich había logrado ver que Roberto haría cualquier cosa por intentar ponerlo mal, trato de ignorar su propia existencia.
Por más que intento ver el lado bueno de todo, no podía siquiera aguantar el hecho de que Sara aceptara ser novia de alguien como él. Pero, aunque su frustración era bastante, logró que nadie se diera cuenta. Mientras caminaba con Sara y la señorita, Uich le dio dijo a Sara - Oye Sara, no es por ser alguien que juzgue a los demás pero... este - al no poder decir más, Sara dijo - pero qué -, Uich, - pero, por qué... Por qué... -, Sara, - no entiendo lo que quieres decirme si no terminas la oración de una vez Uich. Nunca pensé que habría un día en que no pudieras terminar una oración -, Uich, - lo que pasa es~-, Sara, inclinando su cabeza y fijando su mirada en Uich, dijo un poco confundida - ¿Qué es lo que pasa? -, Uich, algo irritado por no poder decirle lo e quería a Sara, dijo sin pensar en nada más - lo que pasa es que no puedo creer que no hayamos pensado en darle una bienvenida a ella - Sara, levantando la vista y poniendo su dedo junto a sus labios, contestó - Tienes razón. Pero esto no lo podemos dejar así. En este caso... ya sé, por qué no le organizamos una fiesta después de la clausura -, Uich, - buena idea, no puedo esperar para eso - decía, mientras se sentía pésimo por no haberle podido decir lo que pensaba.
Al llegar a la casa de Uich, Sara se despidió de ellos, mientras Uich abría la puerta. Al dejarlos, Uich le pidió a la señorita que entrara. Ella, mientras entraba, sentía que algo andaba mal pero, como no podía entender lo que apenas estaba comenzando a vivir, no dijo nada. Una vez entraron, Uich le pidió que se sentara en la sala, mientras él iba a preparar el lugar donde se iba a quedar.
Ella, mientras esperaba que Uich terminara de arreglar sus cuarto, miró detenidamente la sala. Pudo notar que está tenía un tapete color marrón claro que decía "bienvenido", también vio que había unas fotos colgadas en la pared. Los que estaban en una de las fotos era un niño con sus papás, quien se imaginó que debía de ser Uich y sus padres. Pero, a lo lejos en un pequeño recuadro junto a la ventana, había una pequeña foto. Esta le dio curiosidad de ver de que se trataba, al ser que no podía notar bien quiénes estaban en ella, decidió pararse y acercarse. Mientras se acercaba para ver la foto, que estaba puesto en dirección hacia la puerta, por lo que no se podía ver si se estaba sentado enfrente de esta no ser que la voltearan para que fuera más visible, Uich entró a la habitación. Al ver que ella ya había tomado aquel recuadro, con una voz sombría, le pidió que lo dejara en su lugar y que no lo viera.
Ella, un poco confusa al ver el drástico cambio de Uich, dejó el recuadro en su lugar. Uich, regresando a ser el de antes, le pidió que lo siguiera. Ella lo siguió sin decir una sola palabra. Uich la llevó al segundo nivel, donde se encuentra la habitación que sería de ella a partir de hoy. Ella, mientras admiraba el cuarto que era espacioso, quedó impresionada y no sabía que decir. Uich, sonriendo, dijo - y bien, ¿qué te parece tu habitación -, ella, dirigiendo su mirada emocionada a Uich, respondió - me encanta, no puedo creer que aquí viviré -, Uich, - Sí, bueno - colocando su mano en la nuca y moviendo la, como reflejo de estar un poco avergonzado - no es la gran cosa. Además, mañana iremos a comprarte un poco de ropa. Así que, mientras tanto, discúlpame por no tener más cosas -, ella, - no, no te preocupes por eso. De verdad agradezco el que me dejes estar aquí - Uich se rió un poco.
Una vez le había enseñado su cuarto y la casa, Uich le pidió que se sintiera cómoda y descansara un poco, mientras él preparaba algo para comer. Pero, antes de salir, Uich dijo - este, pero no puedo estar diciéndote tú o tratar de decirte de una manera de un desconocido, ya u se siente algo mal. Que te parece si te ponemos un nombre -, ella, - Sí, tienes razón. También me siento un poco mal el que me trates de esa forma -, Uich, - está decidido, iré a preparar algo y, mientras comemos algo, podemos pensar en algún nombre que te guste -, ella, contenta, responde - Sí, está bien -.
Mientras Uich preparaba una pequeña merienda, ella se sentó en la cama. Sonrió y, mientras frotaba su mano en el colchón, pensaba - con que esto es una cama. Quién diría que es tan suave - subiéndose, se tiró. Al caer en la cama, dijo - Guau, esto sí que es cómodo. No podría pensar en nada mejor -. Se levantó y, dirigiéndose al armario, lo abrió. Mirando el armario vacío, pensó - esto sí que espacioso. No puedo esperar a ver lo que llenará el armario -.
Ella, al oír los pasos de Uich, se sentó en la cama. Uich, al llegar a la puerta dela habitación de ella, tocó y, al escuchar que ella le decía que pasara, entró. Al ver que Uich venía con unas deliciosas galletas con chispas de chocolate y un delicioso vaso de leche, no podía esperar a probarlas. Uich, colocando la bandeja en la mesa cerca a la cama, se sentó en la silla junto a la mesa. Un vez había tomado asiento, dijo - Muy bien, ahora si pensaremos en un nombre para ti - ella, que estaba más concentrada en las galletas, dijo - está bien. Pero que sea rápido -. Uich, notando su gran interés en las galletas, le dijo que podía comenzar a comer las que quisiera. Ella, sin perder tiempo, comenzó a comer.