Ultima Guerra

Capítulo 8

El cuerpo de aquel hombre en su último momento de vida caía al suelo con tremenda bestia sobre el pecho y mientras disparaba el arma al aire de la cual algunas pocas balas dieron contra la pierna de aquella mujer rubia quien se había apartado por culpa del pánico y otras dieron contra el pecho de Rick, dejando al resto de balas impactar contra algunos árboles y arbustos, y haciendo caer a ambos contra el suelo mientras la bestia terminaba de arrancarle el cuello a mordiscos al hombre. Asustados y con Rick herido, Axel y Liz lo levantaron y lo apoyaron en sus hombros, como aquella noche tras la cena cuando Rick había bebido demasiado y lo habían llevado a la cama, y se movieron lo más rápido posible hacia el refugio llevando a rastras a Rick.

Mientras tanto aquella mujer rubia, no logrando mover la pierna y mucho menos ponerse de pie, se arrastró entre arbustos, llorando del dolor y miedo hasta llegar detrás de un gran árbol donde hizo lo que pudo para mantener silencio mientras las lágrimas brotaban de su rostro y el sonido del animal masticando la carne de quien alguna vez fue su amado llegaba a ella. Pronto ella se puso en posición fetal con la espalda contra aquel tronco y cerró los ojos, deseando que todo eso fuera una pesadilla a la vez que se repetía constantemente que todo iba a estar bien hasta que la bestia continúo su camino tras los tres cazadores.

— Todo esto es un sueño, todo esto es un sueño. Sí, todo esto DEBE de ser un sueño — Dijo ella tratando de sonreír mientras las lágrimas que desbordaban por su rostro corrían el maquillaje que tenía y sentía un terrible dolor recorrer su pierna justo donde las balas habían dado y la caliente sangre escurría desde las heridas hasta llegar a su tobillo.

Todo eso debía ser un sueño, ¿cierto? Tal bestia era imposible que existiera, tal dolor que sentía en su pierna solo debía ser parte de su sueño, y aquella horrible escena que había visto no había sido real, nada lo era, nada podía serlo, y al despertar, se vería a ella misma en el espejo muchos años atrás antes de que todo eso empezará con aquel cabello sedoso y hermosa figura, luego vería a sus padres los cuales la consentía por ser una buena hija, a sus amigos que la quería tanto como ella a ellos, a su novio que amaba con descaro y podría volver a vivir tranquilamente la vida que alguno vez tuvo. Pero eso no era un sueño, y el bufido y gruñido frente a ella de aquella bestia idéntica a la que asesinó de forma brutal a su amante y su amigo era real, el temor que sentía era real, y las frías lágrimas que recorrían su rostro mientras sonreía temblando del miedo mientras miraba a los ojos a la muerte, ya habiéndose engañado a sí misma que eso no era real, eran reales. Y el grito que atravesó el bosque proveniente de aquella mujer ahora siendo brutalmente despedazada por aquella bestia era real.

La luna brillaba, el bosque estaba lleno de sombras y algunos pocos rayos de luna que atravesaban los árboles. Axel y Liz iban lo más rápido que podían mientras cargaban a Rick, quien ya había manchado gran parte de su camisa con sangre y empezaba a perder la conciencia mientras su cuerpo se ponía helado por la pérdida de sangre, continuaban sin creer lo que acababa de pasar, esa bestia, esa cosa, era algo de lo que solamente tenías que correr, habían visto de lo que era capaz y como recibió tantas balas de frente y ni se inmuto, habían visto su tamaño anormal, y Axel sabía que era rápida, ya que la primera vez que lo vio estaba a una distancia considerable y llegó a ellos en cuestión de segundos y sin hacer ruido alguno pese a su tamaño, sabían que si paraban los alcanzaría en un pestañeo y uno de los tres acabaría como los otros dos hombres, y aun peor, sabían que aunque no pararan eso pasaría.

Axel y Liz jadeaba mientras Rick respiraba con dificultad, sus pasos iban a ciegas y no estaban del todo seguro de que el camino por el que iban era el correcto, y a la vez que sentían sus corazones latir con demasiada aquella bestia avanzaba con velocidad detrás de ellos, cada vez acortando más rápido la distancia. Cuando ya estaba a unos cuantos pasos de ellos, Axel lo noto, noto su respiración, noto el sonido de sus patas aplastando la húmeda tierra de una forma rápida y silenciosa, y cuando estuvo lo suficientemente cerca para abalanzarse hacia ellos, Axel estuvo casi seguro de haber notado los latidos de su corazón, un corazón ajeno a un ser vivo, un corazón del cual estuvo casi seguro tenía algo que no era natural, y fue entonces que apartó a Liz y Rick del camino empujándolos hacia adelante y usando su propio cuerpo como escudo, hizo lo que pudo para detener a la bestia. Y fue entonces cuando Axel recibió de frente a la muerte.

Liz fue sorprendida por el gran empujón de Axel el cual la hizo caer a ella y Rick sobre aquella tierra un tanto húmeda, y para la mala de suerte de Liz sobre una piedra que golpeó profundamente sus costillas derechas y la hizo sentir un desgarrador dolor que la hizo gemir. El dolor había recorrido su cuerpo y pronto una repentina ira brotó de ella, ya que cuando el día había mejorado para ella, un grupo de bandidos cualquiera los asalto y les quitó los rifles entre los cuales estaba el que le regaló su padre para su cumpleaños, una mujer cualquiera tuvo la dignidad de golpear a Rick frente a ella con todo el descaro del mundo y estaba casi segura que esa misma mujer estaba viendo a Axel de forma indecente, un hombre gordo la había estado viendo de una forma asquerosa y ahora llevaban a Rick herido al refugio mientras posiblemente una bestia la cual jamás habría imaginado ver en algún lugar que no fueran sus pesadillas posiblemente los estaba persiguiendo y Axel los había empujado provocando que ella, probablemente, se haya roto alguna costilla, estaba harta y la ira la había inundado por completo, o al menos hasta ver el motivo por el que los había empujado. Cuando Liz, tras haber caído al suelo y haberse roto las costillas derechas levantó la cabeza para ver por qué Axel los había empujado tan descaradamente su sangre se helo y su rostro palideció. Pudo ver, con toda la claridad que podría alguien ver entre el bosque en una noche de luna llena, a Axel firme y con el cuerpo preparado para recibir a aquella misma bestia que había asesinado a los bandidos y que se encontraba en el aire a unos cuantos centímetros de Axel lista para acabar con el de la misma manera que lo había hecho con aquellos bandido, con la mandíbula abierta lista para clavar sus colmillos, y luego en un pestañeo, vio caer a Axel en frente suya salir volando de espaldas contra el suelo, como si hubiera sido lanzado por los aires por el impacto de una bola de demolición, y a la bestia sobre él con las patas sobre su pecho y los colmillos clavados en algo que le había salpicado unas gotas de sangre a la cara. Si antes Liz estaba pálida, ahora estaba más blanca que la nieve tras pensar en lo peor. Pero lo peor no había pasado. Cuando por fin pudo distinguir bien, vio como Axel había usado su propio brazo para frenar el ataque de la bestia, y como por debajo de su muñeca casi al frente de su rostro la sangre escurría donde los colmillos de esa cosa estaban clavados, vio como Axel sostenía una Dessert Eagle por debajo del pecho de la bestia con el cañón bien pegado a su cuerpo mientras tenía el dedo en el gatillo, pero por sobre todo pudo ver los ojos de Axel a unos cuantos centímetros. Unos ojos oscuros que observaban atentamente  a aquella bestia, los cuales no tenían temor o miedo alguno y no reflejaban ni una pizca de dolor pese a tener el brazo sangrando por tener los colmillos clavados en él. Eran los ojos de alguien lleno de coraje, valor y confianza, y pero por sobre todo: determinación, una determinación digna de alguien quien no solo recibiría más que preparado a la muerta, sino que también la desafiaría. Y eso era lo que estaba haciendo. Eran unos ojos que no solo hicieron olvidar el miedo a Liz y la tranquilizaron, si no también darse cuenta por completo de sus sentimientos por aquel hombre al sentir su corazón latir más rápido tras verlo enfrentar aquella bestia. Eran unos ojos tan vivos, como una llama. Y fue entonces cuando tanto Liz quien no podía creer lo que veía, y Rick que hacía lo imposible por seguir consciente aun sintiendo un increíble frío y con el cuerpo desangrándose que vieron como Axel sin dudarlo, descargo toda la munición que había en él cargador de su arma sobre el pecho de la bestia, que a pesar de que no la mató, la hirió lo suficiente para que redujera la fuerza de su mordida lo suficiente para que Axel pudiera lanzarla usando el impulso de su brazo contra un árbol.




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