Última nota

Capítulo 3

Mi semana ha sido un poco agitada como predije. He tenido muchas clases. El profesor Derek y yo... no lo sé, es un poco raro. En ocasiones he notado que me mira pero en cuanto nuestros ojos se encuentran alguno de los dos aparta la mirada. Su comportamiento varía. A veces me trata relativamente bien. Otras veces no me dice ni dos palabras. Es bastante rarito él, pero igual es interesante.

Sarah y yo nos hemos hecho buenas amigas. Ella me contó que también está en primer año pero es de otro grupo. Compartimos algunas clases como la que nos enseña su hermano en algunos días de la semana y también otras como Biología y Literatura.

También conocí a Emilie. Una chica de mi clase. De cabello oscuro como el mío pero mucho más largo. Sus ojos son cafés. Algunas pecas adornan su blanco semblante y también usa lentes porque tiene miopía. Además es muy inteligente y obtiene excelentes calificaciones en cualquier materia. Nos sentamos juntas en clases y en el comedor nos encontramos con Sarah para hablar de cualquier tema como exámenes, chicos, fiestas, redes sociales...

Entre las tres decidimos hacer una pijamada en casa de Emilie pero tuvimos que suspenderla porque justo hoy vendrán unos familiares suyos del extranjero que se hospedarán en su casa por unos días.

Hoy la Tía Clohe tiene que ir a encontrarse con el dueño de un Yate para la filmación de una escena de la película en la que está trabajando para estrenar próximamente. Como yo ya no tenía planes para hoy me invitó a ir con ella y yo feliz mente acepté. Sería bueno para mí desconectar de una larga semana de Universidad y ver las olas ir y venir. No se por qué pero eso siempre me ha parecido relajante.

Estamos en su coche de camino a la costa. El viaje es de más o menos 1 hora por lo que trato de entretenerme escribiendo en mi fiel confidente y amigo. Con el que comparto lo más íntimo que nadie sabe de mí.

Mi diario.

Puede parecer que esta es una de las cosas típicas que haría cualquier adolescente. Escribir en un diario por 2 días y luego olvidarse de que existe. Pero yo no lo veo así. Tengo este diario desde los 15 años. Me lo regaló alguien muy especial para mí :

Mi madre.

Aún su recuerdo duele. Es difícil para mí que estén tan lejos. Seguimos en contacto a pesar de la distancia. Hablamos casi todos los días. Le cuento prácticamente todo lo que me ha pasado desde que llegué. Excepto un pequeño detalle.

Derek.

Esa información solo la tiene mi diario:

Ojos verdes.

Cabello rubio y desordenado pero sin perder el toque atractivo.

Mirada penetrante. Que intimida y te hace sentir inferior.

Sonrisas simples sin separar los labios.

Cambios de humor repentinos.

Estas son las características esenciales que he podido apreciar en Derek en los últimos días. Podrá parecer fanatismo u obsesión pero no es así. Más bien hago esto de analizar sus movimientos porque tengo la impresión de que no puede sacar su verdadera personalidad, y es justamente eso lo que quiero descubrir. Últimamente casi todo lo que escribo se relaciona con Derek. Y eso también es algo raro.

Después de tanto pensar, sacar conclusiones y atar cabos sigo sin llegar a nada, o por lo menos a nada útil.

Mi vista regresa al cuaderno de hojas rayadas que estoy sujetando y doy un respingo.

No me lo puedo creer.

Lo he estado dibujando. A él. A Derek. Inconscientemente. Para ser sincera (y no es por alardear) me ha quedado bastante bien. Creo que se tienen buen parecido. Por supuesto que no le diré a nadie para que haga la comparación. No, definitivamente no es una opción.

Mi tía no se ha dado cuenta de mi sorpresa, ni de lo que he estado dibujando. Está muy concentrada en conducir mientras escucha las noticias en la radio.

Cierro el diario de mala gana y me coloco los audífonos para escuchar música el resto del camino.

***

Hemos llegado.

Ambas bajamos del auto. Mi tía me dijo que fuera a dar una vuelta no muy lejos mientras ella se iba a hablar con ese señor. Bueno, a buscarlo. Porque la verdad es que no veo a nadie. Ni tampoco hay mucho tráfico marítimo. Seguramente es por el oleaje.

La vista es increíble. Unas pocas nubes blancas contrastan en el lienzo azul del cielo. Las aguas son cristalinas y en ellas puedo ver pequeños pecesitos nadando como Flander. Las olas impactan con fuerza contra las rocas para luego debilitarse y retroceder lentamente e ir repitiendo el mismo proceso de manera constante.

He venido vestida para la ocasión. Con un short corto y una blusa blanca del modelo que parecen alas de mariposa. En mi cabeza llevo una pamela también blanca y traigo, por supuesto, gafas de sol.

Me quito las sandalias y dejo a un lado el bolso con mis cosas. Me siento en una roca y dejo que el agua moje mis pies ahora desnudos sobre la arena fina. Mis pensamientos siguen vagando sin rumbo. Pienso en cualquier cosa que me haga sentir bien. Cosas y personas. Como mi madre, mi padre, la música, Nicolás, los libros, Sarah, Emilie, Derek...

Espera, paren todo.

¿Qué?

¿Cómo qué Derek?

¿Desde cuando Derek me hace sentir bien?

Esto es sumamente absurdo.

¿Por qué siempre, siempre, siempre tengo que pensar en Derek?

Mi celular comienza a vibrar sobre mi regazo. Miro la pantalla y....

Número desconocido.

No se si debería responder o no. Tengo bastante curiosidad pero al final me decido por colgar.

Pasan unos segundo y mi celular comienza a vibrar nuevamente. Pero esta es una vibración más corta. Es un mensaje.

Miro la pantalla nuevamente con el ceño fruncido.

Emilie:

Hola Brenda. ¿Qué tal todo?

Ah, es Emilie. Voy a responderle.

Brenda:

Holaa... Todo bien, estoy con mi tía como te dije. Esto es precioso. Mira:



#10081 en Novela romántica
#5470 en Otros
#885 en Humor

En el texto hay: humor, amor, guitarristas

Editado: 18.03.2024

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.