El invierno llegó, trayendo consigo un aire fresco y la promesa de nuevos comienzos. Daelyn y Santiago habían construido una vida juntos, llena de amor, risas y momentos compartidos. Su hija Sofía, disfrutaba de cada día como una nueva aventura.
Una tarde, mientras la familia decoraba la casa para las fiestas, Santiago se acercó a Daelyn con una sonrisa enigmática.
—Daelyn, hay algo que quiero preguntarte —dijo, tomando su mano y llevándola al centro de la sala de estar.
Daelyn lo miró con curiosidad, sintiendo una mezcla de emoción y nerviosismo.
—¿Qué sucede, Santiago?
Santiago se arrodilló, sacando una pequeña caja de su bolsillo. Al abrirla, reveló un hermoso anillo de compromiso.
—Daelyn, desde el momento en que te conocí, supe que eras especial. Hemos pasado muchas cosas juntos, y no puedo imaginar mi vida sin ti. ¿Te casarías conmigo y me harías el hombre más feliz del mundo?
Daelyn sintió lágrimas de felicidad llenar sus ojos. Miró a Santiago, a su hija Sofía, y supo que este era el futuro que siempre había deseado.
—Sí, Santiago. Sí, quiero casarme contigo —respondió, abrazándolo con fuerza.
Mariana y su familia que estaban allí, aplaudieron y celebraron, emocionados por la noticia. La casa se llenó de risas y alegría, y Daelyn sintió que su corazón estaba completo.
La boda fue una celebración íntima, rodeada de familiares y amigos cercanos. Daelyn caminó hacia el altar con Sofía a su lado, sintiendo la presencia de Marco en su corazón. Sabía que él estaría feliz por ella, por haber encontrado el amor y la felicidad nuevamente.
Santiago la esperaba al final del pasillo, con una sonrisa radiante. Cuando se tomaron de las manos y pronunciaron sus votos, Daelyn sintió una paz y una felicidad que nunca había conocido. Estaba comenzando una nueva vida junto a Santiago, una vida llena de amor, esperanza y promesas.
Después de la ceremonia, la familia se reunió para celebrar. Daelyn y Santiago bailaron bajo las estrellas, rodeados de sus seres queridos. Mientras se abrazaban, Daelyn supo que, a pesar de los desafíos y las pruebas, habían encontrado su camino hacia la felicidad.
Con el tiempo, Daelyn y Santiago construyeron una vida llena de amor y aventuras. Su hija creció en un hogar lleno de risas y apoyo, aprendiendo el valor de la familia y el amor incondicional. Daelyn nunca olvidó a Marco, pero también supo que había encontrado un nuevo amor que la completaba.
Y así, en medio de los desafíos y las alegrías de la vida, Daelyn y Santiago vivieron felices, sabiendo que el amor puede renacer incluso en los momentos más oscuros, y que juntos, podían enfrentar cualquier cosa.
Fin
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Editado: 11.09.2024