Capítulo 4
"Seis meses después"
—Jash, amor mío, no quieras apartarte más lejos del jardín, ¿vale? Busco los panes con jamón y queso y ya vengo.
La voz de mamá resonó por todo el patio mientras me miraba, parada en la puerta de entrada. Todo en el jardín era bellísimo, espectacular, y quizás hasta nunca lo noté. El pasto es verde limón, hay flores de todos los colores y un árbol que, para mi mala suerte, no daba frutos ya que era macho. Eso dijo papá. El patio era gigante y existían cosas muy divertidas, pues a papá le surgió la idea de que para que todo sea mejor y más atractivo poner una cancha de football pequeña, también una de basquetbol, compró una piscina de color azul océano donde todos los días, mayormente, nos bañábamos con Thenkslaif.
Las cosas cambiaron desde que mis padres y toda la unidad de policía me encontró en el bosque; pues en casa tenía muchísima seguridad con mis padres. Había veces que mamá se levantaba, preocupada y decía que se soñaba que me había escapado, pero papá le decía que era una pesadilla y yo siempre le recordaba que jamás me iba a volver a pasar.
Papá dejó su empleo por una temporada, más bien no lo dejó, sino que trabaja desde casa. Tiene un horario fijo: cuando me voy a la escuela trabaja en su portátil y mamá trabaja apenas me deja en la escuela y sale media hora antes de yo salir de la escuela. Me va a buscar al salón de clases y me lleva con papá, luego de una hora se va.
En la escuela todo va normal; pero ahora no soy tan invisible como antes ya que muchos murmuran cosas como:
"El chico que huyó al bosque"
"De seguro es un demonio reencarnado"
"Es raro"
"Ahora se ve más lindo, mira la forma tan atractiva de su cabello"
"Cómo pudo durar casi dos días en el bosque, sólo, con un perro"
"¿Qué habrá comido? ¿Hierba?"
Entre otras cosas.
Peter y sus dos amigos fueron expulsados de la escuela por siete u ocho meses, creo, lo enviaron a una sala de tareas por todo ese tiempo y aún no regresan, aunque no tengo ganas de a ninguno verle la cara.
Mientras tanto... mi relación con Thenkslaif ha ido de mejor a super mejor.
Jugamos a diario. Lo llevamos al veterinario cada mes. Papá con coautoría conmigo le hemos enseñado cosas muy interesantes, por ejemplo, si le decimos; siéntate, lo hace. Si le lanzamos un bumerán o una rama pequeña, la va a buscar. Si le pasamos un libro u otra cosa y le decimos; "llévaselo a mamá" él, obediente, se lo lleva. Todo éste tiempo ha sido una maravilla. También me acompañaba al psicólogo que mamá y papá decidieron ponerme, pero ya dejé de ir hace dos meses porque todo ha sido de muchísima maravilla. Estos meses, el cachorro, ha sido quien me ha ayudado a descubrir esa maravilla. Aunque ahora no era tan cachorro, eh.
Tenía un tamaño de perro normal y papá me había contado que sólo crecerá un poquito más, pero que no lo hará más, aunque siempre será fuerte, y lo es. Thenkslaif ha cambiado mucho su aspecto, ahora era bastante guapo, y lo digo porque he mirado como más de tres perras más han venido a casa y se han quedado en la puerta, pero el que una vez fue cachorro y me salvó la vida al parecer está sólo encariñado con "Windsa" , una cachorra no tan grande como él con mucho pelo blanco y parecía muy sofisticada, pues cada vez que su dueña la paseaba y veía a mi perro levantaba la cabeza, con aire de superioridad. Esas escenas eran muy divertida.
—Claro, mamá, todo está bien. Trae las tostadas, tengo hambre. —le dije para que no se preocupara. Ella, un poco no convencida, asintió y atravesó la puerta con mucha velocidad.
Sonreí ante lo que hizo y me quedé sentado en el césped aún, viendo todo desde el lugar que estaba.
—¡Acá, perro loco!
Un grito chistoso, divertido, por parte mi padre inundó todos los alrededores. Miré hacia la dirección que éste provenía y a su lado, más abajo, venía Thenkslaif. Ahora está mucho más peludo, pero aún así papá lo lleva a la peluquería para perros y dejarlo muy bonito. El cuello del perro ahora tiene un collar de plata que dice "Thenkslaif" papá también pagó para que mamá, él y yo tengamos uno igual.
Me levanté del suelo al ver como ambos venían empapado de agua:
—Papá —le llamé, corriendo tras él hasta que me tome entre sus brazos —¿Qué ha pasado? —pregunté, divertido mientras también me mojaba un poco por su ropa.
—¿Ah que no sabes? —papá convirtió su cara en una fingiendo confusión.
Yo, sabiendo que lo decía como adivinanza, le respondí:
—No.
En mi cara se implantó una sonrisa divertida y un tanto burlona.
—Pues que Thenkslaif, sin querer queriendo, obviamente, me ha empujado a la manguera y me ha empapado y pues yo lo mojé igual, no me iba a quedar así.
Solté varias carcajadas en sus brazos.
—¿Y para qué has abierto tú la llave? —decidí preguntar después de mis burlas.
—Para la piscina. —Tras papá decir eso, sonrió de una forma malévola y supe en ese momento lo que podría e iba a llegar a hacer.
—Papá no... —susurré, atónito entre sus brazos. Quise zafarme, lo intenté, pero no valió de nada. —Por favor.
Una sonrisa aún más grande se acomodó en la cara de papá.
—Thenkslaif, ¿quieres que lo lleve a la piscina y lo lance? El agua debe de estar bien fría. —Papá miró al perro, quien saltó de alegría ante escuchar eso y como si supiese lo que ocurriría, se fue trotando directo a la piscina, esperándonos, con unos ojos parecidos al diamante de brillosos.
Yo, medio histérico, comencé a gritar y patalear justo cuando papá, enganchó en su hombro y mi vientre quedó apoyada en el mismo.
—¡Mamá, ayuda! —grité.
Lo siento por mamá, siento su preocupación si llega a salir de manera rápida para ver si algo malo me pasa, pero esto si que es rápido. Son las diez de la mañana, el clima no está para nada caluroso, sino un poco frio, y un zambullido dentro de esa agua creo que no me caería para nada bien.