Un Amigo Como Él

Capítulo 7

Capítulo 6 FINAL

"Al final entendí que todos querían y deberían tener... Un amigo como él"

"Peter me ha quitado todo. Todo. Todo. Todo. Pero... a él también le quitaron, mucho, y por eso me hacía daño a mí".

¿Tienen listos sus pañuelos?

Todo marcha con excelencia. Me encanta saberlo.

—¡Thenkslaif tú tomaste mis zapatos!

El grito de papá hizo que el perro y yo salgamos del escondite que teníamos, detrás del sillón.

Soltamos carcajadas fuertísimas que se escuchó por todo el lugar.

—A ver, a ver, vengan y dejen de corretear.

Mamá salió por la puerta de la cocina. Traía en manos una bandeja con comida. El olor que se filtraba dejaba mostrar que lo que ella traía era varias tazas de chocolate caliente con galletas y chispas de chocolates.

—Claro, ¿y mis zapatos? —preguntó papá, torciendo los labios y cruzándose de brazos.

—Jash —llamó mamá.

—¿Qué, ma? —torcí los labios, inocente.

—Que le des el zapato a tu padre —ordenó, mientras llevaba la bandeja a la mesa que estaba frente a nosotros.

—Yo no los tengo —mentí, pues de verdad lo traía conmigo y los ocultaba tras mis espalda.

—Dáselo.

—¡Ahg! —solté, rehusado. Me acerqué a papá, saqué el zapato de atrás de mí y se lo extendí.

—Muchas gracias, señorito —papá fingió una sonrisa y luego me cargó, colocándome en sus hombros. Me llevó al comedor como si fuese un avión y haciendo un sonido parecido al mismo con su boca, sentándome en una silla.

—Bueno, aquí te traje carne asada, Thenkslaif, tu favorita.

Mamá le colocó grandes trozos de carne al animal en un tazón color azul que mi padre le había comprado y mandado hacer su nombre implantado en un lado.

—Jau —ladró el perro, colocándose en dos patas para después dejarse caer y comenzar a masticar la carne con sus filosos dientes.

—Nunca dejas de decir eso, Thenkslaif —murmuré, viéndolo. —Recuerdo que cuando andaba en el bosque al parecer querías que ese sea tu nombre, siempre contestabas eso.

—Eso lo hace porque de esa manera ladra, querido —murmuró mamá, sentándose a un lado de la mesa, en una silla idéntica a la mía; de madera. Todas eran iguales.

—Thenkslaif, a orar —ordenó papá. El perro dejó la carne que tenía en su boca y se sentó, cerrando los ojos.

Papá ejerció una oración corta mientras que todos teníamos los parpados juntos, cerrados. Pues de esa manera debíamos de agradecer y bendecir la comida. Luego de que papá soltó un: "Amén" abrimos los ojos y nos dispusimos a comer.

—Por cierto... —habló papá, luego de masticar —¿Cómo te fue hoy en la escuela, muchacho?

Le miré y le respondí:

—Bien. Hablé con la maestra durante todo el receso. Le brindé un poco de sándwich y le dije que no se resista, que mamá lo hace rico, y se comió un poco y dijo que te felicitaba, ma.

—¡Enhorabuena! —sonrió mamá —Mañana hacemos más para que le lleves, ¿okey?

Asentí.

—Y nada de qué preocuparse, ¿verdad?

—Nada de que preocuparse, te lo juro.

Mamá y papá sonrieron muchos más de lo que habían sonreído.

—Bueno, yo si tengo una mala noticia —informó papá. Tanto mamá como yo nos dispusimos a escuchar.

—A un compañero de trabajo, a Melvin, se le ha muerto su madre y pues hoy debo de quedarme a trabajar hasta las doce de la noche, debo de irme a las siete y treinta.

Una sonrisa un poco triste se colocó en mi rostro, a mamá por igual, pero papá intentó animarnos diciendo que todo estaba bien, que será sólo por tres o cuatros días más. Debí de entender que papá también debe de trabajar, pues él, con ayuda de mamá, es quien trae el sustento a casa entre más cosas.

—Vale, todo está bien. —Dijo mamá —Y creo que te estás tardando ya que en una hora debes de irte.

—Sí, pero en esa hora me da tiempo a varias cosas —argumentó papá, mientras miraba a papá con una sonrisa —. Incluyendo a que me ayudes a entrar algo allá en la habitación, ¿vale?

Mamá soltó una carcajada mientras los tres continuamos comiendo.

De verdad que las conversaciones de adultos son muy difíciles de comprender.

Y fue así como en un abrir y cerrar de ojos yo estaba encima del sofá con mi pijama puesta mientras que la televisión estaba encendida. El brillo que ésta emanaba por la pantalla era uno fuerte, pero no me molestaba ya que había una distancia entre el sofá y ella.

Papá ya se había ido de casa. Al parecer se olvidó de entrar la cosa con mamá ya que cuando terminaron de comer, me mandaron a jugar con Thenkslaif y vi que ninguno de los dos entró con algo en la mano. Solo ellos dos. En éste momento mamá preparaba la cena en la cocina. Thenkslaif estaba acostado en mi regazo mientras de igual manera veía caricaturas conmigo. Esas no me gustaban muchos, pero como eran de cachorros al mío le gustaba verla, si más recuerdo el nombre era: Patrulla de Cachorros.

En un momento un poco gracioso de las cosas que hacían los perrillos de la televisión, solté una carcajada baja mientras acariciaba la cabeza de Thenkslaif. Sin embargo, dos cosas un poco extrañas ocurrieron después, una detrás de la otra. Y la primera fue esta:

Mamá, desde la cocina, gritó:

—Amor, ¿Qué haces en el patio?

A lo que yo respondí:

—Mamá, estoy aquí, viendo tele.

Y la otra cosa que ocurrió:

Se fue la luz.

Hubo un tipo de corto circuito y un apagón se produjo en toda la casa.

—Ma —llamé.

—Jash.

La voz junto con la silueta de mamá, gracias a la luna que se dejaba alumbrar por la ventana, me tranquilizaron un poco. Mi madre se acercó a mí y me enredó en sus brazos junto a Thenkslaif.

—¿Qué ha pasado? —pregunté.

—No lo sé —respondió. —Pensé que estabas afuera, vi la silueta de un niño en el patio.

Mi piel se erizó por completo.



#20077 en Otros
#2581 en Aventura
#5900 en Relatos cortos

En el texto hay: niños, bosques, amistad animal

Editado: 30.03.2021

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.