IAN
Los días siguientes a la infernal fiesta de los Macallistet fueron oscuros para mí, ya que no solo no salía de la mansión sino que los dos primeros días estuve en cama sin atreverme a salir del interior de las sábanas.
Orfen, con su gran paciencia y amor, logró convencerme de levantarme y al menos salir de la cama.
Pero aún no podía salir de la habitación, te juro que lo intentaba pero me era imposible. No bien traspasaba el umbral de la puerta empezaba a marearme y la vista se me nublaba.
Debía regresar a la habitación y no quiere decir que me gustara vivir así. Me sentía esclavizado a mi propio miedo, y sinceramente no sabía cómo liberarme ésta vez.
Asomarme al balcón nomás me hacía temblar de pies a cabeza, pero quería liberarme de este encierro mental al que había sido confinado.
Pero al escuchar las voces de mujeres que pasaban por la calle no podía evitar llorar y abrazarme a mi mismo, mientras temblaba con mayor intensidad.
Si antes no me gustaban las mujeres ahora directamente me aterraban. Orfen me abrazó por detrás sobresaltándome ya que no lo había escuchado acercarse.
Su voz era suave y su forma de abrazarme lograban calmarme.
—Tranquilo mi amor — me susurraba al oído — Aquí estás a salvo mi vida.
— Orfen.....¿por qué me pasa esto?
—Todo cambiará mi amor
— Tengo miedo Orfen, incluso las voces de las mujeres me hacen temblar....recordar a esa....loca.... — él me abrazó con mas fuerza — Ahora no solo es Fausto sino....ella.... — no podía evitar llorar — Tengo mucho miedo.....mucho miedo.
—Yo haré que seas como fuiste una vez mi amor, te ayudaré....Ven
Me sacó del balcón y dejé de temblar. Me besó con ternura llevandome a la cama, lentamente fuí relajándome y sintendo cómo la pasión aumentaba. Pero cuando empezaba a ponerse en tono aquello la puerta sonó.
Orfen suspiró hondo y se levantó para abrir, era el mayordomo que le llevaba una nota. Al leerla pude ver claramente que su humor cambió. Furioso dijo:
—¿Está aqui?
—Sí señor
—Dile que espere en el living
—Allí se encuentra ahora señor
—Bien, ahora voy.
El mayordomo se alejó y Orfen me dijo que tenía algo que hacer, que enseguida volvería. Pude notar su turbación y me preocupé pero él sin decir más se fue.
Pasaron unos minutos y yo empecé a sentirme claustrofóbico, en verdad me sentía enloquecer. Tenía miedo de salir y ahora me asfixiaba aquel lugar. ¿Qué me sucedía por dios?
Abrí la puerta y a empece a sentir el mareo pero el anhelo a saber con quién estaba Orfen era más fuerte, así que sujetándome de las paredes salí. La visión se tornaba borrosa pero seguí caminando apoyado en la pared.
Al caminar mi respiración se fue agitando. Tenía que llegar al living, algo me decía que debia ver lo que allí sucedía. Pero tenía que apurarme.
¿Cómo era posible que me haya vuelto tan inútil? No me era posible caminar libremente por la mansión como antes y me odiaba a mi mismo por ello. Pero fuí avanzando, asi bajé las escaleras como pude hasta llegar a la planta baja.
Luego me arrastré hacia el living haciendo un gran esfuerzo por no desmayarme ni vomitar. Al acercarme al living escuché los gritos de Orfen y los de....ella. Esa perra de Sara otra vez. Su voz era suficiente como para hacerme temblar, pero me detuve a recuperar el aliento.
—¡Vete Sara! ¡Le advertí a tu padre lo qué pasaría si volvias a molestarme!
— No te librarás de mí, me compensarás con el matrimonio
— Irás a la cárcel por lo que haz hecho y ahora haces
— Amas a Naruto ¿cierto? — ella reía como loca — Hablé con su padre ¿sabías que enviudó por segunda vez y solo desea recuperar a Ian, su hijo msyor? Tengo entendido que Ian aún sigue bajo la tutela de su padre quien nunca renunció a él.
—¿Qué quieres decir?
—Haré que su padre se lo lleve y por más Von Fisher que seas, no podrás retenerlo. Así que casate conmigo y te permitiré conservarlo como una mascota.
Como respuesta Orfen le dió una cachetada arrojandola al suelo, en verdad estaba furioso.
—Alejate de mi vida si es que aprecias el escaso estatus social de que tu familia conserva....Sara
—¡¿Estás loco?! ¡¿Cómo te atreves a tratarme asi?!
— A una perra arrastrada la trato como quiero. Ahora te iras y me comunicaré con la policía. Luego con tu padre
—Y tú acabas de perder a Ian porque su padre no dejará que se quede contigo por más Von Fisher que seas.
No podía seguir manteniendo la conciencia, aquello era demasiado para mí. Fui cayendo al suelo estando apoyado en la pared. La visión fue desapareciendo y me desmayé.
No se cuánto tiempo estuve inconciente pero al despertarme me encontraba en la habitación y Orfen estaba a mi lado en la cama acariciandome.
—Orfen....estás aquí
— Mi amor, despertaste.
Él me abrazó y me besó con ternura, yo lo abracé con fuerza.
— Echaste a Sara y me encantó.
— Por supuesto mi amor, te amo solo a tí.
—En cuanto a mi padre...no podrá hacer nada
— Porque hace un mes que cumpliste la mayoría de edad definitiva.
— Exacto, tengo 19 años ya
— Y Sara no lo sabe — prosiguió Orfen — Pero ¿en serio no quieres ver a tu padre?
—No, él me echó de casa y mi calvario empezó. Él ya eligió y no fue a mi. No me importa nada él, si ahora se siente solo es su problema.
Orfen me besó mientras me acariciaba logrando tranquilizarme, dios amaba tanto sus besos como sus caricias. Él estaba felíz porque a pesar de mis miedos los enfrenté y logré salir de la habitación. Era un gran paso.
— Tienes que curarte mi amor — me dijo Orfen acariciando mi mejilla — Nada deseo más que verte libre de nuevo .
—Lo sé amor mío y creeme que tengo el mismo deseo. Pero estoy en eso.