Un Amor De Chocolate

Traumático Pasado

ANTHONY


CUATRO AÑOS DESPUÉS 


En un abrir y cerrar de ojos pasaron cuatro años, y fue tan rápido que al despertarme ésta mañana me sorprendí. 


Éstos años disfruté de la compañía de mi papá, de mi hermana y de Orfen. Debo confesar que aún hoy sigo disfrutando junto a ellos. 


Mientras me duchaba, meditaba en los increíbles cambios que se sucedieron en mi vida. Los cinco primeros años de mi vida la pasé junto a mi bisabuelo fuí felíz, pero siendo manipulado por él al creerme todas sus mentiras. 


Él despertó el odio hacia mi papá al infestar mi mente y mi alma con sus malditas mentiras. Cuando murió viví un infierno durante tres años junto a esa maldita tutora.


Porque mi vida junto a esa mujer fue eso, un verdadero infierno. Ella me solía golpear debido al gran resentimiento que tenía, cargada de envidia hacia nosotros, la aristocracia. 


Y en concreto mi bisabuelo, quien al parecer destrozó su vida y la de sus padres. Todo por cuestiones de dinero y de poder.


A veces me abrazaba de una forma extraña que no me gustaba. En verdad me incomodaba. Según ella era porque me veía lindo.


Cuando conocí la historia de mi padre, supe que la manera en que me abrazaba y besaba mi tutora, era la misma que usaban los amantes o los violadores con sus víctimas. 


Recién lo entendí cuando Orfen sacó del orfanato a mi hermana, y le leyó el diario que mi papá escribió para ella, cuando ambos me contaron la historia de Liam y sus desgracias. 


Fue allí,en esos momentos cuando iba dandome cuenta de todo.  Por suerte mi tutora, no siempre me abrazaba y me besaba así. 


Solo lo hacía cuando la asaltaban los ataques de cariño, y honestamente eran mucho peores que los momentos en que me golpeaba con furia. 


Si, los años vividos junto a esa mujer fueron un infierno. Pero ella enfermó gravemente de tuberculosis y nada pudo hacer para salvarse. Murió en ésta mansión.  


Con decir que al verla dar el último suspiro, un gran alivio invadió mi mente y mi alma. Pocos días después, me enteraba que mi padre había aparecido y se ocuparía de mí.


Mientras el agua tibia envolvía y abrazaba mi cuerpo, las imágenes de mi pasado junto a mi tutora comenzaron a invadir mi mente. Solo bajo la ducha podía llorar sin problema ni temor a que mi papá me escuche. 


Durante éstos cuatro años él quiso oír mi historia, pero me había jurado nunca contarle nada sobre lo vivido junto a mi tutora. 


Me limitaba a contarle lo que viví con el bisabuelo únicamente. Pero no mencioné a esa mujer jamás.


Esa loca me encerraba días enteros en mi habitación llevándome la comida solo si cumplía con lo que según ella yo debía ser un buen hijo. Maldita, ni siquiera era mi madre. 


Los golpes que me daba con su látigo eran muy dolorosos, pero ella me causaba muchísimo más dolor cuando me abrazaba y me besaba en la boca. 


No podía decirle a nadie, ni siquiera a Orfen ni a Alice, ya que le contarían a mi papá todo y honestamente no soportaría ver el dolor y el sufrimiento en su rostro. Este es mi problema, mío y de nadie más. 


Cuando pude calmarme apague la ducha. Cada mañana era así, pero había días que me superaba al punto de golpear la pared con mis puños, hasta que las fuerzas me abandonaban. 


Otras mañanas me bastaba con llorar. Es que sentía furia hacia mi tutora por haberme manipulado así, por haberme usado como lo hizo y principalmente por haber violado y tener el deseo de seguir torturandome día a día. 


Furia hacia mi madre también por haber violado a mi padre, y desear seguir torturandolo también. Por desear alejar a sus hijos de su padre.


Esa mañana era uno de esos días en que el recuerdo de lo que esa perra me hizo a mí y lo que mi madre le hizo a mi papá me sobrepasó. No sé por qué me sentía tan mal y con deseos de llorar amargamente, o mejor dicho si que lo sabía. 


Me dolía saber que Alice y yo eramos  el producto de una violación, y a pesar de todo nuestro papá nos quería y mucho, porque sabía que si estuviera en su lugar yo....no sé si aceptaría a mi hijo. Eso literalmente me despedazó y ya no podía parar de llorar. 


Mientras me secaba intentaba usar mi voluntad para contener mi amargura, o mi papá acabaría dándose cuenta. Tras envolver mi cintura con la toalla salí del baño, y para mi sorpresa él estaba allí. Mi papá junto a Orfen, aguardaban por mí.


Ambos me miraban muy preocupados. Era lo último que me faltaba. Intenté discimular, pero me fue imposible, y de todos modos mi padre no me lo habría permitido.


— Antbony, vistete te esperamos fuera. Tenemos que hablar. — me dijo papá.

— Papá no.....

— Ésta vez no te negarás — fue la rotunda respuesta de mi padre. 

— No quiero preocuparte papá. 

— En ese caso hablale — me dijo Orfen y ambos salieron de mi habitación. 


Con poco ánimo me vestí, un pantalón negro, camisa roja y pulover cuello V de igual color. Mirándome al espejo me pregunté qué podría hacer ahora. No podía seguir eludiendo a mi papá, pero tampoco quería que sufra por mi culpa. Sin embargo no podía seguir postergando esa charla mucho tiempo.


Al salir de mi cuarto mi papá, que estaba esperandome, sujetó mi muñeca derecha y prácticamente me arrastró rumbo a la biblioteca. Allí estaba Orfen esperándonos. 


Me hizo sentar lejos de la puerta y cerca de ellos. La actitud de mi papá y de Orfen me hicieron ver que en ésta ocasión no tenía escapatoria. Suspiré profundo antes de empezar.


— Papá....en serio no es necesario que te preocupes por mi....

— Hijo, quiero saber qué te sucede. Estuviste llorando amargamente en la ducha. 


Desvié la mirada angustiado ¿cómo podía quererme siendo quien soy? Mi papá en verdad era alguien increíble. 




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