ANTHONY
—¡Nunca! ¡¿Entiendes mis palabras padre?! ¡Nunca dejaré a Gabriel! ¡Menos por un capricho tuyo! ¡Y jamás me casaré con esa basura de Mefis solo porque es el sobrino de Orfen!
Estaba histérico y nada me importaba. Hacía tres días que mi padre junto su esposo y mi hermana habían llegado a casa. Los dos primeros días fueron felices ya que mi padre estaba dispuesto a ayudarme en todo lo que necesitaba.
En verdad lamentaba lo de Mefis y me aseguró brindarme toda la ayuda posible. Nunca antes me había sentido tan protegido como en esos momentos. El esposo de mi padre se disculpó conmigo en nombre de su familia debido a que Mefis era su sobrino carnal.
Mi hermana Alice me aseguraba que todo estaría bien, debido a que nuestro padre era el mejor psicólogo y sabía que ella no exageraba. Pude presentarles a Gabriel a quien recibieron como uno más de la familia.
El segundo día lo pasamos los cinco en familia, para mi mayor placer ví a Gabriel y a Orfen conversar como si se conocieran de toda la vida. Ellos en verdad parecían ser padre e hijo. Nunca había sido tan felíz.
Pero todo tuvo que desintegrarse al tercer día cuando Orfen fue a ver a su sobrino para ajustar cuentas debido a lo que hizo. Estaba dispuesto a hacerlo tratar con un psiquiatra sin importarle lo que su hermano mayor diga.
Fue cuando Mefis le reveló la verdad de Gabriel con burlista expresión presentándole pruebas irrefutables que avalen sus palabras.
Orfen no pudo seguir con su decisión, limitándose a disculparse no solo con su sobrino sino además con su hermano quien le exigía me obligase a mí a volver con el monstruo de su hijo.
Para cuando Orfen llegó a casa me miró de forma sombría, y buscó a mi padre con quien se encerró en su habitación durante una hora.
Cuando salieron mi padre estaba hecho una fiera, se avalanzó a mí rojo de furia, me sujetó de los hombros y mientras me sacudía con fuerza me gritaba:
—¡Maldito mentiroso! ¡¿Cómo pudiste hacernos ésto Anthony?! ¡Nos hiciste quedar mal con Mefis y su padre!
Me hice soltar sin dar crédito a lo que estaba escuchando. ¿Acaso me padre se volvió loco?
— ¡Sueltame padre! ¿De qué hablas?
— ¡¿No te hagas el inocente?! ¡Calumniaste a un gran chico como Mefis! — aquello me lo dijo tras golpearme con una fuerte cachetada — Pero ésto se acaba aquí y ahora ¿entiendes?
— No padre, no entiendo ¿de qué estás hablando?
— De que Gabriel es el hijo de Fasuto — dijo Orfen recién — De eso habla tu padre, aquí el auténtico monstruo es Gabriel no Mefis.
— ¿Cómo pudiste hacernos ésto Anthony? Sabiendo la clase de persona que Fausto es ¿cómo pudiste abandonar a Mefis por Gabriel? — me decía mi padre con resentimiento.
—¡No mentí en nada! ¡Mefis es un monstruo! ¡Todo lo que les conté fue cierto! Preguntenles a los criados si no me creen.
— Los despediremos a todos ellos si osan calumniar a Mefis — espetó con dureza mi padre. No lo podía creer.
—¿Qué dices padre?
— Volverás con Mefis y te casarás con él.
—¡¿Acaso no me escuchaste?! ¡Mefis es un monstruo que disfruta torturandome! Tu mejor que nadie debería entenderme padre.
— Mentira, el monstruo es Gabriel no Mefis — dijo tozudamente mi padre.
—¿Por qué dices eso? ¿Por ser hijo de Fausto Sensi?
— Así es, por eso te casaré con Mefis inmediatamente.
— No padre, no lo haré
— Empezaremos los preparativos para boda.
— ¡Nunca me casaré con esa basura! ¡Prefiero estar muerto! Además Gabriel parece más hijo de Orfen que Fausto. Hasta el mismo Fausto lo afirma.
— No se hable más Anthony.
— ¡Nunca dejaré a Gabriel! ¡Menos por un capricho tuyo! ¡Y jamás me casaré con esa basura de Mefis solo porque es el sobrino de Orfen!
Sin pensarlo dos veces entré a mi habitación y saqué un bolso donde fui colocando mis ropas. Me iré a Recreación. Mi padre entró a mi habitación y ofuscado me amenazó.
— Anthony piensalo bien, porque si sales por esa puerta no podrás regresar nunca más. No podrás venir a buscar nada de nada aquí.
¿En qué estaba pensando mi padre? ¿En serio creía que amenazandome así iba a convencerme? Estaba muy equivocado. Cerré los ojos sintiéndome tan mal.
Cuando recuperé el control de mí mismo, los volví a abrir para mirarlo con intenso dolor.
— Papá ¿qué habrías hecho si tu padre te hubiese exigido que te cases con Fausto luego de haberte sometido teniendote en su cama encadenado por esos tres largos años? — Ví que se estremecía de tan solo pensarlo y me odié por hacerlo revivir aquel dolor — Si te pedía que abandones a Orfen para siempre ¿Habrías obedecido esa orden....papá?
— No....no es lo mismo hijo....no lo es....
— Sabes perfectamente que sí lo es. Gabriel parece más hijo de Orfen que de Fausto. Y si para seguir a tu lado debo alejarme de él...entonces prefiero irme. Lo siento papá.
— No serás recibido en ésta casa si te vas hijo. En eso seré firme.
— ¿Me quitarás el apellido también padre?
— No...aún no....
— Bien, significa que puedo seguir quedandome en recreación. Adios padre.
— Anthony por dios...
— No, no padre, no — lo miré con firmeza mientras las lágrimas humedecían mis ojos — No volveré junto al monstruo de Mefis solo porque le mintió a Orfen. No dejaré que me mate solo por un capricho. Tú eres mi padre y debíste protegerme en vez de entregarme a menudo monstruo.
—¡Nunca dijiste que Gabriel era hijo de Fausto! Orfen y yo te apoyabamos Anthony. ¿Por qué crees que Orfen fue a enfrentar a su sobrino? Lo hizo para ponerlo en su lugar porque creímos en tu palabra.
—¡Nunca les mentí! ¡En todo caso quien mintió fue Mefis! Si en verdad querían protegerme debieron seguir firmes a mi lado y no ponerse a favor de semejante monstruo.
— Nunca imaginamos que podría salir Mefis con algo así. ¿Por qué no dijiste nada? Otra habría sido nuestra reacción hijo.
Supe que no tenía nada más que decir. Sujeté mi bolso y me dispuse a irme.