Un Amor De Chocolate

Epilogo

ANTHONY

Habían pasado tres años desde que Gabriel eliminó los recuerdos a mi padre sobre mi existencia. Sabía que era inmensamente feliz y que tenía un hermanito, en realidad dos hermosos hermanitos.

Orfen nos enviaba cartas y fotos de Nagi y Yuki. Por él sabía que mi papá al fin pudo revivir encontrando la felicidad que tanto necesitaba. También sabía que el padre de Gabriel era inmensamente feliz viviendo en otra ciudad junto a su amado esposo y sus dos hijitos. Al fin pudo encontrar al amor de su vida y formar una bella familia.

En cuanto a nosotros ¿qué puedo decir? Somos tan felices que no nos conformamos con un solo bebe. Volvimos a alquilar el vientre de la misma mujer, ya que queríamos que los niños sean también hermanos de sangre, solo que en ésta ocasión el padre era Gabriel. Así lo quise yo.

Tuvo una hermosa niña igualita a su padre, aquello era lo que más adoraba de la pequeña. Era dos años menor que mi niño. Los cuatro eramos muy felices. Nos amabamos y solo felicidad respirabamos.

Había aprendido a reír junto a él, quien solía abrazarme con intensidad y siempre me recordaba lo maravilloso que era ser gay. Nada, repito, nada me podría hacer más felíz que contar con el amor de Gabriel y de nuestros hijitos.

Las risas de nuestros pequeños daban vida a la casa y a nosotros. Esta tarde nos encontrabamos los cuatro en nuestra habitación frente a la chimenea ya que fuera nevaba intensamente.

Nuestra pequeña reía mientras me abrazaba, en tanto yo acariciaba sus hermosos y negros cabellos sedosos. Su verde mirada era identica a la de Gabriel.

Ella realmente sabía cómo convencerme de las cosas. A pesar de ser tan pequeña era una verdadera manipuladora y a mí me encantaba aquello. Mi pequeño estaba en los brazos de Gabriel riendo con ganas.

En un determinado momento, ambos se alejaron de nosotros y empezaron a correr por todo el dormitorio que era en verdad grande.

Fueron a la cama de dos plazas y empezaron a saltar en ella. Por dios, ese par en verdad tenían mucha energía. Gabriel aprovechó para abrazarme con intenso amor, nos besamos con pasión mientras nos acariciabamos.

En verdad nos amabamos, y este era nuestro gran paraíso. Nuestros pequeños dejaron de saltar en la cama, para acercarsenos y lanzarse a nosotros alegres como solían hacerlo. Nos abrazamos todos juntos riendo a más no poder.

- Te amo Anthony, te amo tanto que me siento feliz a tu lado.
- Y yo te amo mucho más Gabriel, muchisimo más. Hiciste realidad todos mis deseos, ya no tengo ninguno.

- En cambio yo, tengo uno más.
- ¿En serio? ¿Cuál?
- El futuro.
- ¿El futuro?

- Vivir por siempre feliz a tu lado y con nuestros dos hijitos.
- Deseo concedido mi amor.

Sellamos aquello con un beso y abrazo de intenso amor, en tanto los pequeños estaban junto al fuego de la chimenea jugando y riendo alegres.

Había valido la pena padecer tantos horrores y  pesadillas. Pero a partir de hoy solo amor nos deparaba  el destino.

FIN
 




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