Capítulo 6 - OLVIDAR

OLVIDAR

Me quedo sin habla, flipando con lo que Blas me acaba de decir. ¿Estaba insinuando que si le hubiera dicho algo de esto antes, habría estado conmigo? ¿Acaso Blas sentía algo por mí? ¿Qué es lo que estaba pasando? Lo único que sabía es que cada vez se acercaba más a mí.

Borra esa idea de la cabeza María, ¿en qué estás pensando? Me acabo de montar una película en un minuto. Blas no siente absolutamente nada por mí, de eso estoy totalmente segura de ello.

Blas se acerca más a mí poniéndome nerviosa. Me vuelve a acariciar la mejilla provocando que un rubor rojo aparezca en mis mejillas. El tiene novia y la quiere, no puedo estar pensando que siente algo por mí. ¡Es absurdo!

Blas me agarra de la cintura, me atrae hasta él y se acerca lentamente. No puedo creerme lo que parece que está a punto de pasar. Me mira a los ojos y yo me pierdo en ellos, dejándome llevar por lo que me hace sentir, hasta que finalmente junta sus labios con los míos y me besa.

El beso es lento y dulce, provocándome un millón de sentimientos. Para mí el beso más perfecto y maravilloso. Pero… Esto no estaba bien. Él… No puedo ni pensar, aún estoy aturdida por todo lo que está pasando.

Nos separamos lentamente y nos miramos a los ojos, dándome cuenta de que durante el beso me había puesto a llorar sin saberlo. Entendiendo al fin la decisión que acababa de tomar y el porqué de mis lágrimas.

Puede que esté equivocada o puede que no, pero creo que es lo mejor, aunque me duela, aunque sufra por él, va a ser lo mejor, no solo para mí sino también para él.

—Blas esto no está bien —digo susurrando y recuperando el aire después del beso.

—¿Por qué? —me pregunta dulcemente borrando con sus dedos todo rastro de mis lágrimas.

—Porque tienes novia —le digo de manera obvia—. Además quiero que hagas una cosa por mí —le pido.

—Dime —me incita a seguir hablando cogiéndome de las manos.

—Olvídate de lo que te he dicho antes —le digo seria—. Yo no te he confesado nada y lo que ha pasado ahora… —le digo intentando mantener una respiración tranquila—. Lo que ha sucedido ahora mismo no ha ocurrido, no ha pasado nunca —digo intentando ser tajante y autoconvenciéndome.

—¡¿Qué?! —me dice exaltado y sin entender nada— ¿Por qué dices eso? —me pregunta nervioso intentando buscar mi mirada.

—Porque quiero olvidarme de ti —respondo sincera—, y a parte, tú quieres a tu novia —le miro y me encuentro con una mirada angustiada.

—Pero… —intenta hablar Blas nervioso.

—Nada de peros —le corto mientras me suelto de su agarre nuevamente— Me voy —sigo diciendo separándome de él—. Adiós Blas —termino por decir mientras me alejo sin mirar hacia atrás.

Sigo andando y no miro hacia atrás. Me siento falta por lo que le acabo de decir, pero creo que es lo mejor que he podido hacer. Sé que él está confundido, solamente eso, confundido. Yo creo que me ha visto más guapa y al haberle confesado que estaba enamorada de él, se ha debido de confundir, nada más. Estoy completamente segura de que Blas quiere a Ane, lo vi en sus ojos anoche, en la manera en la que la miraba. Pero bueno, lo hecho, hecho estaba. No había vuelta atrás.

Al llegar a casa me voy directamente a la cama para dormir, mañana sería un nuevo día, otro completamente diferente.

En otro lugar, no muy lejano, había un chico que no podía parar de pensar en cierta chica morena.

Aún no podía creérmelo, no podía. ¿Pero cómo iba a poder? María me acababa de decir que estaba enamorada de mí. Fue oír sus palabras y me quedé estático, sin saber que decir, estaba flipando. Pero es que no podía creérmelo, pensaba que estaba soñando.

La quiero, la amo. Soy un idiota y un gilipolla por no haberme dado cuenta de sus sentimientos y por no haberle dicho antes lo que sentía por ella. Pero sobre todo por estar ahora con Ane.

¿Y el beso? Había sido maravilloso. He sentido cosas que jamás había sentido al dar un beso y sobre todo, nunca había sentido nada igual por una chica que por María. No me arrepiento de habérselo dado. No.

Aunque ahora estoy muy confundido porque Ane ha entrado en mi vida, lo ha hecho y la ha cambiado completamente. Sintiéndome querido y amado, sintiéndome importante para alguien por una vez. Aunque estoy seguro aún de una cosa, que sigo enamorado de María.