Capítulo 14 - CORAZÓN PARTIDO

CORAZÓN PARTIDO

—Yo lo siento mucho —me agarra de las manos—, sé que me vas a odiar cuando acabe pero quiero que sepas una cosa —me mira a los ojos—. Te amo —sigue hablando mientras se me encoje poco a poco el corazón ante sus palabras.

—Yo también te amo Blas —respondo—, pero dímelo ya, me estás asustando —digo con un tono en el que se me nota que estoy asustada.

—María esto se… —comienza a decir.

Por favor, por favor lo pido, que no diga las palabras que creo que va a decir. Por favor no.

—Esto se ha acabado —termina de decir por fin agachando la mirada.

—No entiendo nada Blas —le digo intentando respirar con tranquilidad pero me es imposible, es como si me faltara el aire.

—Lo nuestro —vuelve a mirarme a los ojos—. No podemos estar juntos —vuelve a repetirme.

Al terminar de decir esas palabras mi corazón se rompe en mil pedazos, viendo como poco a poco mi mundo se venía abajo. No entendía nada de lo que estaba pensando, no sé que ha podido pasar. Ni siquiera puedo evitar que mis lágrimas comiencen a surcar mi cara, nublándose mi vista.

Paso mis manos por mi cara y me tapo con ellas, para después posarlas sobre mi estómago. El dolor que siento cada vez es mayor y solo pienso en que quiero que se acabe, no puedo soportarlo.

—No llores por favor —me dice Blas abrazándome—, no soporto verte así —sigue diciendo.

—Pero… —intento decir mientras levanto la vista para verle—. No lo entiendo —consigo decir— ¿Qué es lo que he hecho mal? —pregunto sin entender nada intentando respirar con normalidad.

—Tú no has hecho nada malo, en serio —me dice agarrando mis mejillas con sus manos para que lo mire—. El problema soy yo —me dice serio.

—¿Ya no me quieres no? ¿Es eso verdad? —hablo mientras me da el hipo por llorar y atragantándome con las palabras.

—Te amo —me dice con un intento de sonrisa—, y eso no lo va a cambiar nada ni nadie —me dice a los ojos mientras sigue con sus manos en mis mejillas.

—¿Entonces? —pregunto abrumada al seguir sin entender nada.

—Escúchame —me dice—, te lo voy a explicar pero déjame terminar, por favor —me pide casi suplicándome.

Me agarra de las manos, me mira a los ojos y se dispone a contarme el porqué de toda esta situación.

No soportaba verla así y menos sabiendo que la culpa es mía. Me odio a mí mismo por tener que hacer esto, por tener que dejarla, pero sé, que a la larga, es lo mejor para los dos.

Una relación a distancia nunca funciona, estadísticamente es casi imposible que sobreviva a la distancia. Aunque la ame, a veces el amor no lo es todo ¿o no? Voy a echarla de menos, mucho la verdad, pero sé que va a ser lo mejor.

—El padre de Ane me ha conseguido… —comienzo a decir pero al oír ese nombre veo como la furia comienza a apoderarse de ella al ver como aprieta los puños.

—Ya lo entiendo —habla seria—, el padre de Ane —dice algo sarcástica.

—María prometiste dejarme terminar —la reprocho por haberme interrumpido.

—Lo siento —se disculpa porque sabe que tengo razón.

—Me ha conseguido una prueba para un grupo de música formado por cuatro chicos más para poder cantar —explico.

—Pero… —habla—, eso es maravilloso —me dice mostrándome una pequeña sonrisa— ¿Cuándo es la prueba? —pregunta interesada.

—La prueba ya ha hecho —confieso—. Hemos decidido comenzar una carrera musical los cinco —sigo diciendo—. Pero para eso tengo que irme a vivir a Madrid —digo lo último sin querer mirarla a los ojos.

Voy a abandonarla.

—Sigo sin entenderlo Blas —me dice confusa— ¿Qué tiene que ver eso con nosotros? —me pregunta.

—Claro que tiene que ver —respondo obvio—. Tiene que ver y mucho —digo algo frío—. Las relaciones a distancia nunca funcionan. No podré verte más —explico mis argumentos—. No podemos estar juntos —finalizo.

—Ni siquiera lo has intentado —medio susurra mientras las lágrimas vuelven a salir de sus preciosos ojos, ahora apagados y tristes.

—Sé que no funcionará —digo seguro de mis palabras y de mi decisión.

Al terminar de hablar, María no puede dejar de llorar provocándole hipo y que le cueste respirar. No podía verla así, se me partía el corazón.