Un amor de verano √

Capítulo 23 - EL PRIMERO

 

Antes de que comencéis a leer tengo que avisaros de que este capítulo es totalmente diferente a los que he echo y contienen escenas subidas de tono. Yo os he avisado, ahora sois vosotros/as los/las que decidis si quereis leerlo o no.

 

EL PRIMERO

 

Narra Didi:

 

Ha pasado un mes desde que conocí al chico de mis sueños. Álvaro es absolutamente perfecto, bueno y cariñoso conmigo. Me hace reír y lo más importante, no tengo que ser otra persona cuando estoy con él.

—Hola amor —me sorprende Álvaro entrando en mi habitación.

—Hola cielo —respondo girándome para mirarlo.

Álvaro se acerca hasta mí y me agarra de la cintura para después besarme. Bueno más bien me come a besos. Cada día me gusta más, tiene dos caras diferentes, primero es dulce y cariñoso pero después se vuelve un salvaje.

—Mmm —gruñe al separar nuestros labios y yo me río porque creo que se está encendiendo—. Te amo —me susurra mirándome a los ojos.

—Yo también te amo —respondo sincera.

Vuelve a apoderarse de mis labios en un beso apasionado y cada vez me los da más intensos. Me aprieta más contra él y pongo mis manos alrededor de su cuello para intensificar el beso. Al cabo de unos minutos sus labios dejan los míos para depositarlos en mi cuello, dejando besos húmedos en esa zona  tan sensible para mí. Sigue insistiendo ahí porque sabe que es mi punto débil y no puedo evitar soltar un gemido. Se separa y me mira a los ojos y veo que en ellos hay lujuria y amor, así como deseo. Una sonrisa ladeada se implanta en su cara y yo me pongo roja de la vergüenza por no haber podido contener mi gemido.

Me empuja contra la pared y me sigue besando. Pasa sus manos por mi espalda baja y finalmente me agarra del culo para alzarme, haciendo que enrede mis piernas en su cintura. Esta situación cada vez me está excitando más. Oigo como vuelve a gruñir y finalmente nos lleva hasta la cama y se sienta en ella, quedando sentada sobre él. No deja de besarme, no para y no solo en mis labios, sino que recorren todo mi cuerpo, sin dejar ni un trozo de piel sin besar. El calor me inunda y se me hace insoportable pero no quiero parar. Álvaro coge el bajo de mi camiseta y me la quita quedándome en sujetador. Sus ojos me recorren de arriba abajo y yo me sonrojo levemente ya que nunca he estado en esta situación.

—Deja de mirarme —pido en un susurro.

—No quiero —me responde sonriendo.

—Por favor —vuelvo a insistir mientras que intento taparme con mis manos.

—No te tapes —me dice cogiendo mis manos para apartarlas de mi cuerpo—, eres absolutamente perfecta, no tienes nada de lo que avergonzarte —me mira a los ojos siendo sincero.

 

Narra Álvaro:

 

Cuando consigo apartar sus manos de su cuerpo vuelvo a besarla con ganas. De repente Didi toma el control de la situación y empieza a dejar pequeños besos sobre mi cuello que no hacen más que matarme por dentro. ¡La necesito ya! Sus manos viajan al borde de mi camiseta y la alza para sacármela lentamente o al menos eso es lo que creo porque me parece que es una eternidad. Acaricia lentamente mis brazos, mi pecho, mi espalda mientras me observa. Sus caricias tímidas me vuelven loco y hace que la bese pero esta vez de verdad, introduzco mi lengua en su cavidad bucal y jugando con su lengua, pasando también por sus labios rozándolos, mordiéndolos.

Nos separamos para coger aire y Didi se ríe. No entiendo porqué pero debe de tener algo en mente aunque me da igual, lo único que puedo pensar es en ella, en el roce de su piel contra la mía, en sus besos, sus caricias… En toda ella. Me mira a los ojos y me besa salvajemente, comenzando a moverse lentamente sobre mi entrepierna.

¡Oh Dios mío! Los movimientos de su cadera hacen que haya fricción entre nuestras partes y me enciendo. Noto como mi entrepierna se despierta y se pone dura provocando que mi corazón lata con rapidez. No puedo aguantar más por lo que la cojo de la cintura y la echo sobre la cama. Me tumbo encima de ella sin aplastarla para seguir con nuestra guerra de besos.

Sus manos pasan por mi espalda acariciándola, se incorpora y termino quedando debajo de ella. La veo sonreír mientras se coloca a horcajadas sobre mis caderas, me incorporo de la cama para quedar a su altura, la agarro de la cintura para pegarla a mi cuerpo e intento besarla. Pero no está en sus planes ya que sus manos empujan mi pecho y me tumban de nuevo. Mis manos acarician su piel y terminan en sus caderas para ayudarla con su movimiento de pelvis sobre mi entrepierna que cada vez se hace más grande y dura.

Cuando me quiero dar cuenta las manos de Didi van a su espalda y se desabrocha el sujetador. Entonces me doy cuenta de que esto va en serio y que ninguno de los dos vamos a parar. Me quedo mirándola y es tan perfecta… Me mira y sonríe pícaramente mientras coge una de mis manos, comienza a subirla rozando su piel desde su cintura hasta llegar a uno de sus pechos, dejándola ahí. Acaricio con mis pulgares esa zona tan sensible y por su cara sé que la está gustando. Después paso a ser más agresivo sacándola otro gemido que es música para mis oídos.

La idea de estar debajo no me gusta mucho así que tomo la iniciativa tumbándola de nuevo en la cama y colocándome encima. La beso y paso mis manos acariciándola por todo su cuerpo. Mis besos pasan por su clavícula y comienzo a bajar hasta llegar hasta sus pechos. Didi gime y me enciendo más al oír ese sonido tan maravilloso. La está gustando tanto como a mí.



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En el texto hay: verano, amor, auryn

Editado: 04.07.2020

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