Un amor de verano √

Capítulo 30 - EL FIN DE NUESTRA HISTORIA

 

 

EL FIN DE NUESTRA HISTORIA

 

Corro al lugar en el que hace unos segundos estaba María. Llego y llorando me asomo por el borde para mirar hacia abajo. Ahí la veo, agarrándose con todas sus fuerzas a un hierro que por suerte sobre sale.

—¡MARÍA! —grito con todas mis fuerzas para que sepa que estoy aquí.

—Blas por favor —suplica aterrorizada—, sácame de aquí —me ruega mientras resiste colgada del hierro.

Me subo al muro e intento ponerme en una posición que me permita llegar hasta ella sin caerme yo. Estiro la mano para intentar coger la suya, pasan unos segundos hasta que al final consigo atrapar una de sus manos.

—No me sueltes —me suplica mirando hacia arriba, a mis ojos.

—Nunca —respondo serio intentando mantenerme cuerdo— ¿Me oyes?  Nunca te dejaré ir —digo seguro de mis palabras.

Sujeto con mayor fuerza su mano y tiro de ella. No puedo soltarla, tengo que sacarla de ahí. Con último esfuerzo consigo subirla hasta arriba y María se agarra a la piedra del muro con la otra mano. Como puedo la saco de ahí y la agarro por la cintura con todas mis fuerzas. La atraigo hacia mí y no la suelto, no quiero hacerlo.

Me dejo caer en el suelo porque me tiemblan las piernas y me llevo conmigo a María. La abrazo e intento recobrar la poca cordura que me queda. Estoy acojonado y creo que en cualquier momento mi corazón se me va a salir del pecho. He estado a punto de perderá, casi la veo morir delante de mis ojos.

Me giro un poco para mirarla y veo que tiene su cara escondida en mi pecho. Está llorando, lo sé porque cada una de sus lágrimas logra mojar mi camiseta. Acaricio su pelo en un intento porque se tranquilice. Así pasamos unos minutos hasta que cesa de llorar.

—María —la llamo con preocupación.

María levanta la cara y me mira a los ojos. En ese mismo instante en que me mira mi corazón se me para. ¿Cómo puede ser que esté tan llena de dolor y sufrimiento? No se merece esto, me siento bastante culpable al ver su cara y sus ojos rojos por llorar.

—¿Estás mejor? —pregunto mientras borro sus lágrimas con mis manos y la miro con preocupación y con dulzura.

—Sí —me dice con la voz quebrada.

—¿Ne-necesitas algo? ¿Te has hecho daño? —pregunto dubitativo intentando tranquilizar mi respiración.

 

 

—No hace falta —contesto como puedo—. Estoy bien —intento sonar segura pero fallo estrepitosamente. 

Lo miro sin saber qué hacer ni que decir, solo sé que me acaba de salvar la vida y que me encuentro entre sus brazos. Me vuelvo a acurrucar en su pecho y Blas me rodea con sus brazos. Mis pensamientos me llevan de nuevo a sus palabras, a esas que me ha dicho hace unos minutos y que se han quedado grabadas en mi memoria: “Nunca, ¿me oyes? Nuca te dejaré ir”.

Cada vez lo amo más y no quiero seguir sintiendo esto por él porque no siente lo mismo por mí. Necesito dejar de sentir este dolor que tengo en el pecho, quiero borrarlo todo de mi mente, poder pasar página.

—Blas —lo llamo mientras me separo un poco de él para mirarlo.

—Dime cielo —me contesta con dulzura.

—¿Qué va a pasar con nosotros? —pregunto aunque sé cuál es la respuesta.

—María yo… —duda—. Sabes que no podemos estar juntos, te lo he intentado explicar antes pero te has cerrando en banda –me explica de nuevo—. Por favor, entiéndeme —me suplica mirándome angustiado.

—Te entiendo Blas pero una vez estuvimos en una situación parecida aunque con distintos problemas —comienzo a decir—, y tú decidiste que lo mejor sería separarnos —recuerdo aquella vez cuando se marchaba a Madrid.

—¿Y al final qué pasó? —me pregunta interesado.

—Que ninguno de los dos podía vivir sin el otro, que estamos mejor juntos que separados —digo la verdad.

—¿Crees que volverá a ocurrirnos? —me vuelve a preguntar acariciando mi mejilla.

—Ya no creo en el destino Blas —lo miro seria—. Así que creo que este es el fin —digo segura de mis palabras. Tengo que comenzar a vivir mi vida.

—El fin… —susurra y agacha la mirada.

—El fin de nuestra historia —sentencio.

—¿Entonces te vas? —pregunta triste alzando la mirada para verme.

—Sí me voy —afirmo segura.



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En el texto hay: verano, amor, auryn

Editado: 04.07.2020

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