Emily despertó cuando el sol ya estaba alto. Su cuerpo se sentía deliciosa mente satisfecha y un tanto adolorida por el inagotable ejercicio amatorio de la noche pasada. No pudo evitar sonreír. Shay era una amante fabulosa. Le hizo el amor varias veces, en varias formas y en varios matices, siempre la había dejado satisfecha y jadeante. Cuando pensaba que no podía continuar, Shay la excitaba con su boca, manos y cuerpo y ella respondía de una manera apasionada. Al alba, después de que por fin quedaron saciadas, ella se había dormido en sus brazos con su cabeza, sobre su pecho y sus fuertes brazos la rodeándola.
Se movió saliendo de la somnolencia y se giró para buscar a Shay. Pero ya no estaba. Se había ido en algún momento y ella no lo había notado.
Emily se levantó de la cama y se dirigió al baño a tomar una ducha. ¿Qué significaría el que ella no despertara a su lado? En la maravillosa noche no hubo espacio para palabras, solo para besos, caricias y sensaciones. ¿Significaba eso que se arrepentía? Lo admitiría si hubiera sido una sola vez, como la tarde pasada en el bosque. Sin embargos, el hecho que Shay la buscara la noche anterior, la forma en que la había tomado y la pasión irrefrenable que había entre ella le decía algo diferente.
Después de vestirse decidió que lo mejor era hablar con Shay de una buena vez. Tenía que poner en claro todo lo que estaba pasado; su corazón y su paz dependía de ella.
Salió de su habitación y noto que la casa se sentía extrañamente vacío. Esa noche seria nochebuena y Marta se había ido a visitar a su familia, pero lo demás, ¿en dónde estaban? Después de bajar la escalera y buscar en la sala y en el comedor sin encontrar a nadie, se dirigió a la cocina. Escucho la voz de Lucy, pero justo ante de entrar escucho algo que la detuvo.
-No estoy de acuerdo con la que estás haciendo a la pobre Emily –dijo Lucy.
-Por favor, mamá… -dijo Shay.
-No quiero hacer parte de ese engaño –añadió Lucy con visible enfado en su voz.
Emily sintió que la sangre se le heló. Y de repente vio todo claro. Seducirla y abandonarla con el corazón destrozado era la venganza de Shay por lo que había hecho en el pasado.
-Quiero mucho a Emily y no quiero que sufra –continuo Lucy.
-Mama… quiero que me deje hacer las cosas a mi manera –insistió Shay.
-Emily es una joven muy sensible. ¿Te ha puesto a pensar en sus sentimientos?
Emily no quiso escuchar la respuesta que iba a dar Shay, así que se marchó sin hacer ruido para que no notaran que había estado allí. Corrió hacia su habitación y cuando llego se lanzó sobre la cama para dar rienda suelta a sus lágrimas.
No lo podía creer. Shay solo había querido vengarse de ella del modo más cruel posible: enamorándola para después romperle el corazón. Lo peor era que lo había logrado, ella misma se lo había dejado muy fácil. Si, ella se había enamorado de ella, más bien la amaba.
Es que no puede ser. En la forma en que me abrazo, me beso, me hizo el amor… son cosas que no se puede fingir, se dijo tratando de convencerse, pero sabía que no era cierto, sabía que para Shay solo había sido su forma de resarcirse, de hacer justicia. ¿Quién era ella para negarse el hecho de vengarse por el daño que le había causado? Shay tenía derecho de tomar represalias. Aunque no de una manera tan cruel, no al precio de su corazón.
Emily seguía llorando desconsolada. Nunca ante en su vida se había enamorado, y ahora que lo hacía le destrozaban el corazón. Fuiste una estúpida. ¿Cómo pensaste que esa mujer magnifica se va a fijar en ti, después de lo que le hiciste?, se regañó.
Los pensamientos de Emily fueron interrumpidos cuando alguien toco la puerta. Ella se secó rápidamente las lágrimas.
-¿Quién es? –pregunto la joven.
-Soy yo –dijo Shay.
-¡vete, no quiero verte! –dijo ella.
Pero Shay no obedeció y entro rápidamente.
-¿Qué te pasa? –pregunto preocupada llegando hasta ella que se alejó de Shay dándole la espalda.
-Quiero estar sola –dijo tratando de no dejar ver el dolor en su voz.
-Dime ¿Por qué? ¿Estás enfadada? ¿Qué te pasa, amor?
-Pasa… -comenzó ella tratando de sonar tranquila –pasa que me arrepentí de lo que sucedió a noche, que ahora veo que eso no significo nada para mí.
En un par de segundos, sintió que Shay la tomaba por los hombros para ponerla de cara a ella.
-Eso no puede ser verdad –dijo Shay con furia mirándola a los ojos –has estado llorando. ¿Por qué?
Ella se liberó y se alejó de Shay.
-Porque me arrepentí, ya te lo dije. Fue una estupidez permitirme que esto llegara tan lejos.
Hubo un corto silencio….