--hora de levantarse, dormilona –dijo suavemente Lucy despertando a Emily.
La mujer salió de poco a poco del sueño para ver a su madrastra junto a la cama con la bandeja del desayuno. Se incorporó y dejando que Lucy le pusiera la bandeja sobre la cama. Emily se restregó los ojos y vio en el reloj de su mesa de noche que eran casi las doce. Había pasado una noche de insomnio y solo se había quedado dormida a la madrugada cuando el cansancio por fin la había vencido.
-No te oí llegar anoche –dijo Lucy.
Emily se removió algo incomoda. Tomó la taza de café y bebió un sorbo.
-Llegué un poco tarde –dijo –no quise despertarlos.
-Ten cuidado –dijo la mujer con preocupación –hay muchos peligros en la calle.
Emily asintió sonriendo. Lucy se preocupa por ella de verdad.
Si ella supiera que sus intentos por reunirla con su hija había sido en balde… Shay no la había perdonado, jamás la perdonaría y eso no permitiría que volviera a ver a su madre. Sintió mucha tristeza pues quería que por primera vez en ocho años, Lucy tuviera una navidad feliz al lado de su hija.
Tenía que dejar de pensar en eso. Ya no había más nada que hacer, solo seguir con su vida como hasta hora.
-Esta mañana – continuó Lucy –te llamo una mujer dijo que se llamaba Marta y que la señora S.M. quiere que la llame en cuanto puedas.
Emily dejó la taza sobre la bandeja de manera abrupta. Recordó que Shay se había referido a la mujer que le había recibido en su casa con el nombre de Marta… S.M. solo podía ser Shay Medina. ¿Podría ser que…?
-¿Estas… segura que dijo eso? –preguntó ella ansiosa.
-Claro que sí. ¿De qué se trata? ¿Quién es esa mujer?
-Es… una nueva accionista… tengo que hablar con ella ahora mismo –dijo levantándose de la cama rápidamente, dejando la bandeja aun lado.
-¿Y tú desayuno?
-No tardaré –dijo Emily sacando su celular del bolso y marcando al celular de Shay.
-No deje que se te enfríe –dijo Lucy ante de salir de la habitación de Emily.
La joven asistió ante de marcar el número. No había pasado ni tres segundos, cuando el celular fue contestado.
-Shay Medina –dijo la voz que no había abandonado su cabeza en toda la noche.
-Hola… soy Emily –dijo ella temiendo que hubiese sido una equivocación, que ella le dijera que no la volverá a llamar más ante de colgarle.
-Estaba esperando tu llamada –dijo ella para alivio de la joven.
El corazón de Emily sintió alivio.
-Acabo de recibir el mensaje, me comunique en cuanto pude –dijo ella.
-Bien –dijo ella –creo que… te debo una disculpa por el modo en el que te hable anoche. Quiero que conversemos. ¿Podría venir a cenar hoy a mi casa?
-Si –dijo ella sin pensarlo dos veces, temía que si titubeaba ella podía arrepentirse - ¿a qué hora?
-Ok a las ochos estará bien.
-Perfecto, allí estaré –dijo ella.
Emily cortó la comunicación sintiendo que su corazón latía rápidamente. Era la emoción de volver a verla, de volver a escucharla… pero su objetivo era hacer que Shay visitara su casa en navidad para que Lucy fuera feliz de nuevo, no otro. Verla no tenía nada que ver con lo que sentía… lo que sentía debía desaparecer.
Aunque sabía que debía terminar de desayunar, no puedo, pues comenzó la difícil tarea de elegir que se pondría esa noche para ver a Shay.