Como siempre, estaba sentada bajo la sombra de ese hermoso y raro árbol, me encantaba estar bajo su sombra.
Con mi libro favorito de amor.
--Corre, corre, corre.....
Ahí estaba esa vos otra vez.
--Corre, corre, corre.....
--¿Por que debo correr?
--Corre.... Él te esta esperando, te quiere dañar, a él le gusta verte como te retuerces cuando te toca.
--No por favor, dile que pare, que no me dañe, ya no quiero que él haga conmigo lo que se le antoje.
Lagrimas salían sin parar de mis ojos sin poder evitarlo, no quería que me siguiera tratando y usando como su juguete personal y....... ¿Quien era esa voz? ¿Cómo sabía que venia tras mi?
--A él eso no le interesa.
Obedeceme y corre....... Es lo único que puedes hacer.
--¡No! Tiene que a ver otra forma.
Esto no puede ser todo.
--Para él si. Corre.....
Corri, le obedeci a esa voz que siempre estaba presente un momentos antes de que el llegara, así que corrí lo mas rápido que pude.
Corrí...... corrí...... y corrí....... No sabia con certeza hacía donde me estaba dirigiendo pero no quería que me volviera a pasar lo que siempre ocurria, no de nuevo estaba cansada, agotada, me caía y me levantaba lo mas aprisa que pudiera sin importarme que mi ropa se rasgara y las heridas que me hacia, solo podía pensar en que me tenia que salvar. Pero fue inútil, me atrapó. Me sujeto de los cabellos haciendome estrellar mi cabeza contra el suelo frío y duro, con su otra mano me aplastó la espalda, imnovelizandome.
--¿Adonde creías que ibas? Tu nunca vas a alejarte de mi, no mientras yo viva.
--Dejame por favor...... No.....No.....
No lo pude evitar más y me solté a llorar, me dolía lo que me hacia, pero mas que todo, era asco lo que mas me causaba.
Me voltio de un tirón haciendo que lo mirar de frente, mirar su rostro y su espantosa sonrisa burlándose de mi, lo intente patiar, rasguñe su rostro y le gritaba que me soltara, me pude liberar cuando pase mis uñas por sus ojos haciendo que estos le sangraran y me soltó. Me levante deprisa y volví a correr, no sabia seriamente a hacia donde corría, no sabia si hacia donde quiera que me dirigiera iba a estar a salvo, pero si no estaba él, lo iba a estar. Pude escuchar a lo lejos sus gritos, maldiciendome por lo que me había hecho y sus pisadas eran fuertes entre las hojas secas, eran tan fuertes que parecía que era un oso o una bestia lo que venia tras de mi, aun que pensándolo bien, si era una bestia asquerosa y repulsiva.
--Corre más rapido, los esta llamando.
--¡¿A quienes?!
No pude evitar gritarlo, aunque sabia a que se refería, cada vez que escapaba de él era peor......
Corrí.... Corrí.... y corrí......
Hasta que ya no pude mas y me caí, caí sobre hojas mojadas y secas, llore..... No lo podía evitar ya sabia lo que me pasaría y no seria nada bueno, no había nadie que pudiera ayudar. Pude escuchar sus pisadas, ya no eran dos, eran mas, eran seis.
--¡Ya la vi! --Grito uno de las bestias.
--Cogela, y amarrala bien esta vez, así no podrá escapar.
Mi cabeza estaba sangrando por el golpe que me había dado hace rato, tenia la vista nublada, no podía luchar ó seria peor. Siempre lo era.
--¡No por favor déjenme en paz!
Escuche sus grandes y escandalosas risas, se burlaban de mis gritos, de mi llanto.
--Está perra si es muy hermosa ¿No lo crees?
--Por su puesto que lo creo.
--Ahora niña vas a sentir el mayor placer de tu vida.
¿Placer? ¿Estas bestias están hablando enserio? No puedo hacer nada ellos son tres y yo solo soy una, estoy herida y adolorida, lo único en lo que puedo pensar es en que, ya no me torturen más y que terminen de una vez lo que van hacerme. Uno de las bestias sujeto mis manos hacia arriba, me ato con una soga y me golpeó la cara y luego paso su lengua por mi mejilla, susurrando en mi oído que seria él, el primero está vez.
Otro se me acerco y me abrió las piernas tanto que pensé que me las iba a romper.
--Vallá, ¿Mira lo que tenemos aquí? La perra se rompió la ropa para nosotros.
--Estás hablando demasiado, quiero follarmela antes que se muera, no quiero follar a un cadáver.
Con el último aliento que me quedaba, antes de que me desmallara les dije entre sollozos que me dejaran ir, que no le iba a contar a nadie de lo que pensaban hacerme y lo único que pude escuchar fueron sus risas otra vez, y lo ultimo que escuche fue la vos de el líder de las bestias.
--Tu nunca vas a alejarte de mi, no mientras yo viva.
Desperté sudada y asustada, me dolía la cabeza y la ultima frase que escuche se repetía como eco en mi mente,
(No Mientras Yo Viva) .
Seguía en el avión privado de Dam mi padrastro.
Ya que el era tan asquerosamente rico y controlador para dejarme viajar a mi sola.
Me sentía cansada de no poder dormir tranquila sin tener esas estúpidas pesadillas sin sentido, me siento una idiota a mi edad ya no tendría que tenerlas. Pero aun así me resulta imposible deshacerme de ellas, parecían que se me habían encarnado en lo mas profundo de mis entrañas y no tenian planiado dejarme descansar, aunque sea una sola noche. Parecía una maldición o un viejos hechizos que les hacían a las princesas y gente noble, de los viejos libros llenos de polvo que tanto me fascinaba leer, pero era ridículo, yo no era ninguna princesa, por que a mi parecer esas cosas de magia si existían.