SABINA
Después de aquel beso con Kaidan, no podía sacármelo de la cabeza, como tampoco la conversación que había tenido con Nicolas Lombrad. Él tenía razón en eso que no quería dejar de querer a Kai.
“Iba a volverme loca debido a los hombres”.-pensé cansada.
Todo era más fácil cuando mi vida no giraba alrededor de vengarme de Kaidan. Hoy era uno de esos días en los cuales mi madre se daba el tiempo para estar con nosotras y salir de compras por la ciudad. Ya nos habíamos divertido comprando nuevos vestuarios para el final de la temporada.
Nosotras éramos nuestras peores críticas, somos muy exigentes con la ropa, en nuestro caso debíamos ver qué diseños y cortes nos favorecían a mí y a mis hermanas para que nuestro cuerpo se viera en armonía con la silueta. Se gastaba más tela para nuestros vestidos, en el caso de mamá que era tan pequeña en estatura, debía hacer que la modista no la hiciera verse más enana o que cortara su figura.
Salíamos de la tienda para pasear un poco y como si fuera un acto del maldito que me perseguía, mientras caminamos por la acera nos encontramos con Kaidan viniendo hacia nosotras con una sonrisa en sus labios.
—Tía Aleza tan bella como siempre. Romina, Eliana, Sabina que hermosas se ven hoy. —halagó Kai sin dejar de mirarme.
—Y tú sigues igual de irritante McDonall—se burló Eliana.
—Siempre tan simpática Eliana —gruñó, sus ojos oscuros fueron sobre mi madre para saludarla por respeto —¿Tía podría puedo hablar con Sabina? Solo serán unos segundos.
—Claro tesoro. —mi madre accedió para luego ella y mis hermana se alejaran lo suficiente para que pudiéramos hablar pero sin dejar de mirarnos.
—Estas hermosa.
—Ya lo sé pero gracias. ¿Qué deseas Kaidan?
—Invitarte a dar un paseo conmigo.
—No quiero.
—Hoy no pienso aceptar ni una negativa más. Tendremos la cita así sea solo acompañarte hasta tu casa —“En serio debía admitir que me empezaba a parecer muy lindo que persistiera. Era momento de ser dura con él, ver que es lo que respondería”.
—¿Por qué no te rindes? ¿En serio seguirás persiguiéndome sabiendo que nunca volvería a quererte? —Kaidan me sonrió.
—¿Cómo estas tan segura de eso? ¿Qué tendría que hacer para conseguir que me des una oportunidad? Solo una última para no joderlo todo Sabina. —“se escuchaba sincero”.
—Kaidan lo único que me haría darte una oportunidad seria que te arrodillaras frente a mí ahora mismo, pidiéndome perdón. —sentencié con severidad.
—¿Estás loca? ¡No voy arrodillarme en medio de la calle! —exclamó.
—Sabía que no lo harías, como siempre solo me decepcionas. —espeté dispuesta a darme vuelta para regresar con mi madre y mis hermanas.
—¡Sabina! —Kai sostuvo mi mano, cuando se empezó arrodillar estaba tan sorprendida porque de verdad no creí que lo fuera hacer.
—¿Qué… pero que haces Kaidan?
—Lo que sea por tener una oportunidad contigo. —todo aquel que circulaba por la calle empezaron a detenerse para mirarnos, hasta mi madre y mi hermanas estaban estupefactas —Sabina Berfor te pido perdón por haber sido un imbécil, por haberme burlado de tus sentimientos. Soy un estúpido. Pondré mi mejilla para que me des el puñetazo que tanto quieres darme si con eso consigo que me perdones. Todos nos miraban pero no me importaban los demás, solo estaba sorprendida por lo que Kaidan hacía.
—¿Puedo golpearte entonces? —pregunté con una ceja levantada.
—Si tú quieres… ¡Ahs! —corté sus palabras con un puñetazo a su mejilla derecha.
—¡Eso es hermana mayor, me llenas de orgullo! —escuché que vitoreaba Eliana.
Al final si lo golpee y terminé escuchando las exclamaciones de horror de todas las personas que nos redondeaban. Kai se puso de pie mientras sobaba su mejilla que se estaba poniendo roja.
“él tiene suerte de que fuera un golpe muy suave de mi parte”.
—Buen golpe. —dijo Kaidan con una mueca.
—Tú dijiste que podía. Además te lo merecías, ahora levántate que ya dimos un buen espectáculo a todos, mañana seguro estará en los periódicos. —le ofrecí mi mano y él se levantó con una sonrisa.
—Golpeas más duro que un hombre.
—Padre nos da clases de boxeo dos veces a la semana. —nos acercamos a mi madre, quien no lucia para nada feliz.
—Sabina por favor, sé que él se me recia unos golpes pero podrías haberlo hecho en privado ¡no con todos viéndote! Ahora tu reptación será…
—Mamá sabes que mi reputación es lo menos importante, puedo vivir con ello. No todo los días tengo a Kaidan McDonall arrodillándose ante mí.
—Aun me duele la mejilla tía Aleza, tu hija ya se cobró muchas con ese golpe. —mi madre lo mire enternecida.
—Kai querido vamos a la casa a ponerte una pomada tu mejilla, está muy roja. —mis hermanas estaban sonriendo y haciendo burlas…
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KAIDAN
“Diablos sí que pega duro”.
Pero a pesar del dolor estaba feliz. Cómo no estar contento cuando la mujer que quería, me dejaría demostrarle cuanto la amaba.
—Entonces me debes una cita, Sabina. —le dije cuando estuvimos los dos en la sala de estar de su casa, mientras ella aplicaba una pomada en mi mejilla —Mi rostro fue agraviado por ti y me arrodillé en medio de toda una calle concurrida.
—Oh, pobre bebé que quiere una recompensa. —se burló mi pelirroja. —De acuerdo. Mañana pasearemos juntos, deberías pensar en ver como cubrir ese golpe.
—Si le das un beso podría curarse más rápido.
—Eso deberías pedírselo a tu madre, ella con gusto te lo da y te curará de inmediato.
—Ahora te encanta burlarte de mí. —espeté y ella se rio.
—Sí, me comienzas a parecer tan divertido y tierno Kai. —besó mi mejilla golpeada y sonreí con un bobo.
“Ella es preciosa”.
ROMINA
Mientras espiaba a los tortolos en la sala, mi hermana había aceptado y perdonado a Kaidan. Sé que espiarlos estaba mal pero los dos eran mejor que cualquier novela que haya leído, cuando Sabina aceptó la cita me alejé de ahí para que siguieran teniendo intimidad y fui hacia la habitación con Eliana.
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Editado: 02.04.2022