NICOLAS
Eliana Berfor tenía una personalidad y una forma de pensar que no le gustaría a la mayoría cuando la conocían por primera vez. A mí en lo personal a mí me resultaba interesante y divertida, comparada a las demás mujeres nobles con las que había hablado, tenía una visión más liberal y menos cohibida que la mayoría de las mujeres londinenses.
Había alquilado un pequeño estudio, en el cual me hospeda, mediano pero tenía muchas comodidades. En el momento que la invité a pasar y ella entró, lo primero que vio fueron mis pinturas.
—También le gusta pintar —comentó con una sonrisa al ver un cuadro sin terminar de la ciudad —Con razón congenia tan bien con Sabina.
—Su hermana pone mi vida en peligro cuando quiere darle celos a su prometido.
—Pobre bebe, asustado —se burló la pelirroja—¿Teme que el bobo de Kaidan lo aplaste? No pensé que fuera tan cobarde —dijo mientras su atención ahora estaba en el juego de ajedrez que dejé la mitad, movió a la reina blanca y ganó la partida. —Jaque…
—Le encanta ganar, ¿no es cierto?
—Lo encuentro muy estimulante. —sonreí.
—¿Alguna vez le han dicho que puede ser muy irritante lady Berfor?
—Cariño, de todas las cosas que han pensado o dicho de mí, “irritante” es lo más amable. —tomó asiento en mi sofá, parecía muy cómoda como si este fuera su hogar. Me senté en la silla, frente a ella.
—¿Por qué estaba molesta? —pregunté curioso.
—Porque soy una estúpida que debe dejar de meterse en donde nadie lo amerita. ¿Qué haría usted si sabe que una persona juega con los sentimientos de otra persona?
—Primero me preguntaría: ¿vale la pena intervenir? Intervendría solo si la persona involucrada es muy preciada para mí, —ella se quedó con una expresión pensativa, para luego suspirar.
—Ese es mi problema, no sé ni que es lo que siento.
—No pareces el tipo de mujer que se enamore con facilidad. —ella rio.
—¿Por qué lo dices?
—Tienes una personalidad demasiado fuerte, de no necesitar a alguien contigo para ser feliz. —empecé hablar. —Entonces el hombre por el cual te preocupas, debes estar muy enamorada de él.
—… —su expresión paso de sorprendía a cómica y luego a reírse.
—¿Dije algo gracioso?
—No, no lo hiciste pero igual lo encuentro divertido. Si de algo puedo estar segura es que no es amor lo que siento. No sé ni cómo debería sentirse estar enamorada.
—Es una sensación un poco indescriptible, pero en mi experiencia no quieres que algo malo le pase a esa persona, la aprecias y te enfurece cuando alguien la lastima…
—¿Se ha enamorado mucho Lombrad?
—Unas cuantas veces…
—Y en su experiencia, responda: ¿en serio vale la pena enamorarse?
—Muchísimo. Aunque al final te quede un recuerdo amargo de como terminó todo, los momentos dulces y apasionados también se quedan, eso es lo que más se aprecia al final.
—He tenido momentos apasionados pero no por eso estaba enamorada de esos hombres —dijo, mientras que yo tosí, incómodo. “De verdad que es la primera mujer que escucho hablar abiertamente sobre sus amantes y con tanta tranquilidad”. —¿Cuánto tiempo se quedara en la ciudad?
—Me iré dentro de dos semanas, se acerca el cumpleaños de mi madre y debo estar en París para celebrarlo.
—¿Y su amigo? ¿También se ira él?
—Franz se desea quedar más tiempo debido a su hermana. Está muy enamorado. —ella sonrió.
—Romina igual. Todas mis hermanas están enamoradas. Sabina de Kaidan, Romina de su amigo Franz.
—¿Y usted?
—Yo me amo a mí. —sonreí.
—¿Le gustaría jugar una partida de ajedrez?
—¡Me encantaría! Jamás desaprovecho la oportunidad de vencer a quien me rete. —levanté una ceja.
—Puede que sea esta vez usted quien pierda, he practicado mucho desde esa última vez en la fiesta.
—Entonces veamos que tanto ha mejorado, milord. —respondió con una sonrisa coqueta que dejaría encantado a cualquier hombre.
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SABINA
Regresé a mi residencia junto a Kaidan. Ambos en un carruaje, nadie podía vernos así que apoye mi cabeza en su hombro, mientras sonreí cuando él mi tomó mi mano. Hasta que el carruaje se detuvo.
—Sabina… —quise ser atrevida y le di un beso en los labios haciendo que mi corazón latiera de la emoción, cuando me correspondió supe lo que se sentía estar enamorada y por fin ser correspondida.
Nuestras bocas se separaron y al mirarlo él tenía una linda sonrisa en sus labios.
—Hasta luego, Kai. —dije dándole un último beso en la boca para después bajar del carruaje.
En el momento que entre en la casa me encontré con Eliana a punto de subir las escaleras.
—¿Y nuestros padres?
—La empleada me dijo que fueron a una fiesta en la casa de la tía Nayra y su marido. También acabo de llegar.
—¿Ya estas mejor hermana?
—Tú también lo notas todo, ¿no? Pero tienes razón, todo por problemas en los cuales no debí involucrarme desde un principio. La equivocada era yo.
—Es bueno que sepas admitir errores. ¿Y dónde estabas? —ella sonrió.
—Si supieras que me encontraba en compañía de Nicolas Lombrad, me entretuvo bastante, ahora entiendo porque te agrada tanto.
—Eliana, no juegues con Nicolas. —le dije con seriedad.
—Pero si él me entiende mejor que mucho de los hombres que he conocido en todos estos años. Es muy cómodo hablar con él, ¿porque lastimaría a tan agradable caballero? Y a todas estas ¿dónde está Romina?
—Debe estar por algún lado de la casa.
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FRANZ
Entramo al mi dormitorio sin dejar de besarnos.
—Debiste avisarme que vendrías —dije entre besos y ella sonrió.
—No hubiera sido una sorpresa. —me abrazó del cuello para profundizar el beso entre ambos.
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Editado: 02.04.2022