Aquí tienes la versión corregida de tu texto:
En el palacio, todo empezó a ser muy ajetreado desde que hace dos semanas mis padres me dejaron a cargo de la organización del baile. Desde el primer momento, traté de que todo fuera tan perfecto como para enorgullecer a mis padres y, sobre todo, demostrarles que soy muy capaz de hacer las cosas sin la necesidad de que el duque esté a mi lado.
Todo pasó muy rápido desde aquella noticia. Ya faltaba tan solo una semana para el baile de otoño, y me sentía de maravilla. Todos estaban ayudando con la organización del evento, cuya temática era el otoño. Este baile tenía como propósito honrar esta estación, y qué mejor manera de hacerlo que con una fiesta de máscaras. Sin embargo, estas no eran máscaras comunes y corrientes; cada una llevaba grabado algo representativo o importante para quien la usaba, reflejando su identidad sin ser juzgados por quiénes eran.
—Princesa, ¿qué tal va la decoración del salón? —me preguntó Mathew.
—Muy bien, Mathew, ya solo me falta la entrega de las calabazas para colocarlas en cada esquina como símbolo del otoño.
Vi a Mathew con cara de duda, como si quisiera decirme algo pero no lo creyera adecuado, así que lo animé a hablar, pues la curiosidad me estaba matando.
—Mathew, te conozco desde que era una niña, así que sé que quieres decirme algo y por alguna razón no lo haces. No quiero que te prives de ese derecho, así que dime lo que tengas que decir.
—Ay, princesa, perdone a este viejo. Es solo que no quisiera poner en duda su criterio. Sin embargo, le tengo mucho aprecio y por ello siento que debo decirle que, en algunas culturas y religiones, las calabazas representan un símbolo del mal. Por ello, debería replantear su decisión.
—Tranquilo, Mathew, estas no son como te las imaginas. En su interior llevan una vela, y en su exterior tienen grabada una palabra representativa de la población, como amor o esperanza.
—Princesa, se ve que pensó en todo, y eso es muy admirable —dijo con cara pensativa—. Sin embargo, ¿ya invitó a todos los dignatarios importantes, entre ellos a su futuro prometido, el duque?
—Sí, ya envié las invitaciones. Un día antes del baile llegarán con sus delegaciones, y una parte se hospedará en el hotel Pétalo Azul, mientras que la otra en el palacio. Por supuesto, mi prometido se hospedará en el hotel, ya que no considero apropiado que duerma en el mismo espacio que yo.
—Claro, princesa, pero también considero que sería una buena idea que se hospedara en el palacio para que se conozcan y se dé cuenta de que en él hay más de lo que aparenta.
—No, Mathew, no quiero ser insolente, pero él se hospedará en el hotel y no pienso cambiar de opinión. Y si piensas que compartiré mi primer baile con él, estás equivocado, porque eso no pasará ni en mis más oscuros sueños.
—Sí, su alteza, como desee. Si me disculpa, voy a ver a sus padres, con su permiso —dijo, retirándose con una inclinación.
Después de la conversación con mi mayordomo, quedé agotada. Si bien era cierto que no quería bailar con mi futuro prometido, también lo era el hecho de que tenía que bailar el primer baile con alguien. Como anfitriona, debía dar una sensación de seguridad, así que tendría que encontrar a alguien perfecto para ello, y lo más pronto posible...
Ring, ring. ¡Oh!, Luc me está llamando. Espero que no sea ninguna mala noticia.
—Hola, Luc, ¿cómo te encuentras? Espero que esta llamada no sea para cancelar tu participación en el baile.
—No, Arianne, claro que no. Nunca te haría eso, pero sí tiene que ver con el baile.
—¿Ahora qué pasó? —dije, enojada.
—Oye, Ari, sé que estás estresada, pero como tu mejor amigo, te digo que no seas tan negativa. No ocurre nada malo —dijo riendo—, o al menos nada que te afecte.
—Ya dime, Lucas Amroose, y deja de ser tan payaso.
—Ok, ok. Bueno, quiero ir al baile, Ari, de verdad, pero el problema es que, como futuro Lord, debo dar una buena impresión, y no lo conseguiré si llego solo al baile.
—Oye, Luc, ¿cómo que solo? ¿Qué pasó con Amy?
—¿Esa princesita? Ja, si supieras... —dijo con tono amargo—. Una noche llegué para sorprenderla después de un largo viaje y la encontré en la cama con otro. Creo que era un duque o algo así, y obvio no le iba a rogar después de su traición.
—Ay, lo siento mucho, Luc. Ahora somos dos que estamos solos, solo que, a diferencia de ti, yo no puedo faltar.
—Bueno, querida Ari, acabo de tener una idea muy alocada: ¿qué tal si vamos juntos al baile? Claro, será como amigos, pero al menos no estaremos solos. Y lo mejor es que podré restregarle en la cara a Amy que estaré con alguien mucho más bella y hermosa que ella. Lo digo como amigo, no lo malinterpretes ni pienses que te voy a usar —dijo, tartamudeando.
—Claro que no, tonto. Nunca lo pensaría, además me encantaría darle una lección a esa princesita mimada que se metió con mi persona favorita, junto con la de mi prometido bueno para nada.
—Entonces, Ari, ¿podría tener el honor de ser tu acompañante?
—Claro que sí, Milord —dije, siguiéndole la corriente.
—Bueno, entonces pasaré por ti a las 8:00 p.m.
—Lo esperaré con ansias.
Y así, todo se arregló. Mi mejor amigo y yo nos ayudaremos para lograr nuestro cometido. Espero que todo salga bien y no pase nada fuera de lo normal.
Sé que se estarán preguntando quién rayos es Lucas Amroose. Bueno, él es mi mejor amigo desde que teníamos 8 años. Nos conocimos en la Academia de Arte Real. Inicialmente, no nos llevábamos bien, pero después juntos fuimos escogidos para interpretar la icónica obra de Romeo y Julieta, siendo ambos los protagonistas. Comenzamos a ensayar en mi palacio o en su mansión, y poco a poco nos fuimos conociendo. Nos dimos cuenta de que éramos el uno para el otro. Además, nuestros padres eran amigos, así que cada tanto íbamos al hogar del otro. Desde ese día, siempre estuvimos apoyándonos mutuamente y dándonos consejos, incluso sabíamos cosas del otro que ni nuestros padres se podrían imaginar. Todo por ese vínculo tan grande y poderoso que nos unía. Además, Lucas es uno de los condes más codiciados de Londres. Es alto, de piel blanca, delgado pero musculoso, con ojos azules como el océano y cabello rubio. Su personalidad no se queda atrás, pues es bondadoso, amable, atento y caballeroso. En cambio, yo, aunque soy alta, no lo soy tanto como para igualar su estatura. Mis ojos contrastan con los de él, pues son verdes, casi azules. Mi piel es blanca, pero no tan suave como la de él. Soy delgada y mis curvas me hacen ver elegante y guapa. Mi cabello es castaño claro, ondulado en las puntas. Créanme cuando les digo que a veces incluso piensan que somos pareja, pues cuando salimos caminamos juntos y nuestra apariencia da de qué hablar. Y ahora que vamos a empezar con el plan, tengo emoción por lo que se avecina y estoy feliz de que nos ayudemos mutuamente con nuestros intereses. A simple vista, puede parecer que nos estamos usando y que tal vez no hagamos bien en hacerlo, pero mientras nos sintamos bien con la idea y no nos incomode, podemos seguir adelante. Además, no es como si fuéramos a aparentar ser novios o algo por el estilo. Simplemente vamos a bailar el primer baile y a hacernos compañía, lo cual no es lo mismo.