Lucia decidió irse, sabia que Manuela no cambiaría de opinión y sería imposible lograr un sí.
Vi como Lucia se alejaba y decidí regresar a casa, me había arruinado mi lectura tan ansiada, la continuaría después, al llegar me sorprendí un poco al ver un camión de mudanza parado al lado de mi casa. Una sonrisa se formó en mi rostro creo que me puse un poco contenta tendría vecinos nuevos solo esperaba que no fueran como los últimos vecinos porque sino seria un calvario y no estaba dispuesta a tener que soportar gente mal humarada y sobre todo mal educada.
Hubo algo que llamo mi atención y fue ese chico que se desmonto de una Ford Explorer, al ver su silueta me quede sin aliento, era un ángel caído del cielo, sus ojos me iluminaron y solo podía decir, ¡perfección!, ¡perfección!, ¡perfección! Fue amor a primera vista.
Me encontraba pérdida en mis imaginaciones cuando de repente recordé que tenia que hacer la cena antes de que mi madre llegara. Mi madre era una super heroína que estaba a mi lado en cualquier circunstancia y sin importar el momento, me sentía en deuda con ella.
Termine de hacer la cena y me dirigí a la habitación a descansar un poco hasta que mi madre regresara, mi cuerpo pedía relajación y fue imposible no quedarme dormida, pero no fue así por mucho tiempo, en un abrir y cerrar de ojos mi sueño se convirtió en una terrible pesadilla, en esos instantes mi madre llego y me despertó de ese horrible sueño. Fue un alivio realmente.
La abrase con tanta fuerza, que me pregunto ¿qué estaba soñando? solo respondí: fue algo muy feo, varias lagrimas se asomaron a mis mejillas sin poder contenerlas era una forma de sacar tanto dolor guardado. Pero no pude decir más nada, ese abrazo me daba paz.