Soy de las personas que esté bien o mal, siempre tendrá una sonrisa en su rostro, aunque ha habido tan solo cuatro personas a lo largo de mi vida que logran darse cuenta que tras esa gran sonrisa se esconde lo que realmente me sucede: Mi Madre, mi Padre, Samantha y Benjamín.
Hay personas que te conocen hasta tal punto que saben hasta cuando mientes, hasta cuando tu mejor sonrisa en realidad es una verdadera falsa, desde la muerte de mi padre que mi sonrisa nunca volvió a ser autentica, desde la muerte de mi padre que mi vida dio un giro de 180°, mi vida cambio, yo cambie y aquella Amy que todos conocían había desaparecido. El gran secreto que le había confesado a Noah Taylor se había hecho público, ahora todos mis cercanos sabían el dolor con cual cargaba y eso me dolía y me daba rabia, era algo que yo debía contar cuando me sintiera segura y no que se enteraran por producto de una mini borrachera de mi amigo.
Ha pasado un mes desde aquella noche llena de confesiones en la playa, un mes donde Noah ha intentado disculparse un sinfín de ocasiones, donde en una cena Familiar donde me vi obligada a ir su padre termino enterándose de lo que uno de sus gemelos había hecho y termino castigándolo y obligándolo a pedirme perdón, pero era algo que él venía haciendo desde el día siguiente del aquel suceso y pese a que sé que sus disculpas y su arrepentimiento eran verdaderos aun sentía rabia y dolor porque le había confesado algo y el no dudo ni un segundo en correr a contárselo a Ben y de paso a todos nuestros amigos allí presentes. Por otra parte, Jess se sentía tan culpable como su novio y había estado una semana entera pidiéndome perdón y trayéndome cosas que al final me entere de que eran de parte de Noah, con Jess no tenía ningún problema, no era culpa de ella lo sucedido, así que después de esa semana le hice entender que ella no tenía la culpa de nada, aunque hasta el día de hoy me habla de lo arrepentido que estaba Noah por lo sucedido y sé que es así porque su propio gemelo me cuenta de lo mal que se siente su hermano tras la metida de patas que se mandó, aunque no todo esa noche fue malo, porque después de la intensa conversación con Jaden nos acercamos como nunca antes lo habíamos hecho y puede ser debido al secreto que él me había confesado sobre su orientación sexual, con Jaden salíamos a tomar helado, caminar por la playa o simplemente estábamos en mi jardín conversando de la vida, sin duda tener a Jaden a mi lado era de gran ayuda.
-Amy llegaras tarde- grito mi madre desde la primera planta de la casa.
Agarre mi bolso y me lo cruce por el hombro, tome mi celular y lo guarde en mi bolsillo delantero del Jeans, hacía un calor insoportable, pero era parte de mi vestuario del trabajo, el señor Taylor me logro conseguir una entrevista en el Acuario del Pacifico, trabajaría martes y jueves allí como fotógrafa, tomándole fotos a los animales y a la vez haciéndome cargo de la red social del Acuario haciendo promoción con mis fotos, me gustaba el trabajo porque mezclaba dos cosas que amaba, los animales y la fotografía, y por otro lado , los fines de semana trabajaba en el muelle en el local de hamburguesas Pier Burger, Stan el dueño del local me conocía de pequeña y no dudo en contratarme cuando me presente ante el después de ver el cartel que se buscaba un empleado, digamos que me costó un poco acostumbrarme al trabajo, soy demasiado torpe y algo lenta al momento de hacer las ordenes , pero mi compañera Tatiana me ayudo bastante y se puede decir que ahora me manejo un poco mejor.
Hoy era jueves así que me tocaba pasar la tarde en el Acuario sacando fotos, sacaba alrededor de ciento cincuenta fotos las cuales editaba algunas y terminaba subiendo cinco, y otras las subía a un blog que tenía donde subía fotos y escribía ciertas cosas, no era mucho lo que me pagan, pero entre el sueldo del Acuario y el del Pier me alcanzaba lo suficiente para tener mis cosas y no pedirle dinero a mamá.
Los pingüinos eran animalitos hermosos y caminaban gracioso, pero a la vez tierno, adoraba fotografiarlos, era como si posaban ante mí, agarré mi cámara y comencé a tomar fotos como loca, por el lente vi que a lo lejos estaba Ben interactuando con los pingüinos, por un momento olvidé que él era entrenador y era muy bueno, llevaba varios días observando su trabajo y me impresionaba la facilidad que tenia de acercarse a ellos y como ellos tan dóciles jugueteaban con él, aun con la cámara en mis manos di un leve Click y tome una fotografía de ese momento, sonreí levemente, las cosas con Ben no habían cambiado mucho, pese a que esa noche logre darme cuenta que ambos teníamos versiones muy distintas dichas por Samantha, el al parecer no lo noto o simplemente lo dejo pasar, pero no hemos vuelto a dirigirnos la palabra desde entonces, dos semanas después de lo sucedido Samantha llego y Ben iba un par de veces a la semana a visitarla, no es que los espiara, ella es mi vecina y desde mi ventana podía ver todo, okey puede ser que si espiaba un poco porque quería saber si él hablaba con ella sobre el tema, pero nada, ninguna discusión, solo abrazos y besos que terminaban dañándome, al parecer él le creía más a ella que a mí, pero no soy quien para juzgarlo.
Terminando mi jornada laboral en el acuario tome el autobús que me llevaría hasta Santa Mónica y como siempre me bajaba antes de mi destino y caminaba hasta llegar al cementerio donde me quedaba parada allí mirando la entrada por largos minutos, sin embargo, nunca lograba entrar, un nudo se formó en mi garganta y una lagrima cayo por mi mejilla, pronto seria mi cumpleaños número veintitrés para ser exactos en dos días más, y llevaba en california un poco más de un mes y aún era incapaz de entrar al cementerio a ver a mi padre, desde su entierro que nunca más volví a pisar el cementerio porque tenía los recuerdos tan vivos aun que es como si hubiera sido ayer. Intentaba entrar cada semana, pero nunca lograba hacerlo. Retiré las lágrimas con mi mano y di media vuelta retirándome del lugar, una vez más mi cobardía había ganado.