Un beso eterno

6) El sabor de sus besos

          

 

 

                          Jenell Becher 

 

 

a noche cuando llegue a casa, mi madre y hermanos ya estaban durmiendo así que comí algo rápido y después me fui acostar y cuando apoye la cabeza en la almohada me quede mirando el techo pensando en el beso que el medio, fue suave pero al mismo tiempo fue fuerte, con desesperación. 

 

Y ahora estoy en mi habitación en si ir o no ir, total hoy no trabajo ya que es domingo, pero le prometí a Richell que la acompañaría a ella y su madre ir de compras, no puedo romper mi promesa, así que me levanto de mi cama y salgo de mi habitación, si ya estaba cambiada.

baje las escaleras y fui directo a la cocina.

 

—Buenos días mami—le di un beso en la mejilla a mi madre y a los niños le di un beso en la frente. 

 

Me senté y mi madre me servio en desayuno. 

 

—por qué estás tan callada hija—pregunta mirándome, suspire negando con la cabeza.

 

—no es nada mamá, son cosas mías—ella asintió sin preguntar nada más.

 

— ya me tengo que ir mamá, nos vemos luego— le di un beso en  la frente agarre mis cosas y salí de la cocina.

 

— Pero hija donde vas, hoy es domingo no trabajas— dijo saliendo de la cocina acercándose a mi.

 

— si lo sé madre, pero quede que ir de compras con una amiga— mire la hora en mi celular— joder se me hacer tarde, madre nos vemos luego ¡Adiós te amo!— salí de casa casi corriendo Antes que me regañara por decir palabrotas.

 

me puse mis auriculares y le di play a mi canción favorita, me acomode bien mi mochila y empecé a caminar a pasa rápido a la casa de Richell, o mejor dicho a la casa de su herman que por cierto es mi jefe.

 

no sé si voy a tener el valor de mirarlo a los ojos después del beso Que nos dimos, quizás para el sea un simple beso, uno del montón pero para mi no fue un simple beso, no quiero hacerme ilusiones con el, por que aunque lo conozco hace poco, puedo ver que no es un hombre de tener una relación íntima, hasta me atrevo a decir que no es un hombre de una sola mujer, quizás esa un mujeriego, pero eso a mi no me tiene que importar ya que no pienso tener nada más que una relación de empleada a jefe. 

 

sin darme cuarenta ya había llegado, suspire y me arme de valor y golpeé la puerta dando tres golpes, solo espero que él no esté, por favor Dios que el no esté.

 

espero un rato y a los segundo la puerta se abrió dejándome ver al hombre que está todo el tiempo en mi mente, mierda que suerte la mía. 

 

— Buenas tarde señor Meller, se encuentra su hermana— dije intentado que mi voz no salga nerviosa por que vaya que lo  estaba. 

 

— Todavía no llego, pasa--dijo haciendoce a un lado para dejarme pasar— quieres algo de tomar— dijo sin dejar de mirarme y eso me pone  mas nerviosa de lo que ya estoy. 

 

— No gracias estoy bien así— le dije sin mirarlo.

 

me senté y ninguno de los dos dijo nada, estaba bastante incómoda con su penetrante mirada puesta en mi, así que sin decir nada me levante y fui a la cocina, deja mi mochila en la mesada, saque mi celular y auriculares y me puse música.

 

agarre las cosas de limpieza y subí las escaleras y entre a su habitación, sabía que él estaba en el marco de la puerta pero hice como si no estuviera y me concentre en limpiar toda su habitación y la verdad no estaba tan sucia como él había dicho. Se podría decir que estaba más limpia que la mía.

 

agarre las cosas de limpiar una  ves que termine de limpiar me di la vuelta dispuesta a salir pero si cuerpo me lo impidio, lo mire lo más seria posible, y el me sonrió  haciendoce a un lado, salí bajando las escaleras con el pisándome los talones, guarde todo en su lugar y cuando estaba por salir de la cocina sentí una manos en mi cintura y después sentí unos labios  sobre los míos. 

 

— ¡hermanito ya llegamos!— me separe de él de inmediato y me alegue lo más legos posible. 

 

—estoy en la cocina— dijo con una sonrisa en sus labios sin dejar de mirarme.

 

seguramente estoy echa un tomate por la vergüenza que tengo en estos momentos. 

 

—te ves aún más hermosa sonrojada—dijo me di la vuelta dandole la espalda.

 

—hola hermano, oh hola Jenell—me di la vuelta y Richelle me dio un abrazo—como estás ? —dijo.

 

— estoy bien, gracias—ella me miro y luego a su hermano y este le sonrió. 

 

— bien, lista para irnos— a sentí agarrando mi bolso y me lo colgué  en mi hombro—bien andando— ella salió de la casa y luego salió su madre y cuando estaba por salir yo sentí como alguien me agarró de la cintura. 

 

— Me encanta cuando me besas— dijo el muy idiota en mi oído.

 

— De que hablas yo no te e besado—le dije quitando sus manos de mi cuerpo, me di la vuelta mirando con enojo. 

 

— ya, pero tampoco te has negado a que te bese— respire profundo para no darle una buena cachetada bien dada en su delicado rostro.

 

no le respondí y salí de la casa cerrando la puerta detrás de mi, maldito  idiota, me molesta que tenga razón, no sé por qué soy tan tonta y caigo tan fácil a sus encantos.

 

— todo bien Jenell—me subi a la parte de atrás ya que la señora camila mamá de Richelle está sentada a delante.

 

— Si es solo que tú hermano es un idiota y la verdad no sé si voy a poder aguantar seguir trabajando para el— suspire y la señora Camila me miro con una sonrisa calidad. 




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