Mí corazón dejó de latir un momento y luego volvió a a vida, porque tu me dices tranquilizate mi amor.
Yo no podía creerlo me estabas llamando: Mí Amor.
Mí
Amor
No quería sentir felicidad ante eso que me has dicho, pero... ¿como no sentirla? ¿como no sentirme dichosa?
Jalaste mi mano y choque contra tu pecho. Me mirarte con tanta ternura y posaste un beso en mi frente y así nos quedamos abrazados por minutos que fue el tiempo más eterno y corto para mí.
No quería que dejaras de abrazarme.
No quería que me solteras nunca jamás.
En tus brazos me sentí en paz, segura e infinitamente feliz, no había una palabra exacta para describir todo lo que me hiciste sentir.
Sentía que podía volar de tanta felicidad.
Cuando el ascensor se comenzó a mover, no sabía que pasaría, pero el ascensor sonó y tu de mi te alejaste.
Mí corazón se aceleró por la anticipación a lo que podría pasar o lo que presentia que pasaría, nuestras familias estaban afuera esperando preocupadas, pues al parecer nuestro pequeño momento duro horas y ellos se dieron cuenta de que algo no iba bien. Así que se informaron y se dieron cuenta de que nosotros estábamos en el elevador.
Ese pequeño espacio, en ese lugar donde por primera vez sabía que mi corazón salto tanto fue por amor.
Salimos y abrazándose a nuestros familiares y como nuestras familias son amigas nos saludamos con mucho cariño.
Yo intuia que lo del ascensor nunca debió pasar -Él ya me hizo esto una vez- pensé. Él ya me había rechazado, cuando éramos adolescentes lloré mucho por ese desplante. Pero claro, nunca deje que nadie lo supiera, porque sentía vergüenza, además, mis padres son muy sobre protectores conmigo.
Y si en aquel momento no se enteraron de como me dolió tú indiferencia, pues ahora menos y mucho menos derramare una lágrima más por ti, haré de cuenta que lo del ascensor nunca pasó.
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Editado: 17.02.2021