Alguien viene hacia mi, puedo sentirlo, mi cuerpo lo siente. El toque de su mano en mi hombro hace que de un saltito, los nervios no me dejan girarme, el me habla y mi corazón explota. Tiene una voz encantadora.
Logro girarme y casi me desmayo al ver esa sonrisa, diosss. ¿Cómo puede tener una sonrisa tan linda?. Siento como si estuviera mirando a la luna y sus ojos fueran dos estrellas hermosas, las más lindas de toda la galaxia.
No reaccionó, estoy perpleja, ninguno de mis órganos o partes de mi cuerpo responden, la gravedad no hace lo suyo.
El me dice que soy linda y que quisiera salir un día de estos conmigo. ¿Linda yo? ¿Estoy soñando, verdad? Osea, no estoy tan fea pero… ¿El me dijo linda y me invitó a salir?
Con todas mis emociones indicando que están a punto de salir muevo la cabeza diciendo que si. El se va y en mi cabeza solo resuena su voz, su masculina y tranquilizadora voz.
Que te inviten a salir se siente como si fueras a descubrir otro mundo, es salir de tu rutina y que alguien te muestre otras cosas que te podrían gustar.