Hola, estos días les he contado historias un poco tristes, por lo que les quiero contar una que me acordé hace poco, de un amor hermoso, porque me quedaré en el feliz para siempre de estas personas, un final digno de una película de romance de antes.
Volví a verte después de tanto tiempo como si fuera el destino. Tu mirada se cruzó con la mía mientras caminábamos por la calle. Sonreíste y sonreí. Ya habían pasado más de cinco años desde que no te veía y te veías tan bien. El estar lejos te había caído de maravilla.
Hola —dijiste en ese momento y no supe si era una señal del destino o que simplemente todavía no terminaba de llegar la primavera, pero nevó un rato, sonreí como saludo, charlamos un rato, fuimos por un café y un chocolate caliente y luego nos fuimos cada uno por su camino, pero me pasaste tu número. Hace tanto que no te veía, pero mi corazón se sintió tan cálido cuando volví a verte que no dejaría volver a perder la oportunidad.
Comenzamos a charlar mucho más, ya prácticamente a diario. Eso estaba emocionando a mi corazón. Me preguntaste si tenía pareja; dije que no, tú respondiste igual y no sé por qué nos sonrojamos en ese momento los dos o si solo fue una ilusión de mi cabeza, pero no pude evitar verte demás porque tu cabello negro me resultaba fascinante y ojos brillantes. ¿Cuál galaxia en su interior hacía que quisiera verlos por tanto tiempo? Ya la primavera estaba dando lugar al verano caluroso.
Cuando me dejaste en casa esa calurosa noche de verano te lo iba a decir, pero me dio un poco de miedo, por lo que solo me despedí, pero tú me tomaste la mano y no sabía si sentías como mi corazón latía cuando tenías esos pequeños gestos, pero comenzaste a decir las palabras más hermosas que había escuchado. —Estos días he tenido algunos pensamientos que quiero decirte, pero no sé cómo decirte ayuda —reíste un poco bajando la cabeza—… Creo que nunca pensé en decirte esto, pero mientras estaba sin poder dormir en la madrugada me prometí decirte lo que sentía, no importa cuál sea tu respuesta.
Estaba sin palabras; estaba congelada mientras mi corazón se estaba quemando de felicidad de la más pura que pueda existir en el mundo por pensar en lo que me ibas a decir. — Tú, una persona que siempre florece. Tú, una persona que es una luz en la oscuridad, no me arrepentiré, porque todo mi amor, incluso si tiene un final, todo mi amor, eres el único y solo tú la persona que me ayudó a escapar. Todas las veces que estuviste fueron como un milagro; son tan preciosas. — Son las palabras que mi cabeza quería soltar, pero no escaparon de mi boca en ningún momento.
—Sentía como caminaba solo en un mundo sin un lugar en donde apoyarme. Estaba por estar triste, pero reí al pensar en ti y estuve convencido de que volvería a encontrarte. Incluso me resentía por dejarte, pero ya no podía hacer mucho. Al final no pude dejarte ir porque eres la única, así que tontamente vine por ti a decirte que te amo. Eres la única y solo tú la persona que se convirtió en todo en mi vida de manera deslumbrante.
—Quiero decirte que no importa si tu tristeza ya se fue o se queda mil años más; yo estaré aquí contigo para darte apoyo, porque eres todo lo que siempre esperé y no me rendiré contigo, así pienses que mi amor no es lo que se esperaba, porque más nunca necesitarás sentirte sola. Estaré yo a tu lado cuando la primera nevada comience y estaré hasta el final porque no quiero ser el primer amor de alguien; quiero ser tu último amor porque esto será para la eternidad. No sabemos qué sucederá más tarde, por lo que no me quedaré un minuto más sin decirlo. Quiero salir contigo, ¿puedo salir contigo?
Sí —no sabía donde esconder mi felicidad por lo que solo le abrace muy fuerte con una sonrisa. Me abrazo igual y beso mi mejilla y, como si todas las estrellas se hubieran puesto de acuerdo, esa noche cayeron meteoritos cerca de donde estábamos sellando nuestro beso de la manera más mágica que pudo existir y luego de eso la vida se volvió mucho más dulce y hermosa.
Esa noche estuvimos juntos en casa como si no nos pudiéramos separar del otro. Tus manos en mi cintura, las mías en tus mejillas, hasta que morfeo ganó, y la charla paró hasta la mañana siguiente donde nos tuvimos que despedir con cuidado el uno del otro…
Lo llevabas todo a un paso tan lento para que me sintiera segura que tomar tu mano se había vuelto lo más seguro del mundo.
La primera vez que nuestros cuerpos se volvieron uno fue en Navidad. Nos habíamos ido a algún lugar de Londres, tus labios sobre los míos, tu calor bajo el mío y nuestras manos sobre la piel contraria, para que nunca se pudiera separar. Fue como una danza magistral de conocer cada punto, cada centímetro de piel, para tener un mapa en nuestras mentes del otro con un te amo en nuestros labios… Todo fue maravillosamente.
Hasta luego tengan una gran noche su querida Rox Darcy.
#3051 en Otros
#158 en No ficción
#829 en Relatos cortos
amor dolor pasión, auto desprecio auto descubrimiento, soledad depresión suicidio
Editado: 16.09.2024