Un Corazón Distinto

C A P I T U L O 4

Me siento en la cama y es tan suave, me dan ganas de acostarme... solo tantito.

El rey te matará

Solo unos segunditos...

Va a salir y te encontrará acostada en su cama. Es el rey, no es cualquier persona, Paulette.

Pero tengo sueño.

Ve a tu cama, tienes cama, deja la cama del rey en paz, suficiente es que te hayas sentado.

No me hará nada...

¡Oh, claro que no! Solo te va a mirar cuando salga del baño y te va a decir "¿Cómoda?, ¿Quieres que te traiga algo para que tomes?, ¿Té?"  ¡O tal vez algo más obvio! "¿Quieres más almohodas?, dime y yo te lo traigo"  Y te dará una amable sonrisa.

Estaría bien un té, no he tomado té hace tiempo...

¡Solo llevas tres días sin tomar té! ¡Paulette, reacciona!.

—¡Levantese ahora mismo!

Siento como mi sangre a dejado de pasar por mi cerebo y mis manos comienzan a sudarme en cuestión de segundo. No puedo moverme y me siento tan apenada y amenazada que pienso si hago un movimiento aunque sea ligero el rey me gritará o me matará, cualquiera de las dos.

—He dicho que se levante... -ciero mis ojos con  fuersa, él está atrás de mi-. ¡Ahora!

Me levanto de un brinco y al girarme observo todo el cuerpo del rey, pero eso no es lo importante lo que importa es que tenga mi corazón en un ritmo estable y no lo estoy consiguiendo.

—¿Qué se cree usted? -avanza a mi con su rostro molesto-. ¿Piensa qué tiene derecho de venir a mis aposentos y sentarse en mi cama? -suelta con autoridad-. ¡Soy su rey y a sobre pasado mis límites!

—Yo solo... -murmuro pero el rey no me deja hablar.

—¡No me importa! ¡Largo!

—Pero vine....

—¡Usted no es de mi agrado! ¡Vayase!

¿Y eso a mi qué me importa si soy de su agrado o no? Me va a oir.

—¡No vine a bendecir sus ojos rancios solo vine a pedir que usted me cambiara de habitación! Pues sus concubinas son serpientes sin barreras y hablan demasiado y no me dejan domir. ¡Si no quiere que le cause problemas o que venga hasta acá, cambieme de cuarto!

El rey se acerca más a mi con zancadas que una vez cerca su respiración es tan fuerte que choca con mi rostro, sus ojos estan rojos e inchados, sus labios también, su pelo desordenado y su nariz roja. Estaba llorando.

—Largo -susurra.

—No hasta que me asigne un cuarto propio...

—Vayase

—Le he dicho que no...

—¡SOLO QUIERO ESTAR SOLO! ¡YA NO QUIERO MÁS PROBLEMAS CON NADIE NI MUCHO MENOS CON USTED! ¡YA NO ME QUIERO SENTIR ASÍ! ¡NECESITO DESAHOGARME Y ESTE NO ES UN BUEN MOMENTO DE DISCUTIR CON USTED! ¡LARGO!

Todo lo a sacado y si me preguntas como me siento te diré que no me siento mal, solo se desahogo, sacó todo lo que tenía guardado en su mente.

—Felicidades -rompo el silencio-. A sacado la mitad de su estrés. 

—Guarde... silencio -cierra los ojos y con sus dedos comienza a masajear su sien.

—Hay veces en que nuestros propios pensamientos nos artuden tanto, nuestras inseguridades nos hunden y la pregunta de "¿qué pasa si...?" nos estresa y nos límita. Tal vez sé como se siente y aunque yo o alguien que usted aprecie mucho no lo ayudará, usted mismo se tiene que cuidar y otra persona que lo amé de verdad solo le guiará a donde estan sus heridas más no podrá sanarlas... 

El rey no habla y solo escucho su respiración agitada.

—Es importante sacar las cosas que tenemos en nuestras mentes y lo que eh aprendido es que si me brotan las dudas siempre haré tener las respuesta para ese momento. Uno mismo se tiene que cuidar de si mismo, alteza. Desahoguese... -me acerco un poco a él pues se alejó-. Pero de verdad y no en los cuerpos de las mujeres, usted debe sanar no lastimarse y si sigue haciendo lo mismo le está poniendo limón a su herida...

—¿Usted lo a hecho? Hablo literalmente  -lo que dice me saca de mi inspiración.

—Solo...una vez. ¡Estaba chica y me dio curiosidad!

El rey comienza reir, está sonriendo . ¡Lo he hecho reir! El rey gira y me observa mientras su sonrisa se va desapareciendo hasta que habla.

—Yo también hice lo mismo...

¡QUE!

—Había escuchado una conversación con mis padres y mi madre decía eso... "le estas poniendo limón a la herida" -él sonríe melancolíco hasta que garraspea-. Tendrá su cuarto. ¿Otra cosa?

¿Desde cuándo se comporta amable conmigo?

—No, alteza -balbuceo.

—Bien...

Sé que significa eso, quiere que me valla. Asiento un tanto incómoda, me acerco a la puerta, tomo la manija y antes de cerrar el rey habla.

—Gracias por lo que me a dicho, lo tendré en cuenta. Cierre la puerta -me agradece calmado.

No digo nada y cierro la puerta con mi ceño fruncido... ¿Le dolió lo que le dije?, ¿Si me hará caso?.

Camino por los pasillos pensando en la escena que estuve con el rey eso fue... muy novelero pero tal vez sé lo que siente... las inseguridades o tal vez nuestros propios pensamientos hacen ruido y llega el momento en que ya no callan hasta que nosotros mismos nos abrumamos y nos estresamos, luego sigue nuestros problemas y sumandole las inseguridades que nos hacen creer las personas, nuestra mente colapsa y es lo que a pasado con el rey. Llegará un momento en que todo va explotar de él pero alguien debe de estar con él para cuando llegue ese momento, pero no un cualquiera, alguien que de verdad lo amé para sostenerlo, cuidarlo y limpiarlo mientras se esté recuperando y no hablo literalmente.

Un guardia se hacerca por mi espalda y yo solo lo observo por el rabillo del ojo.

—Señorita, Petit... sigame -volteo y comienzo a seguirlo.

Más adelante una puerta de color azul cielo con unos rectangulares pero parados de cremita y con diseños dorados está en frente de mi, muy lindo.

—Señorita, su aposento que usted a pedido -el guardia se acerca a la manija, la gira y lo que hay adentro para mi es excelente.

—Muchas gracias...

El guardia asiente retirandose y yo me adentro a mi cuarto tan precioso ante mis ojos y detrás de mi voy cerrando la puerta. Avanzo y es demasiado grande para una persona pero no me quejo. La cama está en medio con su ropa de un color veige, encima un cobertor del mismo tono pero un poco fuerte pero lleva diseños de color cafe, tiene su propia casita de color rojo, las cortinas son del mismo tono y los cajones de un color verde fuerte. Camino y me adentro al baño, mis ojos son hipnotizados en segundos pues el techo es del mismo color de los cajones con una bañera de vidrio y con diseños verdes un poco más fuertes que está al lado de un ventanal mediano pero no deja todo a la vista, el lava manos es de porcelana bañado de un color verde menta bajo.



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En el texto hay: rey, victoriana, concubina

Editado: 19.04.2024

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