Un edificio sobrenatural

Capítulo 21

   Román se encontraba en el apartamento de Adrián Camejo. Ellos eran amigos desde que éste se mudo allí hace 4 años.

—Estuve pensando en lo que le sucede a Leonardo -comenta Adrián con tristeza en su mirada- Es posible que su propio padre le hubiera mandando a poner ese sello de restricción. A veces tu familia te oculta cosas para protegerte.

—¿Lo dices también por ti?

—Me puse a pensar en mi pasado. Yo no soy un ángel puro, soy un híbrido. Tuve un shock al enterarme de que era mitad ángel, que mi padre era humano y mi madre un ángel.

 

 Román quedó sorprendido. Adrián le había comentado que era un ángel y que se enteró al cumplir la mayoría de edad, pero nunca que era un híbrido.

 

—Me imagino que Leonardo también quedó sorprendido cuando se enteró de que era un brujo -dice Adrián recordando su pasado.

—Bastante, y más aún cuando vio a Edgar convertido en licantropo antes de enterarse de todo.

 

 Román le cuenta todo lo que sucedió el día en que Leonardo se supo que era un brujo. Ambos se rieron de la situación.

 

—Edgar siempre creando conflictos -se sonríe Adrián- Mis padres adoptivos son humanos y. me contaron la verdad cuando cumplí 18 años y el sello que impedia que descubrieran que era mitad ángel se venció.  Mi padre fue asesinado y mi madre fue llevada y no se sabe lo que le hicieron.

—¿Y Alain tiene algo que ver con todo eso? -le pregunta Román. Este estaba enterado que Adrián buscaba a un ángel con ese nombre y sentía que estaba relacionado con su pasado.

—Sólo sé que su nombre es Alain, un ángel que tenía la tarea de matarme y no lo hizo. Tuvo compasión por mí que era tan sólo un bebé.

 

  Era la primera vez que él contaba su pasado a alguien, pero algo le inspiraba a desahogarse con Román, su mejor amigo.

 

—Él me colocó el sello y me entregó a mis padres adoptivos -continuó Adrián- Quiero conocerlo y agradecerle,  pero también preguntarle por mi mamá. Puede que no sepa nada, pero puede que sí. Necesita saber que le sucedió.

—Existe una pequeña esperanza de que siga viva.

—Tengo esperanza que pueda llegar a conocerla.

—¿No tienes ninguna pista? -pregunta Román asombrado. Todo lo que le decía Adrián le parecía impresionante.

—Nada. Sabes que normalmente usan nombres falsos cuando están en la tierra. Sólo se que su cabello es índigo y sus ojos azul con verde, así los describieron mis padres adoptivos, que siempre serán mis padres. Él se presentó en su casa. Mis padres no podían tener hijos y  se los entregó e hizo pasar legalmente como hijos de ellos.

—Es más difícil ya que no sabes exactamente como es su rostro. Puedes encontrar a varios ángeles con la misma descripción.

 

  Su decisión ya estaba tomada. Buscaría a Alain y lo encontraría donde quiera que esté. El problema principal es que él debe estar con otro nombre o existe la posibilidad de que ni estuviera en la tierra sino en el cielo.  Pero Adrián no perdía la esperanza, sentía que lo encontraría algún día.

—Lo que no entiendo es ¿por qué un ángel te mataría? -pregunta Román. No veía la razón por la que un ángel asesinaría a un bebé.

—El problema es que está prohibido que un ángel o demonio poderoso conciba un hijo con un humano. Es una ley entre el mundo espiritual desde hace algunos años.

—Ya me confundí.

—Yahvé y Satanás tienen un acuerdo de paz -le respondió Adrián muy serio- Una de las leyes es que no se pueden mezclar con humanos. También tienen que mantenerse ocultos para que ningún humano sepa de su existencia.

—Los ángeles y demonios conviven entre los humanos sin ellos percatarse de nada -comenta Román.

—Han existido muchos casos sobre híbridos o mestizos de demonios o ángeles con humanos y eso le han dado un poder que han usado para sus ambiciones, creando caos.

 

  Román observaba fijamente a Adrián.

—Satanás y Yahvé se cansaron de la guerra que ha durado milenios -continua Adrián- Decidieron compartir la tierra sin intervenir directamente sobre los humanos,  sino ocuparse con su trabajo en el más allá.

—¿Su trabajo en el más allá? -pregunta Román. Él conocía algo sobre el tema,  pero no con tantos detalles.

—Yahvé se encarga del cielo o paraíso, allí descansan las almas y reencarnaran si así lo desean. Satanás se encarga del infierno y castigar a las personas que fueron juzgadas. Estarán en el infierno eternamente o cierto período de tiempo. Depende de sus pecados.

—Nunca imaginé algo así -contesta Román asimilando todo lo escuchado.

—Existe un mundo muy extenso que los humanos no conocen. Yo estuve años investigando.

—¿No piensas que peligroso que cuentes eso?

—Eres mi amigo. Sé que no me traicionarás y es muy difícil reconocer a un híbrido -responde Adrián con una sonrisa. Confiaba en Román.




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