Un edificio sobrenatural

Capítulo 26

   Alex se detuvo frente a la mesa donde Karina se encontraba todavía inconsciente.

 

—Mi petición a los seres celestiales de la lejana dimensión, que influyan en mí su poderosa magia de sanación. Esté cuerpo que tengo presente, debe sanar para su vida salvar inmediatamente. 

 

  Alrededor de Karina bailaban unas luces de colores.

—Entren en ella y curen sus heridas. Salvénla del más allá y que continúe acá. Benditos seres celestiales de la lejana dimensión escuchen mi más humilde petición.

  La luces entraron en el cuerpo de Karina y ella brillaba.

 

 Leonardo estaba preocupado, pero tenía fe de que Alex la salvara.

 

 Las heridas se iban cerrando poco a poco y la sangre se desvanecia. Las luces desaparecieron. Sólo le quedaron heridas superficiales.

 

 Sus ojos se abrieron, con rapidez y ella se levantó viendo a su alrededor acordándose de la pelea en la que estaba involucrada. Vio a Patrick, Alex y a Leonardo que lloraba. Él se le acercó y la abrazó. 

—Pensé que moririás, pensé que te perdería. No te quiero perder.

—Estoy viva, gracias a ti.

 

  Le vendaron las heridas y Leonardo la ayudó a sentarse en el sillón. Sentía dolor en todo el cuerpo, pero ya no estaba en peligro de muerte. Quedó dormida recostada de él.

—Ahora nos puede contar lo que sucedió -dice Alex con interés.

 

  Él le contó con detalles todo lo que sucedió. Desde la llamada del compañero  del gremio, el encuentro, el ataque y el regreso al edificio.

 

—¿Rompiste el sello Ciero por ti mismo? No lo puedo creer. Es un sello muy poderoso -se asombra Patrick. Nunca había escuchado que alguien lo haya roto por sus propios medios.

—No lo sé, al ver a Karina siendo derrotada y totalmente herida, quería ayudar y sentí algo brotando en mi interior -contesta Leonardo. No sabía como lo hizo, pero se alegra haberlo hecho.

—Cuando el sello se rompió la magia salió con fuerza.

—Pero ¿cómo se teletransportaron si nunca habías usado magia? -pregunta Maribel confundida.

—¿Qué crees que he estado haciendo todo este tiempo? -pregunta Leonardo ofendido- Aprendí las técnicas en teoría ya que no tenía magia para practicarla, pero poseo mucho conocimiento sobre eso.

 


                                          ***

 Karina se despierta. Se encontraba en su habitación en el apartamento de Leonardo.

 

  Se sentía agotada. Recordó lo que sucedió, fue traicionada por un compañero, Leonardo y ella fueron atacados, ella quedó gravemente herida y Leonardo pudo usar su magia para transportarse y hasta allí posee conciencia, sólo un vago recuerdo de Leonardo llorando.

 

  Luego de eso Karina se durmió y no recuerda más nada. Se movió y sintió un dolor. Notó su cuerpo vendado, aunque sus heridas eran menos graves 《Debieron curarme》 pensó Karina.

 

   Leonardo entra en la habitación y se alegra al verla despierta. Estuvo dormida por 6 horas sin despertar. Alex le comentó que el hechizo de sanación causa un agotamiento extremo, que se recupera con dormir por largas horas.

 

—¿Cómo te sientes? -le pregunta él con una dulzura en los ojos. No ha podido dormir nada preocupado por su salud.

—Adolorida, pero no tanto como debía estar.

—Alex es especialista en sanación. Curó tus graves heridas casi por completo.

 

  Leonardo se sentó en la cama para estar cerca de ella.

 

—Debería agradecerle después -dice Karina bajando la mirada. Esos ojos tan dulces que le daba él, le hacía sentir cosas muy extrañas y ella ya sabía que era 《Amor》

—Te quería preguntar algo. Cuándo termine todo esto ¿Te irás? -le pregunta Leonardo incómodo.

—Ya no tendría nada que hacer aquí.

—Yo... no quiero que te vayas -dice Leonardo con valentía. No podía permitir que ella se fuera y no poder volverla a ver más.

—¿Por qué?

—¿Por qué? Es que... no sé si deba decirte esto... pero... tu...

—¿Yo qué? Termina de hablar. Me desesperas -Karina estaba nerviosa, pero al mismo tiempo quería escuchar la razón por la que él no quisiera que se fuera.

—¿Así te pones cuando alguien se te está declarando? Debes tener paciencia. No es fácil para mí.

—¿Te estás declarando?

—Oh... sí -se dio de cuenta que lo dijo sin notarlo.

—¿Yo te gusto? ¿Aunque sea una licantropo?

—Eso no tiene nada de malo. El problema es que tú tienes que encontrar pareja de tu misma raza -dice él bajando la voz en cada palabra.




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