Un edificio sobrenatural

Capítulo 34

   Patrick no dijo más nada, pero sospechaba de Alex. Él no podía saber lo que le sucedía a Leonardo en ese instante, a menos que él fuera el que colocó la maldición 《No, eso no le conviene a él. Además sería estúpido que lo venga a ayudar》 La otra opción era que lo mantuviera vigilado.

 

 Alex se encontraba haciendo su hechizo de purificación a Leonardo que estaba recostado sobre la cama.

 

—Naim -Patrick se comunicó con él por telepatía.

—Diga, amo.

—Quiero que registres el apartamento de Leonardo a ver si encuentras algo que nos esté vigilando.

—Enseguida.

 

 Naim disimuladamente comenzó a recorrer el apartamento, observando cada rincón.

 

  Los demás estaban preocupados.

 

—¿Quién le haría una maldición? -preguntó Román.

—Es obvio que fue el líder del clan Asha. Ya debe saber sobre Leonardo -responde Karina.

—Pero si quiere lo que sea que guardaba Eugenio ¿por qué lo mataría?

—No creo que lo quiera matar todavía. Lo quiere hacer sufrir, quizás para sacarle información -comenta Patrick preocupado. Esto no era algo que esperaba.

—Una maldición como esa no es fácil de curar -dice Maribel.

—Leonardo está en peligro de muerte. Si no se le detiene a tiempo morirá.

—Si muere a Armando no le servirá de nada -contesta Edgar.

—Por eso lo encontrará antes de que pase -le responde Patrick.

—¿Cómo planea encontrarlo?  -pregunta Karina también preocupada.

—Debe estar usando la maldición para rastrearlo. Para hacer una maldición necesita algo de su ADN, saliva, cabello, sangre, piel. Algo de su cuerpo.

—Armando nunca ha tenido contacto con él -dice Román.

—El día que nos encontramos con mi compañero del gremio. Es posible que allí hayan tomado algo de él -contesta Karina recordando el día en que casi pierde la vida.

—Armando está detrás de él. Esto se va a poner más peligroso desde ahora -comenta Edgar muy serio.

—Pero ¿Leo se salvará?

—Sólo nos queda esperar a que Alex se haga cargo -responde Maribel confiada.

 

  Naim salta en medio de la sala con un lindo muñeco en la boca (quien había perdido su conjuro de invisibilidad)

 

—¿Y esto qué es? -pregunta Patrick recogiendo el muñeco que se encontraba asustado.

 

  Maribel se puso pálida. Naim consiguió el muñeco de vigilancia que se encontraba allí.

 

—Me parece que es tuyo, Maribel.

—¿Nos vigilabas? -pregunta Karina exaltada y molesta.

—Por eso supieron tan rápido lo que le sucedía a Leonardo -dice Román serio.

—No era para nada malo, lo juro -se excusa Maribel sin saber como responder.

—¿Hay más muñecos en los demás apartamentos? -pregunta Edgar furioso. Le parecía una falta de respeto a la intimidad, colocar vigilancia en los apartamentos.

—No, sólo en este.

—Querían saber sobre lo que ocultaba Eugenio ¿Para qué? -insiste Patrick con una dura mirada. Igual a la que tenía cuando Leonardo, Román y Edgar fueron a pedir que entrenara a Leonardo.

—Yo no... -a Maribel se le salían las lágrimas. Todos se encontraban molestos con ella.

—Yo se lo ordené. Se los explicaré más tarde cuando termine la primera purificación de Leonardo -dice en voz alta Alex desde la habitación.

—Espero tengas una buena excusa para esto -responde Patrick con dureza.

 

 


***
 

  Alex terminó la primera purificación de Leonardo. Tendría que hacer tres secciones para eliminar por completo esa poderosa maldición.

 

   Estaba agotado, pero debía explicarle a los demás. Lo miraban muy serios. Maribel se encontraba sentada en una silla, en un rincón alejada de todos.

 

—¿Y bien? Espero tu buena explicación. Eso de vigilar dentro de los apartamentos no es muy ético que digamos -dice Patrick con cara de pocos amigos.

—¿También vigilabas la habitación? -preguntó Karina sonrojada.

—Los ayudantes de Maribel sólo informaban de asuntos relevantes, fuera de la vida íntima y se quedaba en la sala -responde Alex con calma.

—Y eso es muy sospechoso -comenta Román.

—¿Hay más muñecos vigilando?  -pregunta Edgar.

—No, sólo cuando es necesario. En las salones y pasillos están las cámaras de seguridad -contesta Alex.

—Todavía no explicas nada y estoy perdiendo la paciencia, Alex -el tono de Patrick daba miedo. Hace mucho que no lo veían con esa expresión.




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