—Tú eres el que quería apoderarse de mis demonios. Demasiado ambición para un simple humano ¿Sabes por cuantos siglos he buscando este libro?
Satanás extendió el libro cerca del rostro de Armando que continuaba atemorizado de rodillas.
—Naberius. ¡Tómalo! -lanzó el libro hacia atrás.
El demonio de cabello vinotinto, el líder de la legión 24, el Marqués Naberius donde pertenecían Naharis y Asahi.
—Sí, mi señor -tomó el libro con su mano izquierda.
Satanás colocó su mano sobre la cabeza de Armando.
—Por... favor -suplicaba este. Nunca imaginó que en su busqueda por el libro de Obsidiana aparecería el propio señor del infierno.
—Ustedes los humanos son sólo seres ambiciosos, que hacen cualquier cosa para conseguirlos. Aumentan sus pecados y piensan que arrepintiendose al final todo será perdonado. El del perdón es Yahvé, yo soy el que se encarga del castigo. Te veré en el infierno.
Apretó su cabeza destrozando su cráneo y con su otra mano cortó su cuello como si fuera un afilado cuchillo. Todos los presentes quedaron aterrados, tenían miedo que les haría a ellos. Satanás los miró a todos.
—¿Qué harás con el libro? -sorprendentemete Leonardo habló. Aún con el terror que sentía no podía dejar la misión que le dejó su tío Eugenio.
—¿Cómo se te ocurre hablarle con tan poco respeto a mi señor? -replica Naberius furioso.
—No importa, Naberius ¿Para qué quieres saberlo? -preguntó Satanás con interés.
—Ese libro no debe caer en manos de nadie que planee utilizarlo -responde Leonardo. Intentaba mostrar valor, no quería verse débil en su presencia.
—Opinamos lo mismo. Me lo llevaré al infierno y estará donde nadie lo pueda obtener de nuevo.
—Me alegro escuchar eso -Leonardo se sentía aliviado. A pesar de que las cosas no salieron como se planeó.
—Eres un chico valiente al poder hablarme a mí -Satanás mostró una sonrisa simpática y se alejó.
Satanás salió de la cueva. Naberius se acercó a Leonardo.
—Asahi y Naharis me contaron que estuviste protegiendo la llave y que gracias a ti pudimos conseguir el libro.
Leonardo volteó y observó a Naharis y a Asahi. Ella lo saludó con la mano.
—He sido felicitado por mi señor por haber conseguido el libro de Obsidiana. Eso es todo un orgullo para un demonio que el mismo Satanás te recompence -sacó de su bolsillo un anillo- Un pequeño regalo de mi parte.
Leonardo lo tomó sin decir nada. Naberius caminó y desapareció como hizo Satanás.
—Leo ¿Están bien? -le preguntó Naharis a Leonardo después que Naberius se fue.
—No lo sé.
—¿Qué fue lo que sucedió? -pregunta Patrick sin entender como y por qué Satanás se encontraba allí.
—Nuestro señor Satanás vino a llevarse ese despreciable libro -respondió Asahi.
—¿Qué hicieron? -pregunta Karina exaltada. Todo lo que acababa de suceder le parecía tan poco creíble.
—Lamentamos haberlos asustados -responde Asahi inclinando su cabeza a modo de disculpa.
—Teníamos que dejar que Armando obtuviera el libro -dice Naharis.
—Le informamos todo a nuestro Marqués Naberius y él se lo comunicó a nuestro señor Satanás.
—Por su culpa se rompió el sello. Tuvimos horas tratando de reforzarlo -reclama Leonardo molesto. Todo el esfuerzo que hicieron Patrick y él fue para nada.
—El plan era obtener el libro, así que el sello debía romperse -le contesta Asahi.
—¿Por qué no nos dijeron nada?
—Hay planes que mientras menos sepan, mejor -Naharis le guiñó el ojo derecho.
—Nosotros le contamos nuestros planes -replica Katrina también molesta.
—Así lo quiso nuestro Marqués Naberius -dice Asahi con calma.
—¿Él es su líder? -pregunta Patrick.
—Nuestro Marqués Naberius, líder de la legión 24 -responde Naharis orgullosa de pertenecer a esa legión.
—¿Este anillo? ¿Qué es? -pregunta Leonardo confundido. No entendía la razón por la que Naberius le dio un anillo.
—Es todo un honor recibir un regalo de un líder de legión -lo felicita Naharis con alegría.
—Podrás invocar a un pequeño diablo que será tu sirviente -comenta Asahi.
—¿Un diablo sirviente? -Leonardo seguía sin entender.
—Son muy obedientes. Te será útil.
—Deberían regresar y descansar -le aconseja Naharis.
Los subordinados del clan Asha habían desaparecido sin darse de cuenta, al igual que el cadáver de Armando. Era obvio que se lo habían llevado consigo.
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Editado: 21.04.2022