Un edificio sobrenatural

EPÍLOGO

*** 


  El celular de Karina suena cuando Leonardo y ella se dirigían al salón de fiestas del edificio. Era un mensaje de Kassandra —¡Oh! ¡Que emoción!

—¿Por qué tan sorprendida?
—Mi prima Kassandra se va a casa con su novio.

—Felicidades a ella -responde Leonardo.

—Es que, hay un problema. Su novio es un humano común y no tiene ni idea de que ella sea un licantropo -dice Karina con una expresión seria. A pesar de sus consejos Kassandra no pudo contarle la verdad.

—¿No debió decirle antes?

—Ella lo ama y tiene miedo que él se asuste.

—Pero en algún momento se dará de cuenta -comenta Leonardo.

 

  Siguieron caminando hasta el salón donde se encontraron con los demás quienes comían y bebían.

 

—¿No has probado el anillo? -le pregunta Patrick con sumo interés. Nunca en su vida había escuchado sobre esa clase de anillos demoníacos.

—Es que no se que sucederá - responde Leonardo con miedo. No estaba seguro de cual era la verdadera razón por la que Naberius se lo regaló, aunque se dice que fue de agradecimiento.

—Un anillo de un líder de una legión de demonios. Debe ser poderoso -comenta Bruno con demasiada emoción. Le fascinaba trabajar allí. Sus días eran diferentes, con historias sorprendentes.

—Sólo vas a invocar a un diablo -le dice Edgar como si no fuera nada extraño.

—¡Inténtalo! -insiste Maribel.

—¡Vamos! -exclama Luzmila.

—Queremos ver -dice Adrián animándolo.

—Ustedes ven todo como un espectáculo -reclama Leonardo. Todo lo que se refiere a su magia se resumió en eso para ellos.

 

  Leonardo estiró el brazo, se concentró y dijo la palabra "Alcantrio". El anillo se ilumina y en el piso salió un pequeño pentagrama, de donde apareció un pequeño diablo rojo oscuro, con pequeños cuernos y una cola.

 

—¿Hola?

—Amo -se inclina ante Leonardo con mucho respeto.

—Nunca había visto uno -se asombra Alex detallándolo.

  Azur se coloca de frente al diablito con autoridad —Para que quede claro yo soy Azur, el familia de Leonardo y tú eres ahora nuestro sirviente.

—Yo sólo obedezco al amo, no a sus otros sirvientes -responde éste sin siquiera inmutarse.

—No soy un sirviente, soy un familiar. Es muy distinto -se enfureció.

—Azur está celoso -inteviene Naim con malicia. Estaba en su forma de zorro en el suelo junto a Beilla de tigresa.

—Eso es falso.

—Tiene miedo que le quiten su puesto -también inquiere Beilla.

—¡Ya callénse! -se enoja Azur quien si estaba celoso, pero no lo iba a aceptar.

—Dejen la pelea ¿Tienes un nombre? -se agacha Leonardo para observarlos mejor.

—Me llamo Alcantrio -responde levantando su pecho con orgullo.

—Bienvenido Alcantrio. Yo soy Leonardo, tu nuevo amo.

 

  Le extiende la mano y se la estrechan en modo de saludo.

 

—Estoy a sus órdenes, puede invocarme cada vez que necesite de mi ayuda y yo con gusto vendré -le informa Alcantrio a Leonardo.

—Eso sería de mucha ayuda, gracias, aunque no creo que termine en otra situación como antes.

—Nunca se sabe lo que sucederá en el futuro -comenta Alex.

—Eso no puede suceder seguido -replica Leonardo entrecerrando los ojos.

—Desde que llegaste pusiste emoción al lugar -dice Maribel con Alegría- Y Katia por fin se dio a conocer.

 

  Katia en forma de cobaya estaba sobre sus piernas y puso sus patitas en su rostro a modo de vergüenza.

 

—Eso fue demasiada emoción para Leo -dice Karina con una sonrisa.

—Ahora si parecemos vecinos de verdad, aunque faltan muchos otros inquilinos que jamás vinieron -comenta Maribel desanimada.

—Yo digo que con nosotros es suficiente -dice Gregory quien acariciaba a Boxer.

—Aunque falta Román -dice Edgar.

—Está en una cita con su novia Carol -responde Maribel al instante.

—A veces me da miedo cuando sabes demasiadas cosas personales de nosotros.

—¿Y Naharis y Asahi? -pregunta Adrián.

—De ellos no sé, tienen a desaparecer y aparecer. Es muy difícil seguirle el rastro -contesta Maribel- Y Konogi dijo que iba a cazar.

—Esas palabras viniendo de un súcubo da miedo.

 

 

***


  Román conducía su auto y a su lado, en el asiento del copiloto se encontraba sentada su novia Carol. Iban a almorzar a un restaurante muy popular en ese momento. Llevaban días planeando esa salida, pero por motivos de trabajo no habían podido ponerse de acuerdo.




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